AMORES PERRIS

En 1955 la Asociación Norteamericana de Hospitales Veterinarios realizó una encuesta entre los dueños de mascotas. Los resultados que arrojó fueron curiosos:

El 60% declaró que si estuviera en una isla desierta su compañía preferida sería su mascota y no otra persona

El 47% afirmó que si su perro y un extraño se estuvieran ahogando, salvaría primero a su perro y el 25% contestó que no sabría qué hacer.

El 72% incluyó a sus mascota entre sus cinco afectos más importantes.

TODOS aseguraron que no sabrían cómo sobrevivirían a la muerte de su mascota.

El amor que sentimos por nuestras mascotas está compensado con un amor incondicional por su parte. Y este amor mutuo es de la mejor calidad, el regocijo por la sola existencia del ser amado; algo así debe ser, si hay que creer en él, el verdadero amor.

El perro es el animal más humano de cuantos viven en nuestro entorno; no porque sea el animal que mejor se adapta a la vida en el seno de las familias, ni porque esté considerado el mejor amigos del hombre, sino porque su desarrollo a través de, al menos, treinta milenios ha ido en paralelo al desarrollo de la Humanidad.

Lo que en un principio, hace ahora miles de años, era solamente un simple lobo predador, hoy por el trabajo selectivo del hombre se ha convertido en unas 450 razas de perros y una infinidad incontable de ejemplares híbridos.

En algún recodo perdido de la evolución de los homínidos debió iniciarse esta singular cooperación entre el perro y el hombre aunque hablando con rigor histórico, sólo podemos afirmar lo que la ciencia arqueológica ha descubierto: hace ya 31.700 años el perro vivía domesticado en estrecha colaboración con el hombre según los hallazgos de Cueva Goyet (Bélgica).

Baste recordar que, en momentos infaustos, como las guerras (medio millón de canes movilizados en la II GM, por ejemplo) estos animales han sido utilizados para las misiones más peligrosas: detectar minas, cruzar las líneas de combate portando mensajes, o para socorrer a los heridos; también acompañaron y guiaron a comandos paracaidistas especiales en terreno enemigo, arrastraron trineos en los campos helados y la mayoría de ellos murieron heroicamente salvando miles de vidas humanas.

Hay muchos más trabajos peligrosos en los que también han participado los perros en ayuda a la población civil: en las minas de carbón se utilizaban a los Yorkshire para que detectaran los escapes de gas grisú que tantas vidas humanas se han cobrado en el pasado. En los terremotos, son los perros una “herramienta” indispensable para localizar personas atrapadas bajo los escombros; en puertos y aeropuertos son los canes quienes detectan las drogas y las armas de narcotraficantes y terroristas.

Frida, una heroína entre los escombros.

Y finalmente, quizá la más importante de las funciones benéficas que aportan nuestros amigos los perris sea la de perros de compañía. Hoy, que la depresión es una epidemia endémica en los países desarrollados, la compañía que proporciona un perro se ha revelado como un valioso antídoto contra ese mal.

Por lo cual, por todo lo dicho y tantísimas cosas que no da tiempo a incluir, declaramos NUESTRO AMOR INDESTRUCTIBLE A LOS PERRIS y les dedicamos este pequeño homenaje en forma de eventos inspirados en ellos, más una Escuelita de Perris y quizá alguna sorpresilla más. Atentos a la Programación.

BALTO

Balto fue el perro de trineo que lideró a su equipo en el último tramo de la Carrera del suero a Nome. También conocida como Gran Carrera de la Misericordia, consistió en el trasporte de antitoxina diftérica a través de Alaska mediante trineos tirados por perros que se fueron pasando la posta a lo largo de 1.085 km en cinco días y medio, gracias a lo cual se consiguió salvar al pueblo de Nome y su comarca de una incipiente epidemia de difteria.

Este husky siberiano, nacido en el pequeño pueblo de Nome, se convirtió en la celebridad canina más famosa de la época después de Rin Tin Tin y tiene una estatua en el Central Park de Nueva York. La carrera fue el último gran hito y el evento más famoso en la historia del trineo de perros, principal medio de trasporte y comunicación en las comunidades subárticas hasta que el avión y las motonieves lo reemplazaran casi totalmente.

OLD DRUM

La frase "El perro es el mejor amigo del hombre" fue pronunciada por primera vez en 1870 por George Graham Vest, abogado estadounidense que represento al granjero Burden y a su perro Old Drum en un caso que lo llevaría a la fama.

Charles Burden tenía un perro llamado Old Drum (viejo tambor) al que amaba entrañablemente y del que se sentía terriblemente orgulloso. Una mañana el viejo Drum apareció muerto de una bala en la cabeza, lo encontraron junto a un alambrado de la finca del acaudalado Leónidas Hornsby, vecino de Burden.

Burden lloró amargamente mientras abrazaba el cuerpo inerte de su fiel compañero y no dudó ni un momento de quien había sido, las pruebas lo indicaban claramente, su vecino Leónidas. Burden en su dolor llevó el caso a los tribunales de justicia de Warrensbourg y allí después de reírse de él, le dijeron que a lo más que podía aspirar era a 150 dólares de indemnización.

El caso llegó a los oídos de Vest, que decidió ocuparse del caso, debido a su gran amor por los perros y aseguró que ganaría el juicio o se disculparía personalmente con cada perro de Missouri. En el argumento final, Vest pronunció un entrañable discurso que ha pasado a la historia como "El Elogio al perro". El jurado, conmovido, decidió de forma unánime castigar a Hornsby con una fuerte multa que sentó las bases de la legislación en defensa de los animales y popularizó para siempre la sentencia: "El perro es el mejor amigo del hombre"