En este momento se dirigen al Ministerio Público cerca de 100 personas familiares y amigos de los cuatro hombres fallecidos en el Hotel Bar Alexkey en La Fría.La cantidad de personas se desplazaron desde la población de La Fría en señal de protesta por la muerte de los cuatro hombres alegando con pancartas y consignas que todos eran personas de bien, dedicados a trabajar, de los cuales algunos se encontraban laborando y otros eran clientes del centro nocturno.La familia dijo que se trató de una vil masacre,y en medio de llanto exigieron al ministro de Interior, Justicia y Paz que asumiera la investigación de lo ocurrido porque a juicio de ellos, lo estaban engañando.
En este establecimiento de tres plantas, donde además hay un hotel, ocurrió el hecho el viernes en la noche.
Cuatro hombres fueron muertos a tiros en el interior de una tasca-hotel de La Fría, municipio García de Hevia, durante un procedimiento de funcionarios adscritos a la Coordinación de Inteligencia y Estrategias de la Policía Nacional Bolivariana, de Caracas, en coordinación con el Ministerio Público.
El ministro de Interior, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, quien participaba en el encuentro nacional con comunas productivas, en el Poliedro de Caracas, declaró sobre el “desmantelamiento de una organización colombiana dedicada al secuestro, el sicariato y la extorsión en La Fría, estado Táchira”.
Indicó que “las autoridades venezolanas en la frontera habían realizado labores de inteligencia, gracias a las informaciones y datos suministrados por integrantes del Movimiento por la Paz y la Vida, lo que permitió identificarlos, abordarlos y en la madrugada de hoy -sábado- enfrentarlos”.
Dijo que “durante el enfrentamiento, resultaron cuatro personas fallecidas y seis están detenidas, las cuales se encuentran a la orden del Ministerio Público”. Detalló que la banda se hacía llamar “Los Urabeños” y operaba al norte del estado Táchira, teniendo una base de operaciones en La Fría.
El hecho de sangre registrado este viernes, a las 8:00 de la noche, ha desatado polémica en La Fría y en el entorno familiar de los cuatro fallecidos, en cuanto a la autoría del mismo, porque las familias de las víctimas aseguran que fue perpetrado por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, Sebin, situación que no fue aclarada por el ministro Rodríguez Torres.
Sin embargo, al consultar una fuente tribunalicia señaló que se trató de un grupo de inteligencia estratégica de la Policía Nacional, bajo la supervisión de las fiscalías 46ª, con competencia en materia de extorsión y secuestro, y la 20ª, con competencia plena en delitos comunes, que investigan un caso penal inherente al delito signado con número de expediente 00-DDC-F20-0011-2014.
En procura de buscar respuestas a esta situación, se consultó a un vocero del Sebin, el cual señaló que el uniforme que utiliza el grupo táctico de la Policía Nacional es similar al de este organismo policial, y de allí pudo provenir la confusión. Sí dejó claro que una comisión del Sebin llegó al sitio del suceso, una vez ocurrido, a fin de verificar qué había pasado.
El hecho es que, como quiera que haya sido, a juicio de los familiares, este viernes, a las 8:00 de la noche, en la tasca-hotel Alexkey, en la calle 2 entre carreras 18 y 19, “se cometió una masacre, en la que murieron cuatro inocentes y otros más fueron detenidos y trasladados a Caracas”.
“Tipo comando”
Indicaron, según testimonios que lograron recabar los familiares, que un grupo de funcionarios, tipo comando, vestidos de color oscuro y utilizando pasamontañas, antes de ingresar al local lanzaron a su interior una bomba lacrimógena y luego irrumpieron y comenzaron a disparar indiscriminadamente contra los presentes.
Aseguraron que a varios los golpearon fuertemente, sin aparente razón, y los otros seis quedaron detenidos, los trasladaron a Caracas, entre ellos los dueños y algunos trabajadores de la tasca-hotel, los cuales fueron identificados de la siguiente manera: Emilce S.G., de 28 años de edad; José A., de 49 años; Luis D., de 41 años; Henry Roa, 36 años; Alfonzo C., y un sexto, sin identificar; supuestamente señalados de delitos contra la cosa pública (resistencia a la autoridad); contra el orden público; Ley para el Desarme, control de armas y municiones; Ley Contra la Delincuencia Organizada y financiamiento al terrorismo.
Por su parte, el subcomisario que estaba al frente de los funcionarios policiales habría indicado que, al llegar al establecimiento nocturno, llevaba una orden de allanamiento y que sostuvieron un enfrentamiento, en el que resultaron mortalmente heridos los cuatro hombres, que los trasladaron al Centro de Diagnóstico Integral, CDI, en virtud de que aún estaban con vida, pero murieron al llegar al centro asistencial. Los familiares desmintieron esta versión, al asegurar que la escena del crimen fue contaminada o alterada al mover los cuerpos del lugar, pues supuestamente los cuatro murieron instantáneamente, en el interior de la tasca. Otra presunta situación irregular habría sucedido en el CDI, donde supuestamente los policías trataron de desaparecer evidencias; por ejemplo, sacar los plomos que quedaron en los cadáveres. Todo esto estaría siendo investigado por los detectives de la policía científica, pues hasta el momento son solo denuncias, a las que los investigadores deberán dar respuesta.
En el sitio, según el comisionado a cargo, los policías se incautaron de una pistola, marca Brico Nine, calibre 9mm, con seriales limados; otra marca Tanfoglio, marca 6P.M75; además de 15 conchas calibre 9 mm y una concha calibre 7.62. 9mm, con seriales limados; un fusil, calibre 7.62, marca SLR; una granada explosiva, marca 6P.M75; 15 conchas calibre 9 mm y una calibre 7.62, marca 6P.M75; además de 15 conchas calibre 9 mm y otra calibre 7.62.
Adicionalmente, una motocicleta Empire Keeway, modelo Arsen, negra, placa AA5Y18LM; otra Ava, Jaguar, gris, placa ADT904; dinero en efectivo, chequeras y factureros. Según el jefe policial, las armas fueron las que utilizaron las víctimas durante el presunto enfrentamiento. Miriam Bustos
“Ni eran paramilitares ni hubo enfrentamiento”
Gennero Moreno: Mi primo no era paramilitar ni se enfrentó a los policías.
El único de los familiares que se atrevió a repudiar públicamente, sin temor, la situación registrada en La Fría, fue Gennero Moreno, primo de Anderson Javier Moreno, de 25 años de edad, una de las víctimas
Con respecto a su primo, dijo que era un agricultor, quien residía en La Grita, donde se desempeñaba además como “feriero”, y que nunca manipuló armas, ni tenía antecedentes penales.
“Viajaba de municipio en municipio, vendiendo verduras y hortalizas. Era de la aldea El Limón. Este viernes viajó a La Fría para comprar unos repuestos, y luego fue hasta la tasca para compartir un rato, a divertirse. Él no era ningún paramilitar, Y por eso exigimos que se investigue lo que pasó y cómo pasó”, expresó en la morgue del Hospital Central.
Otra de las víctimas fue identificada como Oswaldo Rodríguez Bautista, de 44 años de edad, metalúrgico, conocido en La Fría, quien tenía su residencia y negocio frente a la tasca donde ocurrió el hecho de sangre. Sus familiares denunciaron que todas las pertenencias personales y teléfonos celulares de las víctimas fueron robados.
“Fuimos a la sede de la policía científica a poner esa denuncia y no la tomaron. A nosotros nos dijeron que fueron funcionarios encapuchados del Sebin”, expresó otro de los parientes, quien no se identificó.
Luis Miguel Morales Mendoza, de 20 años de edad, es la tercera víctima. Trabajaba como mesonero en la tasca y vivía en el sector Caño Hondo. Al momento del hecho se encontraba laborando.
Josué de Dios Trujillo Solano, de 57 años de edad, vendía génovas y este viernes, en la noche, se dedicaba a su trabajo; ofrecía los embutidos a los clientes del local. Residía en el sector Los Pitufos.
Ninguno de los fallecidos tenía registros policiales.
Los cuerpos no fueron entregados anoche a los familiares. Les informaron que se está a la espera de una comisión del Ministerio Público de Caracas.
Una joven cirujana protesta ante un hospital con una pancarta que reclama: “¡no sólo las balas matan, la falta de medicinas también!”. Pese a su juventud, la doctora ya se ve hastiada de la falta de insumos médicos que alcanzó un insólito 50% en marzo, según cifras oficiales.
En Venezuela, cada día son asesinadas 65 personas, de acuerdo con organizaciones no gubernamentales. Pero la falta de medicinas e insumos que, por ejemplo esta semana pusieron en riesgo de muerte a nueve niños en un hospital caraqueño por falta de líneas para diálisis, son otra amenaza para una población indefensa.
“No hay gasas, no hay guantes ni analgésicos, ni antibióticos y antisépticos. No hay cepillos quirúrgicos, ni drenajes”, enumera a la AFP la médica de 30 años, quien pide hablar bajo condición de anonimato para conservar su puesto de residente quirúrgica en el Hospital Periférico de Coche, al suroeste de Caracas.
La situación –afirman los especialistas– es grave. Las estadísticas del Banco Central señalaron que a finales de marzo faltaban la mitad de las medicinas necesarias en el país con las mayores reservas petroleras mundiales y que factura 100.000 millones de dólares anuales por sus ventas de crudo.
El presidente de la Federación Médica Venezolana, Douglas León Natera, calcula que 95% de los hospitales tienen sólo 5% de los insumos. “El gobierno no se ha ocupado de dotarlos”, declaró a la AFP, mientras protestaba junto a otros colegas en una plaza del centro de Caracas.
Eso ha hecho que, por ejemplo, Adriana Campos tuviese que comprar en una farmacia las gasas y el colirio para tratar las lesiones del ojo derecho de su esposo que se produjo tras un accidente o que a Carlos González se le retrasara una operación por la falta de un drenaje quirúrgico.
Ni pobres ni ricos se curan.
Por años, pacientes, médicos y enfermeras han protestado frente a los hospitales públicos por la creciente carencia de insumos -importados en su mayoría- y el deterioro de la infraestructura, los equipos de salud y hasta por falta de agua.
Pero bajo el gobierno socialista del presidente Nicolás Maduro, y en el marco de una sequía de divisas, la crisis de medicinas e insumos comenzó a golpear fuerte incluso al sector privado de la salud.
Las clínicas privadas carecen de medicamentos debido a la deuda de más de 4.000 millones de dólares que el gobierno tiene con los importadores de fármacos, equipos e insumos médico-quirúrgicos.
En un país bajo estricto control de cambios y que compra en el extranjero la mayoría de lo que consume, cada importador debe peregrinar por los pasillos de la burocracia gubernamental para obtener divisas.
Pero en el último año, al tiempo que las reservas se derrumbaban de 30 a 20 mil millones de dólares, los pagos se retrasaron, las deudas crecieron, se cortaron las líneas de crédito externa y la escasez explotó.
Según el representante de la Asociación de Clínicas y Hospitales, Cristino García, de mil insumos de la salud, 194 estaban en falta absoluta en marzo y otros 90 en falta crítica.
“Están faltando desde un guante, hasta un balón de contrapulsación aórtica, desde una inyectadora hasta una válvula mitral y el problema es que los que faltan son los de mayor uso”, explicó García, cuya asociación congrega a 208 centros de salud privados.
En el Hospital de Clínicas Caracas –uno de los centros privados más importantes del país–, su presidente Amadeo Leyva calcula que faltan un centenar de insumos, entre ellos, antibióticos de última generación, reactivos y medicamentos contra el cáncer.
Un viejo problema.
En Venezuela hay 299 centros hospitalarios del Estado u organismos oficiales, según cifras del Ministerio de Salud de hace una década, que funcionan bajo distintas administraciones: desde el seguro social (IVSS) y el ministerio del sector (que administra la mayoría), pasando por los militares y hasta la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
El psiquiatra y presidente del Colegio de Médicos de Caracas, Fernando Bianco, un “revolucionario” confeso, asegura a la AFP que la crisis hospitalaria actual es la misma de hace treinta o veinte años atrás y también “la misma que encontró la revolución” chavista.
“Tienes que tener un programa de salud pública claro. Mientras el Ministerio de Salud haga lo que quiera, el IVSS haga lo que quiera, los militares, las empresas básicas (…) hagan lo que quieran, seguirás teniendo el desastre de hospitales que tienes”, agrega.
Durante su campaña electoral en 2013, Maduro, heredero político de Hugo Chávez, prometió que al llegar a la presidencia pondría “pepitos” (a la perfección) todos los centros de salud del país “¡De punta a punta!”, precisó.
El gobierno anunció la creación del “estado mayor de la salud” y asignó más dinero. Pero a finales de 2013 Maduro reconoció, ante las recurrentes protestas, que los hospitales eran “una vergüenza”, pese a una inversión en 2013 equivalente a 7.700 millones de dólares.
“¿Cómo pueden decir que la salud en Venezuela es gratuita, si nuestros pacientes tienen que comprar sus insumos?”, cuestiona la residente de cirugía del hospital de Coche.
Por su lado, con resignación –y estoicismo– García no baja los brazos y afirma que en los hospitales públicos y clínicas privadas “volvimos a la medicina de hace 30 años… porque no vamos a dejar de salvar vidas”.
Se destacó en materia de seguridad, y se dice que fue el inventor de “los anillos de seguridad” del Presidente, actividad que ahora realiza el servicio de seguridad cubano. Asimismo, trabajó verificando firmas de la oposición contra Chávez durante el referéndum. Aspiró a ser candidato a gobernador de Carabobo, sin éxito alguno.
Estuvo retirado de los medios. Sin embargo, vuelve a salir en la prensa, a raíz del accidente en el que murió María Gabriela Tablante quien iba de parrillera en su moto, el 23 de junio de 2005, en la avenida principal de Las Mercedes, reseñó elvenezolanonews.
La joven falleció en el acto y Otaiza ingresó en terapia intensiva con contusión severa que le ocasionó un traumatismo cráneo-encefálico cerrado, razón por la que se marchó a La Habana para completar su rehabilitación.
En una oportunidad aseveró que su “único jefe”, el presidente Chávez lo envió “donde no hay revolución”, y soñó con ingresar al Consejo Legislativo de Carabobo, pero maniobras internas impidieron que ganara la nominación por el PSUV.
En horas de la tarde de este lunes se confirmó el asesinato del Mayor Eliécer Otaiza, presidente de la Cámara Municipal de Caracas, tras un presunto asesinato. Se conoció que el occiso presenta varios disparos y se presume que el móvil del crimen fue el robo, pues se llevaron su camioneta.
De acuerdo al portal de Últimas Noticias, el director del CICPC y otras altas autoridades se apersonaron en la Morgue de Bello Monte, donde confirmaron su deceso. La Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, designó al Fiscal 19 con competencia nacional para investigar el caso.
La Fiscal General Luisa Ortega Díaz, afirmó que en el país “no existen presos políticos. “Los presos políticos están presos por sus ideas”, dijo, destacando que en Venezuela los privados de libertad tienen delitos.
Explicó que este es el caso de Leopoldo López, quien está inculpado por instigación pública, daños a la propiedad en grado de determinador, incendio en grado de determinador y asociación para delinquir.
Advirtió que “no le corresonde a la Fiscalía aprobar una Ley de Amnistía”; sin embargo, acotó que “estoy de acuerdo a las amnistías siempre y cuando estas no impliquen impunidad”.
Expuso que el caso de Iván Simonovis no corresponde al MP porque eso es una atribución legislativa.
Declaró que el Gobierno ha tenido que actuar en los actos violentos que se han presentado en el país, esto ha dejado un saldo 182 personas privadas de libertad.
Resaltó que no existe ningún detenido menor de edad.
“De las 182 personas que han sido detenidas, solo 8 han sido estudiantes”, señaló.
Informó que 41 personas han perdido la vida y 709 han resultado lesionadas desde el pasado 12 de febrero, incluyendo 7 funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y un fiscal del Ministerio Público.
Aseguró que el Gobierno ha actuado apegado a la ley y con respeto de los Derechos Humanos.Aseveró que la Fiscalía maneja 145 investigaciones de presuntas violaciones de derechos constitucionales. Apuntó que todos los casos son en contra de autoridades. Aseveró que de encontrarse algún caso de incumplimiento se tomarán las medidas necesarias.
Señaló que 17 funcionarios de cuerpos de seguridad se encuentran privados de libertad, 3 están con medidas cautelares y se esperan capturar otros 5.
Aseguró que todos los detenidos están involucrados en acciones violetas. “Ninguna persona ha sido aprehendida sin haber cometido algún delito”, dijo.
Denunció que el abogado Marcelo Crovato estaba en acciones que son constitutivas de delitos.
Fuente: Globovisión
OPPENHEIMER: Mario Vargas Llosa, un Nobel valiente
“Oppenheimer Presenta”
Andrés Oppenheimer aoppenheimer@elnuevoherald.com
Cuando vi por televisión al Premio Nobel Mario Vargas Llosa, de 78 años, llegar la semana pasada a Venezuela para prestar apoyo a las protestas estudiantiles contra el gobierno dudosamente electo de Nicolás Maduro, no pude evitar pensar que el escritor peruano es uno de los intelectuales más valientes que he entrevistado.
Vargas Llosa, quien junto al otro gran ganador del Premio Nobel Gabriel García Márquez, son probablemente las mayores glorias literarias latinoamericanas de la historia reciente, podría estar disfrutando sus años otoñales recibiendo doctorados honoris causa en universidades de todo el mundo, o codeándose con celebridades internacionales en una de sus casas de Nueva York, Madrid o Lima.
Lo que es más, podría estar ganando muchas más simpatías — y probablemente vendiendo aún más libros — si se acoplara al pensamiento político pseudo-progresista que ha estado de moda en gran parte de Latinoamérica. Podría estar deleitando al público diciendo lo que muchos quieren oír — que todos los problemas de América Latina son causados por el diabólico imperio estadounidense — y hacerse el distraído sobre las violaciones de los derechos humanos y los desastres económicos de países como Cuba o Venezuela.
Sin embargo, Vargas Llosa no solo dice lo que piensa, sino que además está dispuesto a correr riesgos personales para defender sus ideas. La semana pasada visitó Venezuela para participar en una conferencia sobre la libertad en Latinoamérica, una iniciativa de la organización independiente CEDICE, sabiendo que probablemente sería hostigado e insultado por el régimen venezolano durante su estadía en el país.
En una conferencia de prensa y en una maratón de entrevistas, Vargas Llosa culpó al presidente Nicolás Maduro de la “catástrofe económica” de Venezuela. Señaló que la inflación del 57 por ciento el año pasado es una de las más altas del mundo, y que hay una creciente escasez de alimentos pese al hecho de que Venezuela es una potencia petrolera.
Vargas Llosa dijo, en suelo venezolano, que Maduro está insistiendo inútilmente en anacrónicas políticas del “viejo socialismo”, el populismo, y el estatismo que han fracasado en todas partes.
Preguntado sobre las protestas estudiantiles que ya han dejado un saldo de 41 muertos y cientos de heridos, Vargas Llosa pidió la liberación de los presos políticos para generar un clima propicio para un “diálogo efectivo” entre el gobierno y la oposición.
También lamentó que los países latinoamericanos se hayan rehusado a condenar la sangrienta represión gubernamental a las protestas estudiantiles y la censura de la prensa, así como el encarcelamiento de líderes opositores como Leopoldo López. Los países de la región han mostrado una “actitud de cobardía”, dijo.
En una de mis más recientes entrevistas a Vargas Llosa, que pueden ver en YouTube.com, le pregunté qué lo motivaba a ser tan activo políticamente — y a someterse a la crítica de muchos gobernantes — cuando podría estar mucho más cómodo evitando visitar países con mandatarios hostiles. Poco antes de esa entrevista, Vargas Llosa había sido víctima de insultos por parte de manifestantes progubernamentales durante una visita a Argentina.
“No creo que los intelectuales deban tener una posición privilegiada o dominante en el debate público. Lo que creo es que los intelectuales deben participar de ese debate público, lo que es un fenómeno que está dejando de ocurrir cada vez más”, me respondió en esa entrevista de 2012.
“Desafortunadamente, especialmente en las sociedades libres y abiertas, los intelectuales le dan la espalda a la política, la consideran una actividad sucia, despreciable, que no debe de ninguna manera contaminar las actividades creativas”, agregó. “Yo creo que esa es una actitud muy equivocada, porque si despreciamos la política, contribuímos a que la política se vuelva despreciable”.
“Es verdad que muchos intelectuales muchas veces se han equivocado, y han defendido las peores opciones. Hemos visto intelectuales que fueron nazis, intelectuales que fueron comunistas, y no se diga de los que han defendido el holocausto y los asesinatos masivos de judíos”, prosiguió. “Pero hay muchísimos intelectuales que, en medio de esa especie de ceguera colectiva que es el fanatismo político, mantuvieron la lucidez y defendieron las opciones de la libertad”.
Mi opinión: Aunque los periodistas solemos honrar a nuestros colegas más exitosos recién cuando se mueren (tal como hemos visto en días recientes con la muerte de García Márquez), siento la necesidad de reconocer a Vargas Llosa aquí y ahora, mientras está vivo, por su valentía para defender las libertades básicas, aún a costa de correr riesgos personales.
Estemos o no de acuerdo con todas sus posturas, Vargas Llosa es un intelectual público de una enorme valentía en un mundo en el cual casi todos sus colegas eluden decir verdades obvias que van contra el discurso de moda. Tal como él mismo me lo señaló, si los intelectuales desprecian la política, la política se volverá aún más despreciable
10 siguientes
Desmotivaciones
