La hora mágica de Terrence Malick, Néstor Almendros y Jean Francois Millet
Gran parte del encanto de la fotografía en Días de Cielo radica en ese aspecto irreal de los paisajes, artificioso y exageradamente sofisticado para algunos. Curiosamente Almendros y Malick pretendían alcanzar el mayor grado de realismo y optaron por prescindir de la mayoría de los artificios típicos en la dirección de fotografía.
Para las secuencias en exteriores se utilizó la luz natural prácticamente sin ningún otro apoyo lumínico: ciertas partes de la película se filmaron en lo que se llama la hora mágica; esto es, en el intervalo que existe entre que el sol se oculte y la caída de la noche.
Durante la hora mágica tiene lugar también el Ángelus la obra maestra de Jean Francois Millet. En Días de Cielo nos encontramos con dos planos que bien pueden considerarse tributos al gran pintor de la Escuela de Barbizon.
Otra obra emblemática de Millet presente en la película es Las espigadoras, uno de esos cuadros que afianzó su reputación de pintor realista, en la línea de Courbet.
Los protagonistas tendidos sobre la paja en una escena idéntica a La siesta, obra de Millet que, como tantas otras, fue minuciosamente copiada por Vincent van Gogh.
George Delatour y el fuego
El incendio de la cosecha de trigo es un capítulo especial dentro de Días del Cielo. En esta secuencia la inspiración para el planteamiento lumínico fue George Delatour y en general los llamados candleligth painters, pintores de género especializados en escenas donde el fuego y la oscuridad son protagonistas. El fuego fue filmado sin luces de apoyo.
A la izquierda Brook Adams llevando una lámpara de fuego que en realidad tenía una pequeña luz eléctrica adentro y cuyo cristal había sido teñido de naranjado para lograr así la temperatura de color del fuego producido por el petróleo. A la derecha Mujer sosteniendo una vela de Godfried Schalcken.
La influencia de Edward Hooper
Hooper fue un retratista de la soledad y su presencia en el cine fue y sigue siendo notable. Desde John Huston pasando por Robert Altman, Todd Haynes y David Lynch hasta llegar al mismo Terence Malick.
Alfred Hitchcock siempre admitió la influencia de Hopper en la composición de sus encuadres. La misteriosa casa de Norman Bates en Psicosis es una réplica casi exacta de La casa al lado de la vía del tren de Hopper. Con la mansión verde del granjero, Malick hizo un tributo a los dos.
La casa al lado de la vía del tren (Hopper)/ La casa del granjero en Dias de Cielo/La casa de Norman Bates
http://unavacamulticolor.blogspot.com/2012/02/dias-de-cielo.html
http://losfilmes.com/index.php/2015/09/nestor-almendros-days-of-heaven/
Néstor Almendros, recibió el premio Oscar de la Academia de Hollywood por “Days of Heaven”, mientras que Malick fue el mejor director en Cannes.
Para leer en la playa o al borde de la piscina, pero muy al borde. Aquí hallarás alimento para tu curiosidad y munición para tu ira.
Para insultar con propiedad
María del Pilar Montes de Oca
GRIJALBO, 2016.
Más de 2 000 insultos tomados de diccionarios, legajos, textos literarios, pasquines y del uso coloquial del habla para formar un diccionario que le haga honor al Arte de Insultar y nos ayude a hacerlo "con propiedad".
El gran libro de los insultos. Tesoro crítico, etimológico e histórico de los insultos españoles
Pancracio Celdrán Gomáriz
La Esfera de los Libros, 2016
Eso lo será tu madre. La biblia del insulto
María Irazusta Lara
Espasa, 2015
El libro recoge con rigor, mordiente ironía y deliberada incorrección política, las diversas estrategias verbales y hasta gestuales que emplean los hablantes para lacerar o humillar al otro. Entre los 2000 insultos y expresiones que contiene cabe casi de todo: brillantes insultos delicatessen, otros moribundos, coloristas baldones literarios y toda la gama de grises que forman el repertorio ofensivo de la lengua española, incluyendo las palabras o sentencias más gruesas, aquellas que nacen de las entrañas.
La autora ha buscado la advocación de los santos patrones laicos de este denostado campo de la semántica o de la literatura: Diógenes, Catulo, Wilde, Borges, Cela, Quevedo, Schopenhauer… Además de recurrir al repertorio personal, ha prestado oídos a lo escuchado en los más nobles palacios y en los peores tugurios.
El arte de insultar
Arthur Schopenhauer
Alianza, 2011 (2000)
El arte de insultar es el complemento perfecto de El arte de tener razón, pues, tal como acababa concluyendo el propio Arthur Schopenhauer (1788-1860), y aun previniendo contra él, éste era el último recurso cuando todas las demás artes de la argumentación habían fracasado. Si bien el fundador del pesimismo desaconsejó en todos sus escritos llegar a tal extremo, fue generoso a la hora de diseminar a lo largo de sus obras insultos, improperios, ofensas, escarnios y sentencias tajantes que, reunidas en orden alfabético en este volumen difícilmente dejará indiferente a alguien.
GEORGE PLIMPTON
George Plimpton (Nueva York, 1927-2003). Escritor, periodista, editor literario, actor, aventurero y deportista ocasional, es una figura clave de la literatura norteamericana de la segunda mitad del siglo XX. Fue el cofundador de la revista literaria The Paris Review, donde publicaron nombres como Jack Kerouac, Philip Roth, Samuel Beckett, Jean Genet o Italo Calvino, y donde Plimpton editó la famosa serie de entrevistas con escritores «Writers at Work».
Sus libros, sus reportajes y sus legendarias fiestas pueden considerarse discretos cuando son comparados con su vida: peleó con un campeón de boxeo, jugó en equipos profesionales de fútbol americano, baloncesto y hockey sobre hielo, disputó torneos profesionales de tenis y golf, actuó en decenas de películas, fue artificiero en la Segunda Guerra Mundial, tocó en la orquesta de Leonard Bernstein, le echó un pulso a Hemingway e inventó al más célebre beisbolista falso de la historia. Entre muchas otras cosas.
RIO LOBO, George Plimpton, John Wayne, 1970.
Hizo papeles secundarios en decenas de películas (en Río Lobo es una de los bandidos tiroteados por John Wayne), apareció en un episodio de Los Simpson y realizó numerosos anuncios. Una vida de fantasía a la que su condición de agente de la CIA no puede más que añadir la guinda.
George Plimpton (bottow left) and Truman Capote (sitting far left on couch) at a cocktail party in Plimpton’s apartment, as seen in “American Masters: Plimpton! Starring George Plimpton as Himself.” Photo: Cornell Capa/Laemmle Zeller Films
The Paris Review
The Paris Review es una revista literaria trimestral en inglés con base en Nueva York, fundada en París en 1953 por Peter Matthiessen, y George Plimpton. Plimpton editó la revista por 50 años, concluyendo con su muerte en 2003.
En sus primeros cinco años, The Paris Review publicó las obras de Jack Kerouac, Philip Larkin, V. S. Naipaul, Philip Roth, Adrienne Rich, Italo Calvino, Samuel Beckett, Nadine Gordimer, Jean Genet, y Robert Bly. Desde entonces, se ha convertido en uno de los medios principales para escritores emergentes y establecidos en el mundo.
Paris Review ha sido elogiada por la revista Time como la “pequeña revista más grande de la historia”. Pero como ha reconocido Peter Matthiessen, uno de los fundadores, la revista también comenzó como parte de su trabajo encubierto para la CIA.
En su vasto esfuerzo por superar a los soviéticos en logros culturales y presentar escritos estadounidenses a influyentes audiencias e intelectuales europeos, la revista literaria apolítica más celebrada de EE.UU. sirvió, en parte, como un arma encubierta internacional de un poder intangible.
La necesidad de propaganda cultural surgió de una reacción de EE.UU. ante la programación cultural soviética en Europa Occidental posterior a la Segunda Guerra Mundial. Este pensamiento inspiró la creación de la Oficina de Coordinación Política, bajo la que emergió el Congreso por la Libertad de la Cultura.
En su clímax, el Congreso por la Libertad de la Cultura tuvo oficinas en 35 países, empleó a docenas de personas, publicó más de 20 prestigiosas revistas, realizó exposiciones artísticas, tuvo un servicio de noticias y artículos de opinión, organizó conferencias internacionales de alto perfil y recompensó a músicos y artistas con premios y presentaciones públicas. Su misión era apartar a la intelectualidad de Europa Occidental de su crónico marxismo y comunismo hacia una visión más positiva del modo estadounidense.
La nómina de autores a los que en algún momento de su carrera esta publicación dio cobijo es espectacular y sorprendente:
Chinua Achebe
Paul Auster
J. G. Ballard
Alessandro Baricco
Simone de Beauvoir
Samuel Beckett
Harold Bloom
Paul Bowles
William S. Burroughs
Italo Calvino
Truman Capote
Raymond Carver
Isak Dinesen
Lawrence Durrell
Allen Ginsberg
Nadine Gordimer
Graham Greene
Ernest Hemingway
P. D. James
Jack Kerouac
Malcolm Lowry
Norman Mailer
Gabriel García Márquez
Haruki Murakami
Vladimir Nabokov
V. S. Naipaul
Harold Pinter
Ezra Pound
Philip Roth
Kurt Vonnegut
Derek Walcott
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