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Literatura, Biografías, Relatos cortos, etc. 2

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21/02/2014 14:02
GRAMATIKA---bale la pena hescribir algo aqui cuand van los administradores a
vorras los mensajes---me molezta vastante k critiqn my forma de escrivir sobre
todo Cemielvasco uana persona q not tiene verguensa y se umiya para q lo dejen entrar
a un perfil o a un bloj del cual fue admitid y duro 1 dia y lo echaron ademas critika zin saver
mada de nada de cramatica xk tiene ideaz harcaikas del tema en los añoz 2002 i 2004
al entrar las redes zoziales i luego los tectos en mensajes selulares la forma de escribil tanbio
totalment los jobenes izieron la anarquia de las letras hoy x hoi en el area virtual como lo ez
es este foro de Buho21 se tiene livertad para ecpresarse ya no importa si las pala-bras
lleban o no llevan acentos los signos de puntasion pasaron a cer ocsolutos lo important
ez el mensage k est se entienda x k en el siglo 21 se rompio las cademas de consonants y
bocales la libertad de la gramatika es total en lo virtual i esto es 1 realidad indesmentivle
en la vida real eso ya es otra coza pero tal ves en 1 años maz tambien la anarkia de las
letraz llegara a la vida real para fastidiar a los q not se quieren modernisar en materia
gramatical,He dicho esta verdad con sagazidad.
20/02/2014 23:43

LOS MERENGUES

Apenas su mamá cerró la puerta, Perico saltó del colchón y escuchó, con el oído pegado a la madera, los pasos que se iban alejando por el largo corredor. Cuando se hubieron definitivamente perdido, se abalanzó hacia la cocina de kerosene y hurgó en una de las hornillas malogradas. ¡Allí estaba! Extrayendo la bolsita de cuero, contó una por una las monedas—había aprendido a contar jugando a las bolitas—y constató, asombrado que había cuarenta soles. Se echó veinte al bolsillo y guardó el resto en su lugar. No en vano, por la noche, había simulado dormir para espiar a su mamá. Ahora tenía lo suficiente para realizar su hermoso proyecto. Después no faltaría una excusa. En esos callejones de Santa Cruz, las puertas siempre están entreabiertas y los vecinos tienen caras de sospechosos. Ajustándose los zapatos, salió desalado hacia la calle.

En el camino fue pensando si invertiría todo su capital o sólo parte de él. Y el recuerdo de los merengues —blancos, puros, vaporosos—lo decidieron por el gasto total. ¿Cuánto tiempo hacía que los observaba por la vidriera hasta sentir una salvación amarga en la garganta? Hacía ya varios meses que concurría a la pastelería de la esquina y sólo se contentaba con mirar. El dependiente ya lo conocía y siempre que lo veía entrar, lo consentía un momento para darle luego un coscorrón y decirle:

—¡Quita de acá, muchacho, que molestas a los clientes!

Y los clientes, que eran hombres gordos con tirantes o mujeres viejas con bolsas, lo aplastaban, lo pisaban y desmantelaban bulliciosamente la tienda.

Él recordaba, sin embargo, algunas escenas amables. Un señor, al percatarse un día de la ansiedad de su mirada, le preguntó su nombre, su edad, si estaba en el colegio, si tenía papá y por último le obsequió una rosquita. Él hubiera preferido un merengue pero intuía que en los favores estaba prohibido elegir. También, un día, la hija del pastelero le regaló un pan de yema que estaba un poco duro.

—¡Empara!—dijo, aventándolo por encima del mostrador. Él tuvo que hacer un gran esfuerzo a pesar de lo cual cayó el pan al suelo y, al recogerlo, se acordó súbitamente de su perrito, a quien él tiraba carnes masticadas divirtiéndose cuando de un salto las emparaba en sus colmillos.

Pero no era el pan de yema ni los alfajores ni los piononos lo que le atraía: él sólo amaba los merengues. A pesar de no haberlos probado nunca, conservaba viva la imagen de varios chicos que se los llevaban a la boca, como si fueran copos de nieve, ensuciándose los corbatines. Desde aquel día, los merengues constituían su obsesión.

Cuando llegó a la pastelería, había muchos clientes, ocupando todo el mostrador. Esperó que se despejara un poco el escenario pero no pudiendo resistir más, comenzó a empujar. Ahora no sentía vergüenza alguna y el dinero que empuñaba lo revestía de cierta autoridad y le daba derecho a codearse con los hombres de tirantes. Después de mucho esfuerzo, su cabeza apareció en primer plano, ante el asombro del dependiente.

—¿Ya estás aquí? ¡Vamos saliendo de la tienda!

Perico, lejos de obedecer, se irguió y con una expresión de triunfo reclamó: ¡veinte soles de merengues! Su voz estridente dominó en el bullicio de la pastelería y se hizo un silencio curioso. Algunos lo miraban, intrigados, pues era hasta cierto punto sorprendente ver a un rapaz de esa cabaña comprar tan empalagosa golosina en tamaña proporción. El dependiente no le hizo caso y pronto el barullo se reinició. Perico quedó algo desconcertado, pero estimulado por un sentimiento de poder repitió, en tono imperativo:

—¡Veinte soles de merengues!

El dependiente lo observó esta vez con cierta perplejidad pero continuó despachando a los otros parroquianos.

—¿No ha oído? —insistió Perico excitándose—¡Quiero veinte soles de merengues!

El empleado se acercó esta vez y lo tiró de la oreja.

—¿Estás bromeando, palomilla?

Perico se agazapó.

—¡A ver, enséñame la plata!

Sin poder disimular su orgullo, echó sobre el mostrador el puñado de monedas. El dependiente contó el dinero.

—¿Y quieres que te dé todo esto en merengues?

Sí —replicó Perico con una convicción que despertó la risa de algunos circunstantes.

Buen empacho te vas a dar —comentó alguien.

Perico se volvió. Al notar que era observado con cierta benevolencia un poco lastimosa, se sintió abochornado. Como el pastelero lo olvidaba, repitió:

—Déme los merengues—pero esta vez su voz había perdido vitalidad y Perico comprendió que, por razones que no alcanzaba a explicarse, estaba pidiendo casi un favor.

—¿Va a salir o no? —lo increpó el dependiente.

—Despácheme antes.

—¿Quién te ha encargado que compres esto?

—Mi mamá.

—Debes haber oído mal. ¿Veinte soles? Anda a preguntarle de nuevo o que te lo escriba en un papelito.

Perico quedó un momento pensativo. Extendió la mano hacia el dinero y lo fue retirando lentamente. Pero al ver los merengues a través de la vidriería, renació su deseo, y ya no exigió sino que rogó con una voz quejumbrosa:

—¡Déme, pues, veinte soles de merengues!

Al ver que el dependiente se acercaba airado, pronto a expulsarlo, repitió conmovedoramente:

—¡Aunque sea diez soles, nada más!

El empleado, entonces, se inclinó por encima del mostrador y le dio el cocacho acostumbrado pero a Perico le pareció que esta vez llevaba una fuerza definitiva.

—¡Quita de acá! ¿Estás loco? ¡Anda a hacer bromas a otro lugar!

Perico salió furioso de la pastelería. Con el dinero apretado entre los dedos y los ojos húmedos, vagabundeó por los alrededores.

Pronto llegó a los barrancos. Sentándose en lo alto del acantilado, contempló la playa. Le pareció en ese momento difícil restituir el dinero sin ser descubierto y maquinalmente fue arrojando las monedas una a una, haciéndolas tintinear sobre las piedras. Al hacerlo, iba pensando que esas monedas nada valían en sus manos, y en ese día cercano en que, grande ya y terrible, cortaría la cabeza de todos esos hombres, de todos los mucamos de las pastelerías y hasta de los pelícanos que graznaban indiferentes a su alrededor.

Juan Ramón Ribeyro

20/02/2014 17:56

Cultivo Una Rosa Blanca
por José Martí

Cultivo una rosa blanca
en junio como enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.

20/02/2014 13:20

Muchas gracias nalca.

Y gracias a armoniapoetica, a sus colaboradores y a los participantes del primer concurso realizado en el 2014. Ojalá que hayan muchos más.

Pero voy a hacerle una observación. Me complace que ud diga que este es mi foro y se lo agradezco, pero por otro lado creo que este y todos los foros son de todos. Todo aquel que quiera compartir escritos e informaciones de literatura, opinar con buena onda, criticar con respeto y educación, será bienvenido por todos los habitués a integrarse a este espacio.

18/02/2014 23:02

Cual foro NALCA el del pueblo de mi ,esta lo mas bien funcionando
y ya hize dos decimas una al payador y el poeta
y la otra ,con pie forzado,que me indicastes en ARMONIAPOETICA estan
en otra hoy por hoy una decima en ese lugar no seria apropiado,voy a nuestro foro.

18/02/2014 22:12
Pseac, no está nuestro Foro qué pasó?
18/02/2014 22:09
Trabajemos las décimas, como te propuse y las ponemos en armoníapoetica para que nos comenten. Yo te acompaño con guitarra afinada por transporte. ¿Cómo la viste? Y nos mandamos medio numerito.
16/02/2014 00:50
Cemielvasco, te reiteramos que tus comentarios estan en el link de cada relato. Mira en los links de la portada del blog. Todos se pasaron ahi, a medida que los ibamos borrando.
14/02/2014 20:21

Vaya Nalquita. Me sorprendió que le gustara Bukowski. Aquí pongo otro poema más bukowskiano.

si enseñaras a escribir con creatividad
¿qué les dirías?

les diría que tuvieran una relación amorosa infeliz,
hemorroides, mala dentadura
que bebieran vino barato,
que evitaran la ópera y el golf y el ajedrez,
que no dejasen de cambiar la cabecera de su
cama de una pared a otra
y luego les diría que tuvieran
otro amor infeliz
y que nunca usaran cinta de seda para
su máquina de escribir,
que evitaran los días de campo familiares
o ser fotografiados en un jardín
de rosas;
que leyeran a Hemingway solo de vez en cuando,
que prescindieran de Faulkner
que ignoraran a Gogol
que vieran fotos de Gertrude Stein
y que leyeran a Sherwood Anderson en la cama
comiendo galletas Ritz,
que se dieran cuenta que la gente
que habla de la liberación sexual
tiene más miedo que ellos.
que escucharan a E. Power Biggs tocar el
órgano en su radio
fumándose un Bull Durham en la oscuridad
de una extraña ciudad
debiendo un día de renta
después de haber tenido que dejar
amigos, parientes y trabajo.
que nunca se consideraran superiores y/
o justos
que nunca trataran de serlo.
que tuvieran otro amor infeliz.
que miraran pasar los aviones detrás de una
cortina veraniega
que nunca trataran de triunfar.
que no jugaran al billar
que se enojaran al ver
una llanta ponchada en sus coches
que tomaran vitaminas pero que no hicieran pesas
ni trotaran.

después de todo esto
que hicieran lo contrario.
que tuvieran un amor feliz.
y que lo que hay que aprender
es que nadie sabe nada
ni el Estado, ni los ratones,
ni la manguera del jardín, ni la estrella polar.

y si alguna vez me descubres
enseñando cómo escribir con creatividad
y lees esto
regrésamelo
te calificaré merecidamente con MB
y te daré por el culo.


CHARLES BUKOWSKI
El amor es un perro del infierno

14/02/2014 15:45
¡Qúe bueno lo que pusiste! Estilo tiene mi amigo del alma, el Nipa, Malize con la ironía divertida a flor de labios y por supuesto nuestros escritores de búho. Hay gente linda con gran estilo,una persona que quiero( y que no es fgam) jajaja. En fin me propongo invitar a hablar de algunos estilos.
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