José María Sánchez-Verdú (n. Algeciras,1968) es un compositor y director de orquesta español. Es autor de numerosas obras escénico-musicales que han sido programadas en la Staatsoper de Berlín, la Deutsche Oper de Berlín, Festival Ultraschall Berlin, Bienal de Múnich, Teatro de Lucerna, Teatro Real de Madrid, Teatro de la Zarzuela, Teatro de Stuttgart…
Sus obras en general están abiertas al uso del espacio arquitectónico, las instalaciones, la luz y la electrónica en proyectos interdisciplinares que han ganado una especial relevancia en los últimos años. Sus últimos proyectos en este sentido han sido "Libro de las estancias", y "ATLAS -Islas de utopía", proyecto para tres espacios arquitectónicos superpuestos estrenado en Hannover en 2013.
30 de octubre de 2017, la serie Cine y Música de la OCNE se estrenó con el legendario filme expresionista y música en directo del compositor español Sánchez-Verdú, con rotundo éxito.
HHhH, Laurent Binet, Seix Barral, 2011.
Laurent Binet propuso en su primera obra una magnífica vuelta de tuerca al concepto clásico de novela histórica.
Porque no es solo que el autor nos hable, en tiempo real, de la génesis de su obra o que los personajes históricos cobren auténtica vida ante nosotros, sino que además Binet es capaz de comentar y corregir un error cometido páginas atrás o confesar que acabó comprándose el libro cuya adquisición había desechado capítulos antes, o explicar cómo, tras varios intentos por modificar una frase, acabó dejándola intacta, dotando así a la obra de un carácter de relato oral en la que el propio autor se transforma en protagonista.
El tema central es el atentado, organizado desde Inglaterra y llevado a cabo en Praga por dos paracaidistas de la Resistencia checoslovaca, contra Reinhard Heydrich, en aquel momento Protector de Bohemia-Moravia, responsable de los servicios secretos de la Alemania nazi, incluyendo el servicio de espionaje (SD), la policía política (Gestapo) y la policía criminal (Kripo), creador de los Einsatzgruppen, tropas de las SS encargadas de masacrar a la población en las zonas ocupadas, y artífice, junto a Adolph Eichmann, de la Solución Final. En otras palabras, “el hombre más peligroso del III Reich”.
¿Novela de no ficción? ¿Ensayo? ¿Biografía? ¿Reportaje periodístico? ¿Ejercicio de metaliteratura? Está claro que ésta no es una novela cualquiera. No es un ejercicio de literatura al uso, sino un texto sorprendente y atractivo, que busca la exactitud y el rigor y que nos hace reflexionar en torno a la Historia, la escritura, la originalidad y, en última instancia, la propia Literatura.
The Black Rider: The Casting of the Magic Bullets, es una colaboración teatral entre Tom Waits, el director Robert Wilson y el guionista William S. Burroughs. El proyecto se basó en la ópera alemana llamada El cazador furtivo, al que Waits contribuyó con la música, fuertemente influida por los trabajos de Bertolt Brecht y Kurt Weill.
Wilhelm, un empleado de archivo, se enamora de la hija de un cazador. Para casarse, Wilhelm debe demostrar su valía como cazador y obtener la aprobación de su padre, pero, como "un hombre de pluma y tinta", su disparo es pésimo y sus esperanzas de matrimonio empeoran. Eso es hasta que el diablo Pegleg le ofrece balas mágicas, que le garantizarán el acierto al disparar. Sin embargo, Pegleg estipula que una de las balas estará bajo su control.
Tonto, ingenuo y lleno de esperanzas desesperadas, Wilhelm acepta el pacto faustiano. En el día de la boda de Wilhelm, la bala del diablo mata a su enamorada, tras lo que el desafortunado se vuelve loco y acaba uniéndose al Carnaval del Diablo junto al resto de ilustres víctimas de la astucia del demonio.
The Black Rider consta de 12 escenas creadas por Robert Wilson, 12 canciones compuestas por Tom Waits, 12 textos escritos por Burroughs y el trabajo de 12 actores del Thalia Theater de Hamburgo.
"Ésta es una obra exagerada, llena de humor y colores", cuenta Wilson, que ha convertido al diablo -el jinete negro- en un personaje gracioso y a sus víctimas en personajes ridículos. "La obra tiene que ver con muchas cosas pero quizá sea el expresionismo alemán lo más evidente", añade el director, que niega la influencia del cine en su trabajo aunque para éste haya recurrido a la filmografía alemana de los años veinte.
La historia se basa en un cuento popular alemán llamado Der Freischütz, que anteriormente se había convertido en una ópera de Carl Maria von Weber. Se estrenó en el Thalia Theatre de Hamburgo el 31 de marzo de 1990, y se presentó en el Théâtre du Châtelet de París el 9 de octubre de 1990.
Aunque se basa en el folclore, la historia contiene fuertes elementos autobiográficos de la propia vida de Burroughs, quien totalmente borracho disparó a su propia esposa intententando recrear la leyenda de William Tell. La obra en su conjunto puede interpretarse como una reflexión sobre lo destructivo y el poder de la adicción.
Días del cielo
Days of Heaven. Estados Unidos, 1978 (89 minutos). Director: Terrence Malick. Intérpretes: Richard Gere, Brooke Adams.
En el nuevo milenio, Terrence Malick rueda con cierta continuidad. Sin embargo, tras su debut con Malas tierras en 1973, se convirtió en un director casi ermitaño: filmó Días del cielo cinco años después y no se acercó de nuevo a una cámara hasta 1998. Con el apoyo de una memorable fotografía de Néstor Almendros, Malick narra las duras condiciones de vida de los trabajadores en los campos de trigo de Texas en 1916 y convierte su película en un emotivo melodrama, de inusitada belleza plástica y de inolvidable hondura narrativa.
Como cuenta Almendros, “Malick sabía mucho de fotografía, algo poco frecuente entre los directores de cine. Su sentido de lo visual es excepcional, su cultura pictórica también (…) pensábamos que sería mejor no compensar nada y exponer más bien para la sombra, con lo cual el cielo saldría sobre expuesto, “quemado”, perdería su coloración azul. A Malick el azul del cielo le molesta, cree que ese color azul le da a los paisajes apariencia de postal turística.”
Con este tipo de exposición, las figuras aparecen ligeramente en silueta, algo subexpuestas y el cielo incoloro. (…)
Es imposible no encontrar conexiones entre los fotogramas de Almendros y algunas famosas pinturas.
El mundo de Christina de Andrew Weyth, una notable influencia para la estética de Days of Heaven.
A propósito de la influencia de Vermeer en la estética de Días de Cielo con su iluminación proveniente de una sola fuente, Nestor Almendros dice lo siguiente en su autobiografía: “para las escenas de día en los pocos interiores que rodamos, se utilizó la luz real de ventana, a ejemplo de Vermeer. Tenía la experiencia previa de esta técnica [...] Los fondos adquirían entonces una decidida penumbra, y solo los personajes se destacaban”.
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