En la época estival hay que soportar, cuando se viaja a los balnearios de la costa, sobre todo los fines de semana, infernales tacos vehiculares. La ocurrencia de éstos, son cosa segura y el pasajero debe obligatoriamente armarse de paciencia para poder sobrellevar esas tres horas y a veces más de congestión vehicular. Afortunadamente algunos choferes de la locomoción pública conocen ciertos atajos logrando con ello reducir los tiempos de espera. Pero, eso no es gratuito para los pasajeros quienes estoicamente en alguno de estos atajos deben aguantar un desagradable y fino polvo que se filtra al interior del bus. Sin embargo, el sacrificio vale, ya que se ahorran fácilmente dos horas de inútil espera.
A todo lo anterior debe sumarse que en la mayoría de los casos el bus va atestado de pasajeros, casi todos cansados, todos de mal genio y con el único deseo de llegar pronto a casa. Por eso, raro sería que los pasajeros quisieran que el taco no se moviera ningún centímetro, como sucedió cierto día domingo en el bus en que viajaba. Y para que sucediera eso, algo extremadamente extraordinario debía pasar... y pasó.
El causante fue un pequeño colibrí, que en unos matorrales tupido de flores hizo su actuación de flor en flor. Fue un niño el primero en verlo y luego poco a poco la totalidad de los pasajeros se trasladaron al lado del micro donde se podía ver cómo sin ninguna preocupación el ave volaba de un lado a otro y se suspendía en el aire... Fue un momento mágico, tanto dentro como fuera del bus, que poco a poco se desvaneció, según el taco avanzaba...
Mi perra, Venus, es un personaje de aquellos.
Es la estrella de la plaza. Cuando llega alborota a toda la perrada que comienza a jugar frenéticamente con ella. En una ocasión, a una chica de unos veinte años le dio miedo la virulencia con que Venus estaba jugando con su pequeño cachorrito, así que lo levantó en brazos. Mi perra deseosa de seguir jugando, le saltó con las patas delanteras a la dueña para reclamar que lo suelte. Al caer, las patas delanteras le engancharon el pantalón buzo de la chica y la ropa interior. La pobre chica pegó un grito, lo que atrajo más las miradas de toda la plaza, mientras se esmeraba como podía en levantarse la ropa con una mano y con la otra sostener al cachorro. Y todo ante el acoso de Venus y otros perros que la secundaban.
Aquí les muestro a Venus en uno de los pocos momentos en que conseguimos tranquilidad distrayéndola con algo (fíjense qué es ese algo).
A veces en mitad de la noche, cuando todos estamos durmiendo, comenzamos a escuchar voces desde el living y cuando voy a investigar es Venus que prendió el control remoto del televisor.
y yo aprendí que soy una winka :) como dice mechitaz, siempre andamos aprendiendo.. pero a veces el cerebro necesita un descanso! El otro día andaba con unas compañeras de recursos humanos que estaban cuadrando calendarios laborales como locas y una decía "voy a acabar soñando con calendarios laborales", y su compañera nos explicó una historia sencilla y corta.. una bagatela :) " hace unos años teníamos que cuadrar todos los turnos de las enfermeras y auxiliares de un nuevo hospital entero, al final nos encerramos un fin de semana sólo para hacer ruedas de turnos. Coincidió con aquella época en que se eligió nuevo Papa... por la noche soñé que su Santidad el Papa de Roma venía y me pedía que le cuadrase los turnos de los curas y los monaguillos para las misas de doce!!" Menos mal que, de vez en cuando, nuestros cerebros se "cortocircuitan" y se dan un respiro! :)
La penuria azul juega con el paisaje bello
El poema redondo vuela en la casa encantada
El cuarto desvarío pesca al fantasma tétrico
Su gran delirio prescinde del recuerdo imborrable
El viaje antiguo sorprende al payaso despistado
Un velero inusitado solapa al hombre astuto.
El esquivo saltimbanqui entumece la gran boda.
El corzo impenetrable prorratea su camino pedregoso.
En la isla gastada fenece un animal feroz.
Una perla demencial acaudilla las aguas turbias.
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