Llevo un tiempo dándole vueltas a cómo hacer una promesa que encontró su destino la primera vez que te dije “te quiero”…
Hoy podría prometerte una vida cimentada sobre los sentimientos que me han traído hasta aquí, mañanas idealizadas y noches de abrazos interminables entre sonrisas que se deshacen en besos pero… creo que tengo que ser sincera.
Hoy te entrego cuanto soy, en todas mis versiones y puedo asegurarte que habrá alguna que aún desconozcas… quiero regalarte mis sueños, mis anhelos y mis ilusiones, que entiendas que el miedo forma parte de cada paso que doy contigo, que sé que no será perfecto, pero puedo prometerte que pelearé porque siempre sea “nuestro” y es que, hoy es la realidad de que a veces la vida da muchas vueltas antes de darte aquello que mereces, que la gratuidad es algo inexistente cuando hay sentimientos que necesitan ser alimentados a diario.
Habrá mil piedras en el camino que empezamos juntos pero, no me preocupan las consecuencias si somos capaces de superarlas juntos… quisiera prometerte tantas cosas, que me cuesta encontrar las palabras porque no las he usado nunca antes y ni la mejor elocuencia puede dar alas a un corazón que dejo de pertenecerme con la primera de tus sonrisas.
Tal vez nunca sea la mujer que soñaste pero te prometo que seré siempre la que yo soñé y esa será siempre mi prueba de amor más grande…
Te conozco porque me he reído contigo, pero sobretodo porque te he dejado ver mi dolor y aún así, nunca has dejado de mirarme de frente… seré todas las promesas que entran en las ocho letras del “te quiero” que te despertará cada mañana y en cada tropiezo que demos aprenderemos que nuestro cielo será más grande, si batimos juntos nuestras propias alas te amo ...