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"Rayuela" para armar

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17/04/2016 14:28

Las novelas del boom -hablo de Rayuela o de La casa verde, por poner sólo dos ejemplos- fueron, en su época, leídas, compradas, desaparecidas, devoradas. La juventud latinoamericana estaba, sencillamente, hechizada con el lenguaje barroco -a veces- o tan local -en otras ocasiones. Con una intertextualidad y unos paratextos que los enloquecía. Ahora, qué trabajo cuesta que la juventud se acerque y se siente a leer estas joyas nuestras. ¿Eran novelas escritas para un público culto? ¿O el propio texto obligaba a investigar y ser cultos? ¿Por qué en los años 60 la juventud podía leer estas novelas y ahora no? ¿Nos hemos convertido en una sociedad de flojos, en la que muy pocos quieren pensar? ¿ Flojeritis aguditis? ¿Pereza intelectual? ¿Cómo pueden leer El Código Da Vinci y obviar La casa verde, Paradiso, La muerte de Artemio Cruz -excelente novela, por demás. Si se quiere saber qué pasó después de la Revolución mexicana, qué sucedió con los de abajo cuando se convirtieron en los de arriba y la historia del PRI, hay que leer La muerte de Artemio Cruz. Lo recomiendo ampliamente. Pero, antes, para entrar en contexto, es imprescindible Los de abajo. Eso, por no hablar de El siglo de las luces y el gran, grandísimo Carpentier.

17/04/2016 05:44
Jaj Simpli, vos te elegís cada compañía!!! A Tom le daría un container de Falgos :D

Y para vos sólo digo: o si! ehhh

:)


(mañana sigo, Porte y Noes, sólo puse lo más urgente ;) )
17/04/2016 04:48

se me acabó el plazo para el préstamo y tuve qu3 ir a renovar a la biblio y allí encontré a un amigo de toda la vida que me dijo oye tio tu lo que necesitas es amor y ya me invitó a ver el fútbol con unas tostadas (y un par de burbons para celebrar lo del atleti) y luego pues eso que estoy viviendo del cariño del pasado, aunque ya se va agotando, lo digo por si ya no colaboro mucho en esclarecer los asuntos intrincados de las novelas y eso, pero ya sé que mi hueco está ahí, lo mismo que mi cabezica siempre está con algunos de vosotros, o mejor vosotras
ah, se me olvidaba, como era una esxcusa por no haber leído nada de rayuela esta semana y no sabía cómo justificarme me acordé de cuando tom waits le echaba la culpa del pelotazo al piano

Esta semana vuelvo a leer
o no
pero mañana me miro el foro de arriba a bajo eso seguro, salud mes copains, gracias por estar ahí my piano.... heavenly toniiiiight

17/04/2016 04:26
Le contaba yo a Mechita que la lectura de Rayuela me hacía sentir ganas de conocer Paris y caminar cada Rue, cada lugar, sabiendo que Paris es mucho más permanente que lo es Santiago, por ejemplo, de modo que aún 50 años después se podría huir de esos fuegos que amenazaban a los miembros del club.
Ahora he sentido ganas de pertenecer a un Club como el de la serpiente, aunque solo sea para tener una ficha-prontuario como la de Gregorovius, así de precisa, así de cuerda. El Capítulo 65 me ha deleitado y me ha hecho sentir grandes deseos de ser fichado.
El "glíglico" está construído con maestría porque es muy difícil hacer un texto con tal densidad de palabras inventadas y el problema está resuelto con mucho acierto. Ha sido otra delicia del tramo leído.
En relación al tema de si Julio Cortázar se dirigía a un lector culto y preparado, no tengo los elementos de juicio para pronunciarme. Lo que tengo es una posición personal abarcadora e inclusiva que me hace preferir la idea de que la cultura está o debe estar al alcance de las mayorías. De esa forma, me hago un huequito para mí y quepo en la aventura, perdiendo detalles, claro, pero quién no.
16/04/2016 23:43
16/04/2016 23:40

Los tres primeros capítulos de la serie de esta semana describen un poco la relación de la Maga y Oliveira, la magia de sus encuentros más o menos causales, la relativa ignorancia y las ganas de saber y de vivir de ella, algunas conversaciones que él trata con displicencia, esas conversaciones tan intrincadas acerca de la nada misma: " Descubríamos entre exclamaciones que enfurecían a las vendedoras -tan seguras de que no les compraríamos nada a 550 fr .pièce- los comportamientos, los amores, las formas. Era el tiempo delicuescente, algo como chocolate muy fino o pasta de naranja martiniquesa, en que nos emborrachábamos de metáforas y analogías, buscando siempre entrar. Y ese pez era perfectamente Giotto, te acordás, y esos dos jugaban como perros de jade, y un pez era la exacta sombra de una nube violeta... Descubríamos cómo la vida se instala en formas privadas de tercera dimensión, que desaparecen si se ponen de filo o dejan apenas una rayita rosada inmóvil vertical en el agua. Un golpe de aleta y monstruosamente está de nuevo ahí con ojos bigotes aletas y del vientre a veces saliéndole y flotando una transparente cinta de excremento que no acaba de soltarse, un lastre que de golpe los pone entre nosotros, los arranca a su perfección de imágenes puras, los compromete, por decirlo con una de las grandes palabras que tanto empleábamos por ahí y en esos días. "



16/04/2016 23:19
Mechiz, que sí, se dirige a un grupo culto y selecto de lectores, no es inocente tanta alusión a textos anteriores, generalmente proveniente de las artes, pero también de la reina del Plata. No puede evitar ser un pequeño burgués porteño y manifestarse como tal, siempre hay un guiño en esa cita permanente a cierto nombre, cierto hecho que se supone que el otro comunicante puede decodificar. He dicho.
16/04/2016 19:41

El "glíglico"

Varias veces me han preguntado qué significaba todo esto. Antes de nada, les he hecho leerlo en voz alta: el texto se transfiguraba, cobraba un nuevo sentido -el auténtico-: la evocación de una escena erótica mediante un lenguaje puramente musical.

Se trata del "glíglico", un lenguaje inventado. Por un lado, es un juego, una burla del lenguaje racional. Pero hay, en él, algo más importante: es también un lenguaje exclusivo, no compartido; una zona propia de los enamorados, que los aísla del resto del mundo. Algo, pues, perfectamente conocido y hasta trivial, que han utilizado todos los amantes del mundo, atribuyendo un valor especial a expresiones habituales. Recordemos, en la literatura, el muy conocido "faire catleyas" de, Un amour de Swann, de Marcel Proust. No es casual que estos ejemplos se refieran al terreno erótico, aunque el glíglico se aplique también a otras cosas. En el lenguaje de los enamorados florecen con espontaneidad eufemismos y sufijos afectivos: recordemos Tristona y, en la vida real, el epistolario de Galdós y la Pardo Bazán, un precioso ejemplo reciente.

Juega Cortázar, evidentemente, con el equívoco de alternar palabras puramente imaginarias con un esquema sintáctico habitual: "Apenas él... a ella se le... y caían en... Cada vez que él procuraba... se enredaba en... y tenía que... sintiendo cómo poco a poco... se iban... hasta quedar tendidos como el... al que se le han dejado caer unas... Y sin embargo, era apenas el principio, porque en un momento dado ella se... consintiendo en que él aproximara suavemente sus... Apenas se... algo como un... los... de pronto era él... Se sentían... temblaba el... se vencían las... y todo se... en un profundo... que los... hasta el límite de las..."

Tenemos aquí el esqueleto, perfectamente lógico, de una descripción de amor físico. Evidentemente, el juego malévolo está en que nuestra imaginación rellena de sentido claro y concreto los huecos, ocupados en el texto por palabras ininteligibles. Vemos, una vez más, la complicidad con el lector, que, en este caso, se puede volver en contra de él, pues se avergonzará, quizá, al comprobar cómo su imaginación ha recurrido a términos más gráficos que los empleados por el escritor.

Cabe, incluso, la posibilidad de que a Cortázar le haya pasado por la cabeza mostrar, con un juego, cómo un escritor hábil puede soslayar una censura puritana evitando cualquier término non sanct/ov. Claro que la combinación de algunas palabras es claramente alusiva. Recordemos, por ejemplo, el "orgumio" y el "merpasmo", seguidos de una "sobrehumítica agopausa".

Quiero subrayar cómo los significados son sugeridos, también, por el movimiento rítmico de la frase. Notemos, por ejemplo, el ritmo trimembre: "Y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes." Si separamos el término común, caían en, obtendremos tres términos, progresivamente largos: "hidromurias" (cuatro sílabas), "salvajes ambonios" (seis sílabas), "sustalos exasperantes" (ocho sílabas). Gramaticalmente, se trata de un sustantivo; otro, con adjetivo antepuesto, y un tercero, con adjetivo pospuesto, descriptivo. La impresión psicológica es la de una serie de olas: todas avanzan en la misma dirección, pero cada una es un poco más larga que la anterior.

Veamos otro ejemplo. Al comienzo de la frase, una enumeración trimembre crea un ritmo progresivamente acelerado: "Las amulas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo..." Y todo se resuelve en una frase larguísima, enormemente perezosa, con palabras largas ("trimalciato", "ergomanina") y subordinadas, añadidas ("como el... al que..."): "Hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas filulas de cariaconcia."

Lo básico es el contraste entre momentos de exaltación y otros de depresión. Después del descanso que acabamos de citar, renace la tensión: "Y sin embargo era apenas el principio..."

El párrafo culmina en una enumeración en la que la orquesta parece emplear toda su potencia instrumental: "De pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa." Todo este crescendo orquestal, cuidadosamente preparado, estalla, jubiloso, como el sonido triunfal de los platillos: "¡Evohé! ¡Evohé!"

A lo largo de la historia, son varios los casos de escritores -o géneros- que intentan evocar un significado simplemente mediante el sonido de unas palabras, prescindiendo de la conexión arbitraria que es la base del signo lingüístico: en nuestra lengua, la poesía afro-cubana -de Lope de Vega a Nicolás Guillen-, las jitanjáforas y trabalenguas infantiles... Cortázar se une a esta cadena con su "glíglico". Lo hace con notable brillantez y sentido rítmico. (Una vez más, experimenta, juega, explora posibles ámbitos nuevos.) Y, no lo olvidemos, con sentido del humor: si tradujéramos este capítulo 68 a lenguaje normal nos encontraríamos con una narración grandilocuente, retórica, que Cortázar utiliza -a mi modo de ver- con evidente ironía.

Esto lo saqué de un libro que encontré anteayer, por lo que miré hasta ahora hay cosas con las que coincido, y otras que me han esclarecido, lo seguiré leyendo, dejo el link para el que quiera profundizar:

http://www.geocities.ws/juliocortazar_arg/amoros.htm
.
.

16/04/2016 19:29

Vuelvo a lo que dijo Porte sobre la intertextualidad, capaz que si, pero no creo que Cortázar se dirigiera a un lector muy culto, sino como ya lo ha dicho, hacia un lector activo y de todo tipo, inclusive ese muy culto. Cada uno encontrará su libro y también creo que encontrará otro libro si lo lee nuevamente. Internet da para todo, se puede hacer una búsqueda superficial, pero también uno puede encontrar muy buen material para Rayuela, y así poder profundizar más y por ejemplo compartirlo a través de este foro, estoy segura de que a Julio le habría encantado;)

Bueno y paso a los capítulos de esta semana

"Pero el amor, esa palabra..." (fin del cap. 6 y principio del 93)

En los capítulos 6, 7 y 8 nos asomamos al "amor" de la Maga y Horacio, lo pongo entre comillas porque para él las palabras (esas perras negras) no alcanzan para definir todo lo que siente por la Maga. "Te quiero" y si es un poco más, "te amo": se rebela ante esas categorías que no expresan lo singular:

"¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como sise pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. Pero estoy solo en mi pieza, caigo en artilugios de escriba, las perras negras se vengan como pueden, me mordisquean desde debajo de la mesa. ¿Se dice abajo o debajo? Lo mismo te muerden. ¿Por qué, pourquoi, why, warum, perché este horror a las perras negras? (...) Tengo miedo de ese proxenetismo, de tinta y de voces, mar de lenguas lamiendo el culo del mundo (...) En guerra con la palabra, en guerra, todo lo que sea necesario aunque haya que renunciar a la inteligencia, quedarse en el mero pedido de papas fritas y los telegramas Reuter, en las cartas de mi doble hermano y los diálogos del cine. Curioso, muy curioso que Puttenham sintiera las palabras como si fueran objetos, y hasta criaturas con vida propia. También a mí, a veces, me parece estar engendrando ríos de hormigas feroces que se comerán el mundo..." (cap. 93)

Y así llegamos al famoso y glíglico cap. 68, con un idioma totalmente original que es capaz de transmitirnos todas las emociones, toda la pasión y el erotismo. Uno lo lee y lo entiende perfectamente, y puede ser que otro que lo lea, también lo entienda perfectamente pero con otro significado : ) ...es arte.

En el cap. 9 siguen con las palabras, gruñe Etienne: "ustedes si no nombran las cosas ni siquiera las ven", claro, el pinta. Klee o Mondrian? en la pintura hay más vanguardia, y variada, que en el lenguaje.

Y me sonrío con momentos como este: "Wong y Gregorovius se detuvieron bajo el farol (y parecían estar tomando una ducha juntos), saludándose con cierta solemnidad."

Bueno, y me queda lo del Club de la serpiente, pero prefiero poner una cosa que va en el siguiente post

14/04/2016 15:49
Muy recomendable, está hecho en base a varias entrevistas

Memoria Iluminada - Julio Cortázar






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