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17/04/2016 19:57


Una imagen de la nueva edición crítica de 'Mi lucha'.© Proporcionado por ElPais Una imagen de la nueva edición crítica de 'Mi lucha'.

En una rara jugarreta de la historia, Mi lucha, el libro escrito por Adolf Hitler en 1925 y que durante el Tercer Reich fue el libro más vendido en la Alemania nazi, volvió esta semana a convertirse en un éxito literario y ya ocupa el lugar número uno de la selecta lista semanal de los superventas, publicada hoy por la revista Der Spiegel.

17/04/2016 18:02
"Teoría y Práctica del Pan con Tomate" del catalán Leopoldo Pomés.
17/04/2016 17:01

Excomunión por robar libros




A aquel que "distrajere" algún libro se le avisaba de que quedaría excomulgado hasta que no lo hubiese devuelto a la biblioteca.

La explicación está en que durante la Edad Media, el robo de libros de las bibliotecas eclesiásticas llegó a ser tan frecuente que los monjes franciscanos no tuvieron más remedio que solicitar al Sumo Pontífice que tomara medidas contra los bibliocleptómanos. En 1568, el papa Pío V, haciéndose eco de dichas quejas, formuló un decreto en el que se castigaba con la excomunión a quien robase libros de las bibliotecas. Una copia era exhibida en las bibliotecas para que los amigos de los manuscritos ajenos se lo pensasen mejor. je.

"Fijaos en ese tiempo llamado futuro de subjuntivo ("quitaren", "distraxeren", "enagenaren"), hoy totalmente difunto en nuestra lengua, pero vivito y coleando en la de nuestros vecinos portugueses (Quando fores a Lisboa, não deixes de ver o bairro de Alfama) y que hoy sólo encontramos en refranes como "Adonde fueres, haz lo que vieres" (en definitiva, adonde vayas, haz lo que veas)."






14/04/2016 16:37

Gracias Pak.

Un clásico para Bobito:




Este es un libro que todos deberíamos leer, no sólo por su rico contenido literario (una novela paradójica, autobiografía indirecta, denuncia política, cuento de viajes, historia de aventuras, odisea sicológica, viaje al interior, dicotomía salvajismo/civilización, cultura/naturaleza etc.), sino porque denunciá la devastación que hizo el genocida Leopoldo II de Bélgica en el Congo, quien fue responsable de la muerte de entre 5 y 15 millones de personas.

El último párrafo de esta novela está considerado uno de los mejores finales de la literatura universal.

Este libro es una muestra del arte de narrar un relato intenso en pocas páginas. Y sugiere (nunca da por hecho, siempre se lo deja al lector) el horror del ser humano.

Algunas fotos de la época lo dicen todo:








T. S. Eliot incluyó una cita de El corazón de las tinieblas al comienzo de su obra The hollow men.

We are the hollow men
We are the stuffed men
Leaning together
Headpiece filled with straw. Alas!
Our dried voices, when
We whisper together
Are quiet and meaningless
As wind in dry grass
Or rats' feet over broken glass
In our dry cellar
Shape without form, shade without colour,
Paralysed force, gesture without motion
Those who have crossed
With direct eyes, to death's other Kingdom
Remember us—if at all—not as lost
Violent souls, but only
As the hollow men
The stuffed men.

Somos los hombres huecos
Somos los hombres rellenos
Reclinados juntos
En una almohada rellena de paja. Ay!
Nuestras voces resecas, cuando
Susurramos juntos
Son tranquilas y sin sentido
Como viento en hierba seca
O patas de rata sobre vidrio roto
En nuestro sótano seco
Figuras sin forma, sombra sin color
Fuerza paralizada, gesto sin movimiento
Aquellos que han cruzado
Con mirada decidida, al otro reino, al de la muerte
Recuérdennos, -si es que lo hacen- no como perdidas
Violentas almas, sino sólo
Como los hombres huecos
Los hombres rellenos.



Francis Ford Coppola se basó en este relato para su película Apocalypse Now, que si bien estaba ambientada en la Guerra de Vietnam, mantenía el espíritu y la estructura del relato de Conrad. En esta adaptación destaca la notable interpretación que Marlon Brando hizo del personaje del señor Kurtz.


03/04/2016 23:24
La educación siberiana, de Nicolai Lilin. Narra las aventuras y desventuras de un adolescente en Transnistria.
31/03/2016 16:36

Ufff no tengo mucho tiempo para responderte, Bobito!

Snob siempre he sido, y mamona... me encanta ver como la gente se pone rabiosa jajaja.

No, no entendiste bien lo que quise decir. Sobre las descripciones, no digo que no sigan siendo necesarias, obviamente que sí, sólo que por la época (la gente tiene más actividades, se tarda mucho en transportarse, por ende goza de menos tiempo, y le dedica mucho más tiempo al internet y tele que a los libros), simplemente ya no te pasan 400 páginas con la descripción de la ballena o de la montaña o de la taza de té. Ahora las descripciones de Murakami o de Baricco son de otra índole, mucho más fantasiosas. La literatura (como todo) evoluciona.

Respecto al arte, puede parecerte una mamada un punto y una raya de Miró, pero si estudias todo el proceso que llevó hasta llegar ahí, te puedes maravillar de la capacidad de síntesis, la composición, el color, la expresión que logró, por qué quiso hacer eso, su estética que corresponde a una época, etc. Vas a apreciar y valorar la obra mucho mejor que si ves sólo una raya con un punto.

Aquí mismo estamos leyendo Rayuela varios usuarios y compartiendo datos e impresiones. Si yo la leo solita, la puedo apreciar, me pueden gustar ciertas cosas más que otras, etc., pero si van poniendo información, imágenes, críticas, discusiones, entrevistas, párrafos, la música que se menciona, el París de la época, dudas y preguntas, tanto de Cortázar como del libro, resulta mucho más interesante y motivante leerlo y lo puedo apreciar mil veces más.

En el caso de la descripción de la ciudad de México, captarían más la atención las fotos, y eso es a lo que me refiero... es ya tanta la información e imágenes accesibles que la gente ya casi no lee. Hay que agradecer a Harry Potter (el Demian actual) que captó la atención de los chavitos.

Yo veo a la literatura como un arte. Me gusta tanto el fondo como la forma. No puedo separar una cosa de la otra. Y sí, tienes razón, además me gusta mucho más la literatura actual, aunque puedo maravillarme con muchos autores "viejos", de hecho los leo por puro placer.

Me tengo que irrrr... ya no podré responderte. Chau.

PD: Me gusta la literatura y la estudio, aunque sea como aficionada. De ajedrez no sé más que mover las piezas. ¿Te consideras de una elite porque sabes jugar bien ajedrez, lo que la mayoría de la gente no sabe?
Yo escribo y leo, mi hermano es ingeniero y juega ajedrez, ninguno de los dos nos sentimos en desventaja respecto al otro.



31/03/2016 11:33

Si he entendido bien lo que han dicho, debo declararme un lector inexperto. Para mí ser un lector experto sería equivalente a ser un lector inexistente. Definitivamente dejaría de leer.

Sin embargo, quiero comentar algunas cosas:

Pincelhada comentas que si Mann solo quería alardear sobre su conocimiento. Supongo que Mann como lo mencionas pretendía compartir su conocimiento. Pero eso es algo atemporal, ¿qué tiene que ver que haya sido a principios del siglo xx que si lo hiciera alguien ahora? ¿Quieres decir que estamos tan civilizados y con el internet, ya no es necesario que alguien hable en una novela sobre “la percepción del tiempo”, filosofía, la muerte, política, etc.? ¿Para qué me chingo Macario o Pedro Páramo? Mejor pongo google muerte y listo. ¿Para qué leo “los de abajo”? mejor pongo en google, revolución mexicana. Peor aún, ¿para qué escribir una novela del actual México? Si basta con consultar cualquier cosa sobre la situación actual de México para conocer no solo el tema, sino ver todas las imágenes de los lugares de interés.

Mencionas que describir un lugar es actualmente innecesario por el simple hecho de que podemos ver una imagen del lugar de forma casi instantánea. Por otra parte antes era necesario y de hecho era una de las intenciones del autor, dar a conocer lugares desconocidos. Creo que te equivocas nuevamente, las descripciones de lo conocido como de lo desconocido, eran y siguen siendo necesarias. Y a mi parecer importantes.

O no entiendo tu idea, o es que tienes algún problema con lo viejo. Digamos que tanto tú como yo conocemos a la cd. De México. Y por “x” razón tuviéramos que describir la misma ciudad a otra persona que no la conoce. Inmediatamente tomo mi laptop y muestro diversas fotografías de la ciudad de México, tú en cambio describes la imagen que tienes en tu cabecita. ¿Qué crees que pasaría? ¿Quién crees que mantendría su atención?

Tú manera de ver la literatura me parece muy utilitaria, práctica, tirando a elitista o en el mejor de los casos muy snob.

Difiero contigo respecto a que conocer más de un arte nos permite apreciarlo mejor. Creo que conocer un arte nos permite entenderlo mejor, mas no apreciarlo más. Creo entender, porque una pintura de arte moderno es “arte”, pero en el fondo de mi ser, sé que es una mamada, algo tan artificial, de base tan artificial que aunque entienda su valor artístico, no dejo de ser objetivo y dejar de ver lo que estoy viendo… “una mamada”. El ojo experto te dirá, no te gusta, porque no la entiendes, tu ojo no entrenado no puede ver la grandeza de la pintura. Hasta quizá te explique por qué la pintura es una obra de arte. Fingirás entender, y hasta pondrás cara de asombro, y te quedará la duda de si en verdad tu ojo es tan neófito que no ves algo que está allí, o si quizá una pintura moderna es tan moderna que hay que verla con el cerebro y no con el ojo. Es tanta tu angustia por algo tan incoherente que te pones a estudiar arte. Poco a poco te enteras de que va el asunto, hasta que un día te sorprendes que ya entiendes todo lo que te dijo el tipo experto aquel. Entonces sucede algo maravilloso, entiendes la pintura. ¿Y…? nos damos cuenta que sigue siendo la misma piche pintura fea de antes… solo que ahora la entendemos. Cuando llegamos a este punto ocurren dos cosas… tratamos de olvidar lo aprendido para gozar nuevamente del arte, o nos pasamos al lado oscuro formamos parte del grupo llamado “expertos” que basan su gozo en el casi insano placer de resolver acertijos. Agradecen al autor del acertijo, no debido a que el acertijo sea algo hermoso en sí, sino por brindarles el placer de resolverlo.

31/03/2016 07:14

Pincelhada... totalmente de acuerdo contigo. Los libros plomo, mamotretos, ladrillos imposibles, sólo se leen por razones eruditas, de estudio de estilo. Yo soy fan de Paradiso, sin embargo, no se me ocurriría andar por ahí diciéndole a la gente que se lo lea. También es necesario conocer el gusto de la gente antes de recomendarle un libro. Si es alguien fan a la novela negro-criminal, ni se te ocurra recomendarle algo del boom. O de Eco. Ah, una salvedad, una novela que logra conjugar lo -digámoslo así- culto con lo popular: El nombre de la rosa, donde hay historia, amor, un asesino en serie y la búsqueda de un libro perdido. Me quito el sombreo mil veces ante Eco, le rindo pleitesía porque supo colocar la literatura policíaca en los anales de las lecturas "cultas". Cosa que no se puede decir de El péndulo de Focault.

31/03/2016 00:27

Virginia Woolf comienza su ensayo de 1925 “¿Cómo debería leerse un libro?” con esta maravillosa advertencia: “Por cierto, el único consejo que una persona puede darle a otra sobre la lectura es que no acepte consejos, que siga su propio instinto, que utilice su sentido común, que llegue a sus propias conclusiones”.

La mayoría de las veces llegamos a los libros con la mente confusa y dividida, exigiendo a la ficción que sea verdad, a la poesía que sea falsa, a la biografía que sea aduladora, a la historia que refuerce nuestros propios prejuicios. Si pudiéramos desterrar todas esas ideas preconcebidas cuando leemos, sería un comienzo admirable.

Quizás la forma más rápida de comprender los principios de lo que un novelista está haciendo no es leer, sino escribir; hacer uno mismo el experimento con los peligros y dificultades de las palabras. Evoquemos, pues, algún suceso que nos haya dejado una nítida impresión: cómo a la vuelta de la esquina, quizá, pasamos junto a dos personas que conversaban; un árbol se agitaba; una luz eléctrica brincaba…” Así seremos más capaces de apreciar su maestría.

Woolf nos recuerda que siempre hay en nosotros un demonio que susurra ‘amo esto’, ‘odio aquello’ y callarlo es casi imposible. Por ello debemos intentar, en la medida de lo posible, convertirnos en el autor. “Pensar con un cerebro ajeno” diría Schopenhauer; no dictarle al autor mientras leemos. Después de todo, el verdadero “entendimiento” de un libro, si es que se le puede llamar así, no es inmediato sino paulatino; leer solo es la mitad de un proceso que se rige por las leyes de gravedad.

El primer proceso, el de recibir impresiones con el máximo entendimiento, es solo la mitad del proceso de leer; otro debe completarlo si queremos obtener el mayor placer de un libro. Debemos juzgar estas impresiones múltiples; debemos hacer de estas formas efímeras una que sea recia y duradera. Pero no de inmediato. Esperemos a que el polvo de la lectura se asiente; a que el conflicto y los interrogantes amainen; paseemos, conversemos, arranquemos los pétalos marchitos de una rosa o quedémonos dormidos. Entonces, de repente, sin que lo queramos, porque es así como la naturaleza efectúa estas transiciones, el libro volverá, pero de modo diferente. Irá flotando por el aire hasta la mente como un todo. Y el libro como un todo es diferente del libro recibido comúnmente en frases separadas. Los detalles ahora encajan en su sitio.

En este ensayo, contenido en el libro El lector común, la escritora nos conmina a no olvidar nunca que leer es sobre todo un placer, pero un placer que va desenvolviéndose como el rizoma de un helecho, con el tiempo, aún después de haber terminado el libro. La lectura es un acto solitario pero nunca estamos solos, nos aproximamos a nosotros mismos en la medida que somos otros y pensamos con un cerebro ajeno que dilapida lo que creíamos por sentado. Un buen libro no termina nunca. Regresa como lo hace el pasado y el fantasma, y nos prepara para el cambio.

Y para terminar, esta encantadora sugerencia: “El mejor momento de leer poesía es cuando somos casi capaces de escribirla.”

30/03/2016 21:44

Sí, el internet es relativamente nuevo, por eso dije: antes del internet, antes del siglo XX (me faltó un "y").

Estoy hablando de manera general, no nos podemos poner aquí a desmenuzar cada libro... pero por ejemplo algunos de los clásicos que mencionamos, como La Montaña Mágica, te mete a cuestiones de política, filosofía, religión, anatomía, geografía, la muerte, etc. etc. para "ilustrarte" (a menos que Mann fuera un mamón que sólo quería hacer alarde de sus conocimientos). O en Moby Dick te ilustra a la dichosa ballena desde todos los enfoques: artístico, anatómico, ecológico, geográfico, etc. etc. que no tienen nada que ver con la trama en sí.

Lo de la Literatura Pura dije que es de escritores expertos, para lectores también expertos. Esos lectores leen esos libros-plomo porque les interesa la estructura, el estilo, el enfoque, la profundidad o algo en particular. Si no los hubiera, nadie leería a Borges, que para el público en general puede resultar un plomo, pero para el entendido puede resultar genial. Es como en cualquier otra materia. Si yo no sé jugar ajedrez, no me voy a poner a jugar con expertos. La literatura es un arte, y entre más sepas sobre él, más lo puedes disfrutar. Y si además de leer te gusta escribir, el gozo es al doble.

Yo, la verdad, he empezado a leer libros que me resultan muy difíciles, pero que me llama la atención equis del autor o del mismo libro, así que sigo esforzándome hasta que... ¡me vengo! Mira, si terminé de leer las 2 partes del Quijote con el que ya en el capítulo 3 estaba hasta la madre, puedo terminar cualquier cosa, ejem. O En busca del tiempo perdido. Para mí no es masoquismo, es un deleite, porque de repente, se hace la luz; porque vas entendiendo poco a poco qué es lo que pretendió el autor. Lo del Quijote me sirvió para decir: bueno, lo intenté, leí la máxima obra de la literatura universal... y no me gustó.

Estoy en total desacuerdo de que el genio de un escritor radica en escribir de manera simple y la complejidad signifique falta de talento... Hay muchas maneras de hacer literatura. Hay libros simples que son un bodrio (como los de Coelho o las sombras de Grey) y complejos que son geniales. Puedes preferir unas deliciosas quesadillas del mercado o unos elaborados chiles en nogada hechos por un chef... cuestión de gustos. Igual que a ti te puede gustar una pintura barroca llena de detalles y a mí un punto con una raya de Miró... O los dos cuadros.

Y todo esto que digo proviene de mi gusto y opinión personal, pues no soy ninguna experta en la materia.


NOTA: ¡Me voy de viaje! Extráñame, Bobito.




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