Este viejo café de tertulias burguesas
tiene una vaga historia olvidada y magnífica;
en días ya lejanos ocuparon sus mesas
tipos dignos de alguna novela terrorífica,
figuras misteriosas que entraban embozadas;
y las luces de gas, discretas y cambiantes,
dejaban en penumbra sus sombras recatadas,
iluminando a veces juveniles semblantes.
Eran grupos herméticos, que siempre conspiraban,
en esa bella época de las revoluciones…
