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"Rayuela" para armar

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«910111213»
22/05/2016 00:35

Hola, queridos compañeros de ruta! He tenido este foro abandonado durante algún tiempo, la vida me trajo circunstancias que me impidieron escribir. Pero no dejé de leer, ni el libro ni los post, que agradezco profundamente. Gracias Mechiz por tanta dedicación y enriquecimiento. Por lo pronto, hoy comento lo que corresponde y luego les cuento, medio desprolijamente, sobre algunas cosas que me parecieron recordables de las dos semanas cuyos comentarios no puse en su debido momento.

En el capítulo 63, Morelli hipotetiza acerca de una posible novela fundada en la posibilidad de que las reacciones del hombre se motiven en cambios químicos, lo cual volvería todo drama personal mucho más impersonal. Y cualquier actitud o comportamiento humano sería más irracional, en el sentido psicológico habitual del término. Cierra el cap. con estas palabras: “…el hombre no es sino que busca ser, proyecta ser, manoteando entre palabras y conducta y alegría salpicada de sangre y otras retóricas como ésta.” Y quién sabe? Sólo puedo relacionarlo con el capítulo anterior, donde Oliveira muerde un tango de elevado nivel metafísico con sus párrafos sobre la otredad y la pérdida del amor, que tan acertadamente cita Mechiz (¡subrayé lo mismo, Mechiz!).

El cap. 23 se me hace que le debe gustar especialmente a Leo Maslíah y quizás le haya servido alguna vez de inspiración: el concierto de Berthe Trépat, el relato que se torna jocoso y dramático, no alternativa sino simultáneamente: “…podía resumir su estética en la mención de construcciones antiestructurales, es decir, células sonoras autónomas, fruto de la pura inspiración, concatenadas en la intención general de la obra pero totalmente libres de moldes clásicos, dodecafónicos o atonales…” La descripción es minuciosa y vale la pena leerla: una escena patética y ridícula a cuya protagonista Oliveira acompaña de regreso preguntándose si es él o su doble el que actúa de ese modo, el que solidariamente ofrece su tiempo y su compañía a ese estrafalario personaje que termina asestándole una acusación de abusos deshonestos. Él había estado feliz con su buena acción del día, “Pero como de costumbre había pagado por ese contento insensato. Ahora empezaría a reprochárselo, a desmontarlo poco a poco hasta que no quedara más que lo de siempre, un agujero donde soplaba el tiempo, un continuo impreciso sin bordes definidos.”

20/05/2016 03:03



Ubú rey es una obra teatral de Alfred Jarry estrenada el 10 de diciembre de 1896 en el Théâtre de L'Oeuvre, París. A partir de este estreno, el teatro experimentó cambios definitivos, rompiendo así con una fuerte tradición al renovar tanto la escritura dramática como los conceptos de puesta en escena, desde la iluminación, vestuarios, utilización de máscaras, gestualidad actoral, etc. Esto convirtió a Alfred Jarry en uno de los precursores más importantes del surrealismo, del dadaísmo y del teatro del absurdo.

La exclamación «¡MERDRE!» da comienzo a la obra, dejando al descubierto el personaje de Ubú, una representación de lo grotesco y humanamente innoble del poder político y el gobierno. Este personaje genera la creación de tres obras más: Ubú en la colina (que es un resumen de Ubú rey, adaptado para llevarlo a un acto de marionetas), Ubú cornudo y Ubú encadenado.

(fuente: la wikipedia)
17/05/2016 18:52

Con respecto a la otredad


"La otredad es la única patria del poeta. Esta es una premisa, una puerta de oro para el que se encuentra con un poeta verdadero, para el que alcanza a saborear una parte esencial de la vida y la literatura. Sin embargo pocas veces nos preguntamos por las diferentes otredades vivibles e invisibles que pueden habitarse. Por la genealogía de la otredad, por sus especies, sus hibridaciones y sus familiares."

Para leer el artículo completo: https://elrostroperdido.wordpress.com/2013/02/19/la-otra-otredad-julio-cortazar-y-fernando-pessoa/
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16/05/2016 00:41



Para esta semana, sólo dos capítulos, porque son más largos: el 62 y el 23
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15/05/2016 19:59
Por Morelli, sabemos sobre la búsqueda de Cortázar en esta novela, de la cual nos va hablando en el cap. 79.
Y lo logra, nos hace copartícipes y copadecientes; en los capítulos 20 y 21 asistimos al doloroso desencuentro entre la Maga y Horacio ( "... la ironía, la autocrítica incesante, la incongruencia, la imaginación al servicio de nadie").

Algunos subrayados nada más, no quiero saturar :D

"No me importa si lo digo mal y te hacen reir mis palabras. Yo hablo como puedo, no sé decir lo que siento"

"Nunca me quisiste, era otra cosa, una manera de soñar."

"Ah si, el tacto que reemplaza las definiciones, el instinto que va mas allá de la inteligencia. La vía mágica, la noche oscura del alma"

"Pero ya no te puedo hablar de esas cosas, digamos que todo se acabó y que yo ando por ahí vagando, dando vueltas, buscando el norte, el sur, si es que lo busco. Si es que lo busco. Pero si no los buscara, ¿qué es esto? Oh mi amor, te extraño, me dolés en la piel, en la garganta, cada vez que respiro es como si el vacío me entrara en el pecho donde ya no estás"

"Hay ríos metafísicos, ella los nada como esa golondrina está nadando en el aire, girando alucinada en torno al campanario, dejándose caer para levantarse mejor con el impuso. Yo describo y defino y deseo esos ríos, ella los nada. Yo los busco, los encuentro, los miro desde el puente, ella los nada. Y no lo sabe, igualita a la golondrina. No necesita saber como yo, puede vivir en el desorden sin que ninguna conciencia de orden la retenga. Ese desorden que es un orden misterioso, esa bohemia del cuerpo y el alma que le abre de par en par las verdaderas puertas. Su vida no es desorden más que para mí, enterrado en perjuicios que desprecio y respeto al mismo tiempo. Yo, condenado a ser absuelto irremediablemente por la Maga que me juzga sin saberlo. Ah, dejame entrar, dejame ver algún día como ven tus ojos”.

y en el 22, uf ...“¿Y qué quiere decir vivir de otra manera? Quizá vivir absurdamente para acabar con el absurdo, tirarse en sí mismo con una tal violencia que el salto acabara en los brazos de otro. Sí, quizá el amor, pero la otherness no dura lo que dura una mujer, y además solamente en lo que toca a esa mujer. En el fondo no hay otherness, apenas la agradable togetherness. Cierto que ya es algo”… Amor, ceremonia ontologizante, dadora de ser. Y por eso se le ocurría ahora lo que a lo mejor debería habérsele ocurrido al principio: sin poseerse no había posesión de la otredad, ¿y quién se poseía de veras? ¿Quién estaba de vuelta en sí mismo, de la soledad absoluta que representa no contar siquiera con la compañía propia, tener que meterse en el cine o en el prostíbulo o en la casa de los amigos o en una profesión absorbente o en el matrimonio para estar por lo menos solo-entre-los-demás? Así, paradójicamente, el colmo de soledad conducía al colmo de gregarismo, a la gran ilusión de la compañía ajena, al hombre solo en la sala de los espejos y los ecos. Pero gentes como él y tantos otros, que se aceptaban a sí mismos (o que se rechazaban pero conociéndose de cerca) entraban en la peor paradoja, la de estar quizá al borde de la otredad y no poder franquearlo. La verdadera otredad hecha de delicados contactos, de maravillosos ajustes con el mundo, no podía cumplirse desde un solo término, a la mano tendida debía responder otra mano desde el afuera, desde lo otro”
13/05/2016 18:58
Jano, dios romano del pasado y del futuro





La bella Creusa, hija de Erecteo rey de Atenas, tuvo un hijo con Apolo que creció en Delfos, alejado de su madre. Pero he aquí que Creusa se casó con Xifeo, mortal que sufría por no poder tener hijos de ella. Desesperado fue ante el oráculo, el cual le encomendó adoptar al primer niño que se cruzara con él al día siguiente. Y he aquí que al primero que encontró fue precisamente a Jano, hijo oculto de Creusa.
Creció el niño y se convirtió en un feroz guerrero y marchó a la conquista de Italia. Incluso llegó a fundar una ciudad allí en homenaje a sí mismo: Janícula.
Cuando el dios Saturno fue destronado y expulsado por su hijo Júpiter (el Zeus griego) de su lugar en el mundo de los dioses, se refugió en el reino de Jano y, en agradecimiento, dotó a éste del poder de ver el futuro y el pasado al mismo tiempo y poder así tomar decisiones sabias y justas (se cree que por esa razón se le representa con dos rostros) y lo convirtió en un dios.
Para el historiador griego Plutarco, sin embargo, la explicación a estas dos caras, se encuentra en que, gracias a la intervención de Saturno, el reinado de Jano pasó de ser caótico a convertirse en civilización. Para Ovidio, por su parte, el motivo se encuentra en su capacidad para abrir o cerrar todo lo que se halla sobre la tierra con su simple voluntad y para controlar tanto el cielo como el mar, además del giro del planeta sobre sí mismo. Además habla de que este dios mira simultáneamente a oriente y a occidente, consiguiendo así equilibrar el cosmos.
Otras de la las facultades atribuídas a Jano era la de que miraba el solsticio de verano por un lado (entre el 20 y 22 de junio) que simbolizaba la puerta de entrada para aquellas almas que iban a llegar a la Tierra gracias a los nacimientos, y al solsticio de invierno por otro (21 de diciembre) que es por donde las almas abandonaban los cuerpos físicos que habían encarnado para dirigirse a otras dimensiones.
Jano prestó además su nombre para denominar el primer mes del año, (Ianuarius en latín y january en inglés) y era venerado en Roma , donde una estatua que lo representaba, situada justo en el centro del templo, miraba hacia las dos puertas, una se encontraba en el oriente y otra en el occidente del edificio. En una de sus manos divinas se encontraba el número 300, en la otra el 65, pues controlaba el paso del tiempo.
Y un último detalle...Las puertas del templo de Jano estaban abiertas durante los tiempos de guerra para que el dios pudiera traerles equilibrio y sabiduría para actuar y conseguir que la paz reinara de nuevo.

Carmen Marquez
12/05/2016 04:20

¿ESTÁIS LOCOS? (fragmento) por René Crevel

[Poeta francés nacido en París. Destacado representante del surrealismo, pero al mismo tiempo escéptico ante él, frecuentó la sociedad mundana de la época (Gide, Cocteau, el conde de Beaumont), asumiendo su homosexualidad discretamente. Gran amigo de André Bretón, acérrimo enemigo del género burgués y de la homosexualidad, su afecto duró sin embargo, seguramente porque Bretón admiraba la rebelión impotente de Crevel, la cual no puede solucionarse sino es en la locura o en la muerte. Es autor de las obras en prosa poética, La muerte difícil (1926), Babilonia (1927), El espíritu contra la razón (1928), Estáis locos? (1929) y Los Pies en el Plato (1933). Amigo de Dalí durante los años franceses, escribió en 1933 su célebre ensayo, Dalí o el antioscurantismo (1933). Este texto es una interpretación de la pintura daliniana, un reflejo del ambiente exaltado y revolucionario del momento y revelador de ese instante de surrealismo exacerbado en la obra de Dalí. Crevel se suicidó a los 35 años agotado y asqueado tras los enfrentamientos entre los surrealistas y los organizadores del Congreso de Escritores para la Defensa de la Cultura.






Por un mordisco en pleno cielo, muy grandes se le abrieron los ojos, y hasta el éter se le alargaron las pestañas al hombre. Pero, en los jardinillos la hierba, brizna a brizna, se muere por causa de un diamante helado, y, a pesar de los zapatos, de la ropa interior y del traje, los trozos de carne que parecían mejor protegidos empiezan a cortarse por el frío, como, en otras temporadas con la tentación de las manzanas todavía verdes, se instalan suavemente en el paladar el alga del sabor y las espumas.

Permeable a la manera de niebla, el hombre, al pasar ante la tienda en la que reposan sobre un lecho de hojas, los melocotones más frágiles, envidia, a la vez, el presente y la vida anterior de éstos, ya que todo es siempre sencillo para la fruta y sus árboles. Qué pena que octubre no sea un mes hortelano como la calle de los Párpados Rojos tampoco es viñedo.

Pero ya que el mes, con sus treinta y un brazos, obstinado, deja caer las manos, las hojas, olvidemos el pedregal de hoy a favor de un fértil ayer, hace ya semanas y semanas, cuando, hermano del cerezo cerecero, y del ciruelo ciruelero, surgió desde el sueño de la tierra, febrero fiebrero.

La Ciudad, no había soñado ni había llorado.

La calle, por entonces, no tenía nombre. Al hombre le resbalaba el fuego directamente por los huesos, y unas extrañas lenguas ardientes le lamían la piel, por debajo. Los pies le dolían, estaba claro que los sabañones, tulipanes escarlata no tardarían mucho en reventar, mientras que la frente, los dedos, se ofrecían a la caricia de la nieve. En el escaparate de una relojería, al otro lado del cristal, entre relojes y joyas Fix, sobre una tablilla de terciopelo granate, un despertador de hojalata daba la hora más voluptuosamente contradictoria y, con la misma intensidad, podía ser a la vez amados y temidos el frío de las esquirlas triangulares clavadas en los músculos y aquella lava que le daba a la sangre su medida consumidora. De igual modo que tras la vendimia se canta la embriaguez del último sol y de la última cuba, en la penumbra glacial revoloteó un pelusa de refrán:

Febrero, fiebrero.
Tiempo nuevo. Tiempo nuevo.


(del blog El batiscafo rojo)
11/05/2016 19:55

Fotografía: "Cafe de Flore" de Dennis Stock.
(Saint-Germain-des-Prés)
10/05/2016 07:17
Que yo sepa, la costumbre de tomar mate en jarrito es muy mal vista por los provincianos, es más de porteño, se ve. No obstante, siempre es mejor un mate en jarrito que nada!
10/05/2016 07:14

Para simpli, este texto es de Lalo Mir, o se le atribuye. Es indispensable para saber lo que es el mate:

Lalo Mir
en el programa “Lalo Bla Bla”
Radio Mitre

El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse.

El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo.

Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es “hola” y la segunda “¿unos mates?“.

Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres.

Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros.

Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan.

Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara.

Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno.

Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos.

Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.

Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: “¿Dulce o amargo?“. El otro responde: “Como tomes vos“.

Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. (CA#1)

La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.

Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres.

Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.

Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solo. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por adentro hay revoluciones.

El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores…

  • Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. La charla, no el mate.
  • Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y es la sinceridad para decir: “¡Basta, cambiá la yerba!“.
  • Es el compañerismo hecho momento.
  • Es la sensibilidad al agua hirviendo.
  • Es el cariño para preguntar, estúpidamente, “¿está caliente, no?“.
  • Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
  • Es la generosidad de dar hasta el final.
  • Es la hospitalidad de la invitación.
  • Es la justicia de uno por uno.
  • Es la obligación de decir “gracias”, al menos una vez al día.
  • Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.
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