El caminar femenino suele ser entendido como una exhibición o un espectáculo más que como un traslado de un lugar a otro, y ello porque se supone que las mujeres caminan no para ver sino para ser vistas (Wanderlust,Rebecca Solnit ).
Esa es la premisa que asumían como dogma los señores que en los años 60 fundaron la International Society of Girl Watchers (Asociación Internacional de Observadores de Chicas). Su promotor, Joe Beagin, publicó un manual y una revista que daban instrucciones para observar a las jóvenes con disimulo: atarse los zapatos para mirar debajo de su falda, fingir que se le ha caído algo al suelo o un dolor de espalda para girarse. Esos eran algunos de los trucos sugeridos para esquivar las reacciones de unas mujeres que empezaban a negarse a ser tratadas de ese modo.
La flâneuse es una figura femenina del siglo XIX que trasgrede las normas sociales de género para salir, a menudo sola o en grupo con otras mujeres, a pasear la ciudad, ofreciéndose como observadora y parte del paisaje urbanístico. Ella deambula sin rumbo fijo y sin algún quehacer más que el hecho en sí mismo.
Las mujeres del siglo XIX tenían su destino guiado por sus esposos o padres y cuando salían a la calle debían hacerlo bien acompañadas por éstos, bien en espacios sociales consensuados para el paseo, o bien porque caminaban hacia algún lugar concreto para realizar alguna función o actividad. La flâneuse encarna su libertad de mujer en una figura que sólo ocupaban los hombres.
Las protagonistas de este proyecto somos las mujeres que disfrutamos de pasear por la ciudad sin rumbo, de flânear, de descubrir la ciudad y rediseñarla, resignificar, denunciar y reflexionar.
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Flaneadoras es un colectivo formado por Laura Alises y Yolanda Manso.
Nuestro trabajo, que comienza en 2016, se centra en la investigación sobre las múltiples lecturas que ofrece la ciudad-territorio prestando especial atención en la manera en que habitamos sus espacios. Cada línea de trabajo toma forma desde el deseo de pasear, desde la cartografía político-emocional, con el fin de descubrir la ciudad y rediseñarla, resignificándola y reflexionando sobre la importancia de la conexión entre la Historia con mayúscula, la oficial, y las (intra)historias.
*en la foto Margaret Moth con su cámara.primera mujer de Nueva Zelanda en recibir el premio “Courage in Journalism“ de la International Women’s Media Foundation (IWMF).
Una mujer cruza la calle en el Nueva York de 1940.
Las mujeres que caminan por las calles deben tener una meta precisa: ir de compras, por ejemplo”. Esa es una de las aseveraciones que pone en duda *La revolución de las flâneuses (Wunderkammer, 2019), de Anna Maria Iglesia, un libro en el que defiende el derecho de las féminas a ocupar la calle por el simple placer de hacerlo.
A una mujer soltera en las calles de una ciudad siempre se la considera disponible”, escribió Virginia Woolf, a quien Iglesia sitúa como la creadora del primer personaje femenino equivalente al flâneur que autores como Charles Baudelaire popularizaron y convirtieron en icono cultural en el siglo XIX.
Las cosas han cambiado desde ese siglo XIX que tan bien desmenuza la autora en su libro usando como espejo libros y cuadros, ensayos y novelas, con los que reivindica la ocupación del espacio público y demuestra que tampoco es nada nuevo lo de que las mujeres reclamen las calles: simplemente se ha silenciado su reclamo. O se las ha vilipendiado por exigirlo.
Londres, 1949.
Iglesia hace una reivindicación desde lo ya escrito y las imágenes: como las del cuadro de Mary Cassatt, “En el palco del teatro”, que le sirven a la autora para explicar la manera en que las mujeres parecen puestas en el espacio público más para ser vistas que para observar. Incluso en ese contexto donde el show debería estar sobre las tablas.
Flâneur
El término flâneur procede del francés, y significa 'paseante','callejero'. La palabra flânerie ('callejeo', 'vagabundeo') se refiere a la actividad propia del flâneur: vagar por las calles, callejear sin rumbo, sin objetivo, abierto a todas las vicisitudes y las impresiones que le salen al paso.
El flâneur era, ante todo, un tipo literario en la Francia del s. XIX, inseparable de cualquier estampa de las calles de París. Llevaba aparejado un conjunto de rasgos variopintos: el personaje indolente, el explorador urbano, el individuo curtido en la calle, etc. Fue Walter Benjamin quien, a partir de un poema de Charles Baudelaire, lo convirtió en objeto de interés académico durante la pasada centuria, como figura emblemática de la experiencia urbana y moderna.
Baudelaire no es el primero en reconocer el valor literario y poético del tema de la ciudad. Antes que él, Rétif, Balzac y Sue habían contribuido ya a expandir el interés literario y artístico que puede ofrecer la ciudad.
El antecedente romántico del flâneur es la obra de Rousseau Ensueños de un paseante solitario. Louis Mercier empieza a publicar en 1781 el Cuadro de París, que alcanzó doce volúmenes en 1790.
Baudelaire introduce una nueva sección en la edición de 1861 de Las Flores del Mal titulada "Cuadros parisienses". La ciudad, a partir de Baudelaire, se convierte en una fuente imprescindible de inspiración poética:
salgo solo a entregarme a mi insólita esgrima/husmeo en los rincones el azar de la rima/tropiezo en las palabras como en el empedrado/y a veces doy con versos largo tiempo soñados
Su última obra poética se titula El Spleen de Paris:
Descontento de todos y descontento de mí, querría redimirme y enorgullecerme en el silencio y la soledad de la noche. ¡Almas que amé, almas que celebré, fortifíquenme, sosténganme, alejen de mí la mentira y la corrupción del mundo, y vos, mi Dios y Señor, concédeme la gracia de producir unos versos bellos que me prueben que no soy el último de los hombres, que no soy inferior a los que desprecio
EL SPLEEN DE PARÍS http://www.dominiopublico.es/libros/B/Charles_Baudelaire/Charles%20Baudelaire%20-%20El%20Spleen%20de%20Par%C3%ADs.pdf
CONTROL URBANO. LA ECOLOGÍA DEL MIEDO: MÁS ALLÁ DE BLADE RUNNER
DAVIS, MIKE
Editorial: VIRUS
Fecha edición:01/04/2001
Las políticas de recortes sociales y de precarización de las relaciones laborales que han puesto en práctica los diferentes gobiernos republicanos y demócratas en EEUU, en las últimas décadas, han llevado a crecientes desigualdades y conflictos sociales. La respuesta ha sido un endurecimiento de las leyes penales, el aumento brutal de la población reclusa, y la bunquerización de las zonas residenciales y el abandono de los barrios de mayoría de población negra o emigrante. La gestión del miedo que provoca la inseguridad ciudadana se ha convertido en una carta blanca para generar consenso social en torno a políticas discriminatorias y autoritarias. El urbanista y sociólogo crítico Mike Davis aborda en sus ensayos la relación entre las nuevas formas de urbanismo y las nuevas tecnologías y métodos de control social aplicados al espacio urbano.
LA 2019. Fotograma de "Blade Runner", Ridley Scott
LA diciembre 2014. Incendio intencionado en el centro.
Mike Davis nació en Fontana en 1946 y creció en Bostonia, una aldea ahora desaparecida al este de San Diego. Ha trabajado cortando carne y como camionero, y es profesor de Teoría Urbana en el Instituto de Arquitectura del Sur de California. Considerado el padre del pensamiento ciberpunk, es autor, entre otros ensayos, de Prisioneros del sueño americano, Ecología del miedo y Urbanismo mágico.
https://elblogdefarina.blogspot.com/2017/04/la-ecologia-del-miedo.html
https://www.todoporhacer.org/ensayo-mas-alla-del-blade-runner-control-urbano-la-ecologia-del-miedo
El modelo negro
De Géricault a Matisse
Adoptando un enfoque multidisciplinario, a medio camino entre la historia del arte y la historia de las ideas, esta exposición analiza las problemáticas estéticas, políticas, sociales y raciales, y el imaginario revelado por la representación de figuras negras en las artes visuales, desde la abolición de la esclavitud en Francia (1794) hasta nuestros días. Al margen de su panorama global, la exposición se detiene especialmente en tres periodos clave: la era de la abolición (1794-1848), el periodo de la Nueva pintura hasta el descubrimiento por parte de Matisse del Renacimiento de Harlem y los comienzos de la vanguardia del siglo XX y las generaciones sucesivas de artistas de posguerra y contemporáneos. La exposición se concentra especialmente en la cuestión del modelo, y por ende, en el diálogo entre el artista que pinta, esculpe, graba o fotografía, y el modelo que posa. Se concentra especialmente en la evolución de la representación de sujetos negros en obras mayores de Théodore Géricault, Charles Cordier, Jean-Baptiste Carpeaux, Edouard Manet, Paul Cézanne y Henri Matisse, y de los fotógrafos Nadar y Carjat.
Musée d’Orsay
1 rue de la Légion d'Honneur 75007 Paris France
'Retrato de mujer negra' de Guillemine Benoist.
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