Ciro Alegría, cuento breve
Escritor Ciro Alegría. Fuente de la imagen
Ciro Alegría (Perú, 1909-1967) fue escritor, periodista y político. Es uno de los escritores más representativos de la narrativa indigenista, que se distinguía por su interés en reflejar la opresión sufrida por los indígenas. De Ciro Alegría son, entre otras, las novelas La serpiente de oro (1935), Los perros hambrientos (1939) y El mundo es ancho y ajeno (1941).
El relato “Muerte del cabo Cheo López”, prácticamente desconocido, fue publicado por primera vez en 1963, cuatro años antes de la muerte de su autor.
MUERTE DEL CABO CHEO LÓPEZ
(cuento)
Ciro Alegría (Perú, 1909-1967)
Perdóneme, don Pedro… Claro que esta no es manera de presentarme… Pero, le diré… ¿Cómo podría explicarle?… Ha muerto Eusebio López… Ya sé que usted no lo conoce y muy pocos lo conocían… ¿Quién se va a fijar en un hombre que vive entre tablas viejas? Por eso no fui a traer los ladrillos… Éramos amigos, ¿me entiende?
Yo estaba pasando en el camión y me crucé con Pancho Torres. Él me gritó: “¡Ha muerto Cheo López!”. Entonces enderezo para la casa de Cheo y ahí me encuentro con la mujer, llorando como es natural; el hijito de dos años junto a la madre, y a Cheo López tendido entre cuatro velas… Comenzaba a oler a muerto Cheo López, y eso me hizo recordar más, eso me hizo pensar más en Cheo López. Entonces me fui a comprar dos botellas de ron, para ayudar con algo, y también porque necesitaba beber.
¡Ese olor! Usted comprende, don Pedro… Lo olíamos allá en el Pacífico…, el olor de los muertos, los boricuas, los japoneses… Los muertos son lo mismo… Sólo que como nosotros, allá, íbamos avanzando…, a nuestros heridos y muertos los recogían, y encontrábamos muertos japoneses de días, pudriéndose… Ahora Cheo López comenzaba a oler así… Con los ojos fijos miraba Cheo López. No sé por qué no se los habían cerrado bien… Miraba con una raya de brillo, muerta… Se veía que en su frente ya no había pensamiento. Así miraban allá en el Pacífico… Todos lo mismo…
Y yo me he puesto a beber el ron, durante un buen rato, y han llegado tres o cuatro al velorio… Entonces su mujer ha contado… Que Cheo estaba tranquilo, sentado, como si nada le pasara, y de repente algo se le ha roto adentro, aquí en la cabeza… Y se ha caído… Eso fue un derrame en el cerebro, dijeron… Yo no he querido saber más, y me puse a beber duro. Yo estaba pensando, recordando. Porque es cosa de pensar… La muerte se ríe.
Luego vine a buscar a mi mujer para llevarla al velorio y creí que debía pasar a explicarle a usted, don Pedro… Yo no volví con los ladrillos por eso. Mañana será.
Ahora que si usted quiere ir al velorio, entrada por salida aunque sea… Usted era capitán, ¿no es eso?, y no se acuerda de Cheo López… Pero si usted viene a hacerle nada más que un saludo, yo le diré: “Es un capitán”…
¿Quién se va a acordar de Cheo López? No recibió ninguna medalla, aunque merecía… Nunca fue herido, que de ser así le habrían dado algo que ponerse en el pecho… Pero qué importa eso… ¡Salvarse! Le digo que la muerte se ríe…
Yo fui herido tres veces, pero no de cuidado. Las balas pasaban zumbando, pasaban aullando, tronaban como truenos, y nunca tocaron a Cheo López… Una vez, me acuerdo, él iba adelante, con bayoneta calada y ramas en el casco… Siempre iba adelante el cabo Cheo López… Cuando viene una ráfaga de ametralladora, el casco le sonó como una campana y se cayó… Todos nos tendimos y corría la sangre entre nosotros… No sabíamos quién estaba vivo y quizá muerto… Al rato, el cabo Cheo López comenzó a arrastrarse, tiró una granada y el nido de ametralladoras voló allá lejos… Entonces hizo una señal con el brazo y seguimos avanzando… Los que pudimos, claro. Muchos se quedaron allí en el suelo… Algunos se quejaban… Otros estaban ya callados…
Habíamos peleado día y medio y comenzamos a encontrar muertos viejos… ¡El olor, ese olor del muerto!… Igual que ahora ha comenzado a oler Cheo López.
Allá en el Pacífico, yo me decía: “Quién sabe, de valiente que es, la muerte lo respeta.” Es un decir de soldados. Pero ahora, viendo la forma en que cayó, como alcanzado por una bala que estaba suspendida en el aire, o en sus venas, o en sus sesos, creo que la muerte nos acompaña siempre. Está a nuestro lado y cuando pensamos que va a llegar, se ríe…Y ella dice: “Espera”. Por eso el aguacero de balas lo respetó. Parecía que no iba a morir nunca Cheo López,
Pero ya está entre cuatro velas, muerto… Es como si lo oliera desde aquí… ¿No será que yo tengo en la cabeza el olor de la muerte? ¿No huele así el mundo?..
Vamos, don Pedro, acompáñeme al velorio… Cheo era pobre y no hay casi gente… Vamos, capitán… Hágale siquiera un saludo…
Duelo de caballeros. Cuentos y relatos (1963), en Relatos, Madrid, Alianza, 1983, págs. 276-278.
Cineasta y escritor Woody Allen
Les voy a contar una historia que les parecerá increíble. Una vez cacé un alce. Me fuí de cacería a los bosques de Nueva York y cacé un alce.
Así que lo aseguré sobre el parachoques de mi automóvil y emprendí el regreso a casa por la carretera oeste. Pero lo que yo no sabía era que la bala no le había penetrado en la cabeza; sólo le había rozado el cráneo y lo había dejado inconsciente.
Justo cuando estaba cruzando el túnel el alce se despertó. Así que estaba conduciendo con un alce vivo en el parachoques, y el alce hizo señal de girar. Y en el estado de New York hay una ley que prohíbe llevar un alce vivo en el parachoques los martes, jueves y sábados. Me entró un miedo tremendo…
De pronto recordé que unos amigos celebraban una fiesta de disfraces. Iré allí, me dije. LLevaré el alce y me desprenderé de él en la fiesta. Ya no sería responsabilidad mía. Así que me dirigí a la casa de la fiesta y llamé a la puerta. El alce estaba tranquilo a mi lado. Cuando el anfitrión abrió lo saludé: “Hola, ya conoces a los Solomon”. Entramos. El alce se incorporó a la fiesta. Le fue muy bien. Ligó y todo. Otro tipo se pasó hora y media tratando de venderle un seguro.
Dieron las doce de la noche y empezaron a repartir los premios a los mejores disfraces. El primer premio fue para los Berkowitz, un matrimonio disfrazado de alce. El alce quedó segundo. ¡Eso le sentó fatal! El alce y los Berkowitz cruzaron sus astas en la sala de estar y quedaron todos inconscientes. Yo me dije: Ésta es la mía. Me llevé al alce, lo até sobre el parachoques y salí rápidamente hacia el bosque. Pero… me había llevado a los Berkowitz. Así que estaba conduciendo con una pareja de judíos en el parachoques. Y en el estado de Nueva York hay una ley que los martes, los jueves y muy especialmente los sábados…
A la mañana siguiente, los Berkowitz despertaron en medio del bosque disfrazados de alce. Al señor Berkowitz lo cazaron, lo disecaron y lo colocaron como trofeo en el Jockey club de Nueva York. Pero les salió el tiro por la culata, porque es un club en donde no se admiten judíos.
Regreso solo a casa. Son las dos de la madrugada y la oscuridad es total. En la mitad del vestíbulo de mi edificio me encuentro con un hombre de Neanderthal. Con el arco superciliar y los nudillos velludos. Creo que aprendió a andar erguido aquella misma mañana. Había acudido a mi domicilio en busca del secreto del fuego. Un morador de los árboles a las dos de la mañana en mi vestíbulo.
Me quité el reloj y lo hice pendular ante sus ojos: los objetos brillantes los apaciguan. Se lo comió. Se me acercó y comenzó un zapateado sobre mi tráquea. Rápidamente, recurrí a un viejo truco de los indios navajos que consiste en suplicar y chillar.
VILLANCICO
villancico es una canción popular breve con estribillo. Se trata de una composición musical (con su forma poética asociada) que nació en forma de canción profana y que obtuvo mucha popularidad cuando la gente comenzó a asociarla a la navidad. Poco a poco, los villancicos comenzaron a ser cantados en templos e iglesias.
Los primeros villancicos surgieron en el siglo XV a partir de la modificación de canciones populares más antiguas. El nombre proviene de las personas que solían cantar ese tipo de composiciones: los habitantes de las villas rurales (villanos).
Los villancicos se cantaban en fiestas populares, y las temáticas que trataban no siempre eran religiosas: se narraban situaciones amorosas o las noticias locales, y en algunos casos presentaban un contenido burlesco y satírico. En el siglo XVI, la Iglesia decidió promover la música en lengua vernácula durante las misas, con el objetivo de promover la evangelización.
De esta forma, los villancicos quedaron asociados a la religión, especialmente a festividades tales como la navidad. Las principales iglesias contaban con compositores y músicos que interpretaban las canciones en las misas o en las calles durante los períodos festivos.
La estructura de un villancico suele estar formada por las coplas y el estribillo, aunque el números de versos y la alternancia entre coplas y estribillo es muy variable.
En la actualidad, un villancico es una canción cuya letra está vinculada a la navidad y, por lo tanto, suele cantarse en el mes de diciembre. Sus orígenes, su estructura o las características musicales que lo representaban ya no se tienen en cuenta. La mayoría de los cantantes populares, tanto los solistas como las bandas, suelen lanzar al menos un album con temática navideña a lo largo de su carrera, lo cual suele ser percibido como una medida desesperada de recuperar la popularidad.
VillancicoSin embargo, si tomamos el ejemplo de la cantautora norteamericana Mariah Carey, escritora, productora e intérprete de su primer CD de villancicos, titulado “Merry Christmas” y publicado en el año 1994, vemos que en algunos casos existe un deseo genuino de hacer música navideña. Mariah consiguió que “All I want for Christmas is you“, uno de los temas originales incluidos en el disco, se convirtiera en un nuevo clásico, que se canta en todas partes del mundo, y que ha sido relanzado en el año 2010 como parte de su segundo álbum de villancicos.
Resulta interesante señalar que no todas las culturas dan el mismo espacio a los villancicos: existe una clara distinción entre quienes los cantan, dejando a un lado sus inhibiciones, y quienes se limitan a escucharlos. En Estados Unidos, por ejemplo, la navidad goza de gran importancia, y sus villancicos son populares a nivel mundial, gracias a memorables interpretaciones por parte de los grandes nombres de la música.
La cultura norteamericana es en gran parte responsable de la popularidad y de la vigencia de los villancicos en los últimos tiempos: independientemente de las diferencias idiomáticas, canciones como “O Holy Night” y “O Come, All Ye Faithful” son entonadas por personas de todo el mundo en los meses próximos a la navidad. Lo más curioso es que ninguno de dichos villancicos es de origen estadounidense; sin embargo, voces como las de Barbra Streisand, Frank Sinatra y, mucho más recientemente, Mariah Carey, hicieron de estos y más temas joyas indiscutidas de la música.
Algunos cantantes líricos, generalmente asociados a la música operística y de cámara, también se aventuran a grabar discos navideños, aunque en este contexto se suele hablar de música sagrada. Incluyendo los villancicos antes mencionados y piezas tales como las versiones más conocidas del “Ave María“, entre las que destacan la de Gounod y la de Schubert, acercan esta música a los sectores más diversos.
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