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Mini Historias ( Se trata de escribir una historia real o inventada, de creación propia y no supere las 50 líneas de texto

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19/04/2020 11:23
Yo muero por María Dolores.

Todo comenzó aquel día en el que en la oficina me pidió prestado un bolígrafo. Entonces, en el espejuelo para corregir su miopía, vi mi vida pasar unido a ella.
Para mí su belleza no tiene parangón. De gustibus non est disputandum...

Cuando llega la noche me abrazo fuerte a la almohada. El tacto con esa tela antigua de algodón me calma la pesadumbre de no estar junto a tí. ¡Qué desazón!

María Dolores
María Dolores

Pero mi amor no es correspondido...
En el velador tengo aquella foto que nos hicimos, ahí, entre el niño Jesús y el pastillero, cerquita de mi cara para que seas lo último que vea antes de dormirme.

Mi mayor anhelo sería tener una familia numerosa con ella. Estoy seguro de que seríamos la familia perfecta. Hijos guapos e inteligentes, como nosotros.
Estoy seguro que incluso llegarían a ser ministros.

JL.
19/04/2020 09:59
Os aburriríais...
Ya puse alguna hace algunos años...
El emperador romano Justin I, 450-527. Flavius Iustinus Augusto ...

De como un porcatero llegó a emperador

Corría el año de nuestro Señor de 518 y, en la gran capital imperial de Constantinopla, el anciano emperador Anastasio llevaba casi 30 años gobernando, con una razonable prudencia y sabiduría.

A sus mas de 80 años de edad, Anastasio nunca tuvo un hijo varón que le pudiera suceder. De manera que la desesperación crecía en su afán por encontrar un hombre digno que pudiera relevarle en el mando una vez llegada la hora.

Anastasio tenía su guardia personal de palacio, dirigida por un hombre enérgico, capaz, y reconocido como una persona íntegra y valerosa, el comandante Justino.

Justino, un simple porcatero provinciano en su juventud y que fue analfabeto hasta el fin de sus dias, emigró a Constantinopla (junto a su jóven sobrino, el futuro emperador Justiniano) en busca de fortuna y, gracias a su capacidad y desempeño, logró subir en el escalafón hasta convertirse en el jefe del cuerpo militar mas prestigioso de la capital bizantina.

Pero, Anastasio, aunque carecía de un hijo que le pudiera suceder, sí que tenía tres sobrinos. Y los invitó a cenar a palacio con la secreta intención de nombrar heredero del imperio al que considerara mas apto.

Durante el banquete, el emperador y sus sobrinos, charlaron amigablemente sobre cantidad de temas y cuestiones distintas relacionadas con el ámbito imperial. Mientras, Anastasio trataba de concentrarse y fijarse en todas y cada una de las respuestas que le daban, intentando dilucidar cual de sus tres jóvenes posibles herederos sería el que iba a escoger.

Pasadas unas horas, Anastasio estaba agotado, incapaz de decidirse.

Fue entonces cuando se le ocurrió una idea. Ordenó a los sirvientes de palacio que prepararan tres habitaciones, una para cada uno de sus sobrinos, y el emperador mismo escondió, bajo la almohada de una de las camas, un papel con una sola palabra escrita: IMPERIUM. Decidido a que, quien escogiera dormir en esa cama y encontrara ese documento, sería su sucesor por designio divino.

Anastasio ordenó retirarse a todo el mundo, y todos se fueron a dormir a sus habitaciones.

Llegada la mañana, el viejo emperador se despertó y corrió ansiosamente a la habitación donde había ocultado el papel escrito, esperando poder abrazar y felicitar a su heredero. Mas, cuando llegó, descubrió la habitación vacía, la cama sin deshacer, y el documento intacto.

Perplejo, Anastasio fue a las otras dos habitaciones y, en una de ellas, descubrió a dos de sus sobrinos que habían dormido juntos en el mismo lecho pues, súbitamente, el emperador se dió cuenta de que les unía algo mas que el afecto familiar...

Entristecido y apesadumbrado, pues veía que su vida se acababa y seguía sin haber un elegido, Anastasio regresó al primer lecho a recoger el escrito mientras, de repente, se le ocurrió una nueva idea. Que, fuera quien fuera, el primero que entrara a la habitación donde el había colocado la onerosa palabra, sería su sucesor al trono imperial.

Y, justo tras tomar esta resolución, fue cuando alguien entró en la habitación:

El comandante Justino había llegado para pedir el santo y seña del día al emperador...

FIN

Curiosidad: Mil años después de Justino, un nuevo porcatero llegaría a ser emperador... Francisco Pizarro conquistó el Perú, y se convirtió en mandatario del Imperio Inca...
19/04/2020 02:13

MI PODER ( autora: Briganta )

Hace ya algún tiempo que dentro de mi se ha establecido una guerra privada y silenciosa, de esas que se lidian cuerpo a cuerpo, enfrentando a dos contrincantes que no están dispuestos a perder territorio ni a entregarse al enemigo. Es una contienda íntima y devastadora.

Yo sabía que mi forzada menopausia como consecuencia de la quimioterapia me pasaría factura. Me preparé para ir asumiendo los cambios externos de mi aspecto físico, para cuando el espejo me devuelve esa imagen que se parece poco a la que reflejaba no hace mucho. Me preparé para adaptarme a esa nueva corriente que se estaba instalando en mi ser. Como una ilusa di por hecho que soy capaz de controlar mis cambios y me equivoqué del todo.

Con lo que yo no contaba es que ese control se establece desde una máquina perfecta y dictatorial, la que da las órdenes, la que establece prioridades, esa que marca pautas de organización y de conducta, la que pulsa el botón de alerta, la que somete o eleva, la que tranquiliza o enerva, la que nos indica cuando hay que reír, llorar o dormir.

Si, me he equivocado porque en ese campo de batalla que es mi cuerpo, el colonizador es mi cerebro. Ese que se ha levantado en armas, el que no acata imposiciones hormonales, el que sigue sintiéndose el amo y señor de este pequeño feudo de 1,60 metros y escasos 56 kilos, que viene rigiendo desde hace cinco décadas, y al que en otra hora, ha mantenido en un estado de normal equilibrio. Mi cerebro se ha levantado en armas, ha creado un ejército de neuronas agresivas que están llevando a la debacle mi serenidad y mis reacciones físicas. Se ha convertido en un emperador implacable que lanza sus hordas con furia contra los demás elementos de este territorio en el que él es el único rey y desde su atalaya domina.

La bajas de la contienda se van registrando diariamente y las víctimas son estos seres adorables y maravillosos que extra muros, observan como mi carácter muda de camisa varias veces al día.

Se que el dictador ganará la batalla, conozco su fuerza y cuando haya conseguido dominar la resistencia de esas otras emociones insurgentes que le presentan cara les obligará a firmar la paz, y será entonces cuando yo volveré a recuperar la calma y esa serenidad perdida.

Cuando mi batalla termine volveré a ser la misma.

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