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"Rayuela" para armar

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02/04/2016 23:21
Bueno, sigo, Portegenia tu mirada es más abarcadora que la mía, me gustó eso de lo espiralado, hablando del 73, capítulo bastante profundo. Como dice Julio, hay distintos lectores, distintas lecturas, (por suerte tendré las de ustedes ;) mis compis de este foro) Para mí habla de la vida, que sería ese fuego sordo donde ardemos con nuestras búsquedas, pasiones, amores y donde también nos quemamos con el dolor, el desaliento. La realidad también tiene imaginación, hay que saber verla, sino queda la costumbre, el ver solo un tornillo como un tornillo.
Es la presentación del libro y la invitación a leerlo: "Incurables, perfectamente incurables, elegimos por tura el Gran Tornillo, nos inclinamos sobre él, entramos en él"
02/04/2016 23:12

Para empezar por lo primero, Rayuela tiene un “Tablero de dirección”, en el que se nos indica que hay muchos libros posibles en este libro, pero sobre todo, dos libros. Y también se nos dice de qué manera leer esos dos libros, que como se ha comentado acá, significan completamente distinto. Esto es de por sí una invención, una tura, y por lo tanto una forma de decirle al mundo que ya basta de leyes y de instituciones, ya basta de formas establecidas y de reglamentos hasta para leer… con una objeción: el autor propone otro reglamento de lectura. De hecho conozco gente que leyó el “primer libro”, gente que leyó el “segundo libro” y gente que leyó los dos, pero no conozco a nadie que haya intentado otro orden cualquiera.

El concepto de la atadura a los moldes establecidos y de su quiebre vuelve a aparecer en los epígrafes, ya comentados: las reglas universales del Espíritu de la Biblia y la ruptura de todas las reglas de Cèsar Bruto. Podemos empezar:

El capítulo 73 es un comienzo que no es comienzo, la frase inicial parece venir de una secuencia anterior, y entonces es como que las palabras se espiralan para plantear otra vez una dicotomía, entre las costumbres y las turas; entre lo instituido y la creación. Aparece Morelli hablando del napolitano que vio en un tornillo otra cosa, e hipotetizando acerca de si ese objeto tan cotidiano era en realidad un dios. Pero el narrador lo contradice, piensa que Morelli está equivocado, en un juego interesante de voces, que por otro lado cambian de persona con extrema facilidad, para terminar pretendiendo que se acaben las dicotomías en un día definitivo y esencial en que encontrar el sí sin el no o el no sin el sí y etcétera, y todo el capítulo me parece como helicoidal, o sea, como un tornillo.

Los capítulos 1 2 y 3, referidos a la Maga y Oliveira, narrados por éste, describen el vínculo un poco mágico, aunque no del todo, entre ambos personajes, quizás un tanto excéntricos o poco convencionales, qué sé yo si lo serían en el París de finales de los 50. Se advierte la superioridad intelectual de la que se jacta Oliveira y ese aspecto un poco extraño de su personalidad, como la manía de pensar cosas inútiles o el episodio del terrón de azúcar. También lo de sentirse patafísicos, es decir excepciones, o excepcionales, un rasgo como adolescente si se quiere. Están también el relato de sus primeros encuentros, las ansias de cantar de la Maga, el reniegue de Oliveira hacia la clase media educada argentina, su descargo por su estado de quietud, o vagancia, o inacción, la justificación de la estadía de Rocamadour en el campo. Todo anecdótico menos el estilo, que fluye con extraña soltura, al modo de los maestros.

El capítulo 116 lo comenté ayer, no tengo mucho que agregar.

Ah, me faltó comentar el epígrafe a “Del lado de allá”, que se refiere a la dificultad extrema de representar a un país. ¿Se referirá al hecho de ser un argentino en París? El que es un personaje es este Jacques Vaché: (Nantes, 1896- id., 1919) Personalidad literaria francesa. Ejerció una notable influencia sobre André Breton en su juventud. Su espíritu rebelde y sus algaradas forman parte de la leyenda literaria. En 1917, vestido con un uniforme del ejército británico y empuñando una pistola, irrumpió en el teatro en el que se representaba Las tetas de Tiresias de Guillaume Apollinaire, amenazando con disparar contra el público en señal de protesta por lo «excesivamente literario» de la pieza. No ha dejado una obra, a excepción de sus cartas y dibujos dirigidos a Louis Aragon, Théodore Fraenkel y, sobre todo, André Breton durante la I Guerra Mundial, y de los que éste publicó una selección, con el título Cartas de guerra (1919), tras el suicidio de Vaché.

Rescaté para “eso” un oxímoron (seguro que lo vio) que estoy segura de que le encantará: “vidente ciego”. Pero está lleno, para que disfrute descubriéndolos.

02/04/2016 23:00
02/04/2016 22:41
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10154593072013574&set=a.97821033573.115047.611993573&type=3&theater
(COMENZAR DESDE EL FINAL Y LEER DE DERECHA A IZQUIERDA)

DEDICADO A UN PENSADOR DE IZQUIERDA

Nutti Francisco Por -

.retorno tiene no que ,ida de viaje un es Cortázar. entorno su de mejor el ,corto relato del Maestro. desprolijo escritor este a ,formas todas de ,contrastan Y. siglos los de siglos los por intactas mantienen se que ,metáforas sus hablan Sólo. atrás vuelta hay No. trata se qué de ver para sentarse de capaz ,individuo cualquier de mente la desnuda palabras con Y. atrapa ,Seduce. locura hermosa una es Cortázar a Leer
02/04/2016 19:01
Hola, sólo venía a decirles que desde que tengo whatsapp ya no ando dando tumbos tratando de encontrar a la Maga. ¡¡¡¡¡¡¡ Bendito siglo XXI !!!!!!!!!

P.D. Yo también te quiero Pitibuchi
02/04/2016 16:56
LEEASE DE LA SIGUIENTE FORMA
.
1
6
4
9
14
7
12
5
10
2
13
8
15
3
11
16-.-
02/04/2016 16:53
1. Gracias MECHITAZ
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2- existe la rayuela corta
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3: de la Biblia
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4= el titulo de una novela
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5; chilenos y o u chilenas
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6) gracias ADITUSTOTO
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7// el texto que se va a disfrutar
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8( creo que Julio Cortaza se baso
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9* es muy importante por que guia
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10¿ le induce al juego de las quemadas
.
11" o tal vez no
.
12, la novela Rayuela para los lectores y o u lectoras
.
13# pero eso es otra cosa
.
14$ al que lee indicandole de lo que trata
.
15% en los capitulos y versiculos
.
16& son ideas mias......FIN-.-
02/04/2016 06:18
Tuve que buscar sobre el extrañamiento ;)

Llámenme Extrañamiento: El recurso de la desfamiliarización
(o cómo despertar a la bella durmiente de la percepción original, narcotizada por la costumbre y las convenciones)
Docente: Ariel Dilon

Traducción del término ruso ostranenie –“extrañamiento” o “desfamiliarización”–, la palabra designa el procedimiento literario por el cual un autor vuelve deliberadamente extrañas aquellas experiencias o percepciones con las que sus lectores potenciales, los lectores de una época, han mantenido una familiaridad que podríamos tildar de “abusiva” –puesto que se ha forjado en la repetición, en la rutina, en un cómodo adormecimiento– y frente a cuya vivacidad, significación, resonancias, contradicciones o misterios tienden a hallarse anestesiados, relacionándose más con una serie de nociones “consabidas” que con “realidades” vívidas y desafiantes.
El concepto proviene de la teoría de la literatura de los formalistas rusos de comienzos del siglo XX, en particular de los ensayos sobre literatura de Victor Shklovsky. El autor consideraba al arte en general y a la literatura en particular como un “despertador”, un potente aliado de nuestra subjetividad, destinado a devolvernos la frescura del mundo, secuestrada por la rutina y el hábito. Shklovsky acuñó el término para explicar los procedimientos de las literaturas de vanguardia –que se proponían, precisamente, despertar al arte mismo de la modorra de sus rutinas–, pero se ocupó de dejar en claro la universalidad de la “desfamiliarización”, ofreciendo como ejemplos textos “clásicos”, entre ellos una deliciosa escena de Tolstoi en la que –como en el Fausto criollo de Estanislao del Campo– alguien asiste a la ópera sin disponer de los códigos culturales apropiados, vale decir, de los preconceptos convencionales sobre esa experiencia. En este sentido, podría aplicarse el término a cada una de esas obras que, al correr del tiempo, seguimos considerando clásicas gracias a la vigencia de una mirada que escapa a toda convencionalidad, en otras palabras, gracias a su originalidad. Así, el escritor inglés David Lodge escoge un momento de Vilette, novela de Charlotte Brontë, para demostrar la elasticidad del concepto, pese a disponer de millares de ejemplos más actuales o “rupturistas”. La desfamiliarización o extrañamiento puede tomar infinitas formas singulares, y los ejemplos son tan diversos como la literatura misma. Consiste en hacer visible y nuevo aquello que se suele dar por sentado, aquello que el hábito había tornado invisible o había vaciado de sentido, y a menudo en denunciar y poner en evidencia esa ausencia de sentido, así como la modorra del arte mismo, cuando se convierte en cómplice de ese anestesiamiento. Escribe Lodge: “El escritor nos ha hecho ‘percibir’ algo que, en sentido conceptual, ya ‘sabemos’, y lo ha hecho desviándose de los modos convencionales, habituales, de representar la realidad. ‘Desfamiliarización’, en una palabra, es otra manera de decir ‘originalidad’”.
Los ejemplos son incontables: desde Shakespeare hasta Flaubert, desde Rimbaud hasta Alfred Jarry, desde Lawrence Stern hasta Kurt Vonnegut, desde Lautréamont hasta Cortázar, desde Nabokov hasta Felisberto Hernández, desde Melville hasta Armonia Sommers, desde Clarice Lispector hasta Marcelo Cohen, desde Sor Juana hasta Fogwill, desde Oliverio Girondo hasta Mario Levrero, son tan variados como inspiradores.

02/04/2016 04:33


Carta de Julio Cortazar a Edith Aron (La Maga)





Agosto de 1951.


No se si se acuerda todavía del largo, flaco, feo y aburrido compañero que usted acepto para pasear algunas veces por París, para ir a escuchar a Bach a la sala del Conservatorio, para visitar Versalles, para ver un eclipse de Luna en el parvis de de Notre Dame, para botar al Sena un barquito de papel, para usarle un pulover verde (que todavía guarda su perfume, aunque los sentidos no lo perciban). Yo soy otra vez ese, el hombre que le dijo, al despedirse de usted delante del Flore, que volvería a París en dos años. Voy a volver antes, estaré allá en Noviembre de este año. Y desde ahora pienso, Edith, en el gusto de volverla a encontrar, y al mismo tiempo tengo un poco de miedo de que usted este ya muy cambiada, sea una parisiense completa, hablando el lenguaje de la ciudad, y los hábitos de la ciudad, y todo eso que yo tendré que ir aprendiendo poco a poco, con cuanto trabajo.
Tengo además miedo de que a usted no le divierta la posibilidad de verme, que al contrario le fastidie este recuerdo de Buenos Aires -ya que yo soy un poco Buenos Aires, eso que usted dejo atrás -. Por eso le pido desde ahora, y se lo pido por escrito porque me es mas fácil, que no vaya a crearse problemas de “buena educación” cuando yo la busque en París. Si usted esta ya en un orden satisfactorio de cosas, le pido que me lo diga sin rodeos. Por que no? Seria mucho peor disimular el aburrimiento.
Si le choca este tono un poco vehemente, le pido perdón. Sobre todo cuando nunca le escribí una sola linea, ni hice nada por comunicarme con usted.
La verdad es que deseaba volver, no escribir; arreglar mis cosas para volver a París, y allí, un buen día, encontrármela, y seguir siendo buenos camaradas como antes. A usted no le reprocho que no me haya escrito. Me parece perfectamente natural. Demasiado intensamente estará viviendo para dedicarse a las pálidas tareas epistolares. Pero me gustaría que alguna vez se haya acordado de mi, como yo me he acordado mucho aquí, cada vez que el recuerdo de aquel tiempo me volvía como un aire fresco.
Creo que estaré en París en la primera semana de Noviembre. Gane una de las becas del gobierno francés, y probablemente iré a alojarme a la Cite universitaire. Por lo demás, estoy quemando aquí las naves, y tengo la firme intención de quedarme en París. Algunos amigos que tengo me buscan en estos momentos algún trabajo para completar mi presupuesto ( las becas son miserables y no alcanzan para nada ) ; espero poder irme arreglando.
Le podría contar muchas cosas, pero tal vez sea mas grato hacerloCon toda franqueza le digo que me fue bastante mal con sus amigos. Por supuesto que Miss Mayer fue gentilisima, pero Gerber y yo no sintonizamos, y mucho menos con Zubrisky. Cumplí con sus encargos, repartí las postales y lo que usted me había dado, y me volví a mi rincón. Es evidente que no siempre se puede simpatizar con una persona por intermedio de otra. La simpatía es cosa directa y personal.
Por correo aparte le mando un libro de cuentos que he publicado en estos meses. Ya me dirá si le gusta. Jorge D'Urbano me dijo que le había encontrado en París, y que usted estaba bien. Pero como no agrego nada mas, supuse que no había ningún mensaje especial para mi. (Esto explica un poco el tono inicial de esta carta, que hace reír ahora que la releo).
En fin, me gustaría verla y que usted este igualita, y que todavía vaya a Chantecler a escuchar suites de Bach. Me gustaría que siga siendo brusca, complicada, irónica, entusiasta, y que un día pueda prestarle un pulover o que usted pueda prestármelo a mi – aunque esto ultimo va a ser trágico, porque apenas me va a llegar al estomago.
Querida Edith, no se enoje por esta carta o si se enoja, que sea un enojo bonito y que pase pronto. Me gustaría que le gustara – vea como repito Las palabras , y eso que mi maestra de quinto grado se mataba corrigiéndome el vocabulario y enseñándome sinónimos-, me agradaría que le agradara alguno de mis cuentos. Si usted ya no esta en la dirección donde le mando mi carta, y con todo se le hacen llegar, ?sera buena y me mandara su dirección para que yo, una tarde, lleno de alegría, pueda...? ( !Suspenso! Lo que quiero decir es que me gustaría encontrar la casa vacía, o que usted se mudo a Burdeos, o a Lyon, o que vive en la tour d'Olivier de Clisson, que tanto me gusta).- ?Verdad que me va a mandar su dirección, si ha cambiado?
Edith, hasta dentro de poco, con el mucho afecto de Julio Cortazar.- Lavalle 376,12 C, Buenos Aires.
02/04/2016 04:08
Otro aporte de ...:
""Quizá las palabras envuelvan esto como la servilleta el pan y dentro esté la fragancia, la harina esponjándose, el sí sin el no; o el no sin el sí, el día sin Manes, sin Ormuz o Arimán, de una vez por todas y en paz y basta.”

Manes fue un sabio persa quien fundó el llamado maniqueísmo una religión dualista creían (o siguen creyendo no sólo los maniqueos) que había una eterna lucha entre dos principios opuestos e irreductibles, el Bien y el Mal…y precisamente el principio del bien se llama Ormuz y el principio del mal se llama Ariman."

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