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bagatelas...

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04/09/2013 19:26

Una vez me contaron una historia real que me causó gracia. Quizás se necesite hacer gestos, pero trataré de escribirla de todas formas.

Se trataba de una oficina donde los empleados solían divertirse haciendo apuestas. Sabían que vendría una persona a la que tendrían que atender. Digamos que el apellido de esa persona era Fasulo. Dos de ellos apostaron a quién de ellos dos nombraba más veces la palabra Fasulo desde que Fasulo entrara hasta que saliera de la oficina. Otro compañero iría contabilizando los Fasulos.

Cuando apareció Fasulo, se suscitó una situación caótica y acelerada.

—¡Fasulo! ¿Cómo anda Ud, señor Fasulo? Siéntese Fasulo, por favor.

—Buenos días señor Fasulo. Llegó temprano hoy, Fasulo.

—Sí, Fasulo, lo esperábamos más tarde, Fasulo

—¿Está el cheque para Fasulo?. No se preocupe Fasulo, que si no está lo preparamos enseguida, Fasulo.

—¿Cómo anda la familia Fasulo? ¿Fasulo Junior?

—¡El cheque para Fasulo!. Tráiganlo rápido que Fasulo está esperando. No podemos robarle tanto tiempo a Fasulo

— El otro día escuché por la radio un comentarista político de apellido Fasulo. ¿Es pariente suyo, Fasulo?.

A esa altura Fasulo no entendía nada, ni siquiera había dicho una palabra.

—Un café para Fasulo. ¿o prefiere un té, Fasulo?. No,…yo sé que a Fasulo le gusta el café

Y así siguieron con un perplejo Fasulo, que después de recibir el cheque se despidió como pudo ante tanta efusividad de los empleados. Cuando se iba retirando, los dos apostadores miraron las anotaciones del que contaba las veces que cada uno de ellos pronunció la palabra Fasulo. Entonces el que tenía anotados menos Fasulos reaccionó rápidamente.

— ¡Espéreme un segundito señor Fasulo!— Fasulo se detuvo en la puerta de salida cada vez más perplejo y fastidiado por no entender lo que sucedía.

— Tengo una duda y es que creo que no tengo su teléfono anotado en mi agenda, Fasulo. Déjeme comprobarlo, Fasulo.

Entonces tomó un cuaderno cualquiera que tenía a mano, y apurándose antes de que Fasulo se fuera enojado, con el dedo índice deslizándolo a través de la hoja del cuaderno hizo como si estuviera buscando el nombre en voz alta:

— Fasulo… Fasulo… Fasulo… Fasulo…Fasulo…

04/09/2013 18:34

Es  una historia vieja,  pero me causa gracia, creo que es una cita Bernard  Shaw, y la usaba un amigo que es empresario cada vez que le venían a pedir aumento de sueldo, le decía al empleado:

Mire señor, el año tiene 365 días de 24 horas, de las cuales 12 están dedicadas a la noche y hacen un total de 182 días. Por lo tanto, sólo quedan 183 días hábiles; menos 52 domingos, quedan 131 días; menos 52 sábados, quedan un total de 79 días de trabajo; pero hay cuatro horas diarias dedicadas a las comidas, sumando 60 días, lo que quiere decir que quedan 19 días dedicados al trabajo. Pero como usted goza de 15 días de vacaciones, sólo le quedan cuatro días para trabajar, menos aproximadamente tres días de permiso que usted utiliza por estar enfermo o para hacer diligencias, sólo le queda un día para trabajar; pero ese día es, precisamente, el "Día del Trabajador" (1º deMayo) que es feriado, y por lo tanto no se trabaja. Entonces de qué aumento hablamos flojo de moledera si casi no trabajas…

04/09/2013 18:17
Cuando los ví por primera vez corría el padre detrás del hijo, con un cuchillo en la mano: "te mato, hijo de ..!!!!!" y de verdad que me creí que lo mataba, pero pasaron tan deprisa, desapareciendo entre unas callejuelas que yo todavía no conocía, que no pude ni reaccionar.
En cuanto aparecieron en el centro de Atención Primaria los reconocí. Los Amaya no tienen casa, dicen que tenían una familia en algún otro sitio, y que cuando el hijo empezó a meterse heroína y se vino a Barcelona, el padre lo siguió porque no quería que estuviera solo y enfermo... otros dicen que la locura del hijo es heredada del padre y que fué eso lo que los llevó lejos de su casa a vagar por las calles... vienen un par de veces o tres por semana desde que abrimos el centro hace diez años, a veces a pincharse el hijo en el baño y a esperar el padre, otras veces a pedir recetas de algún fármaco que poder vender en el mercado negro y poder comer. Un día el hijo robando cobre se subió a una torre eléctrica y se electrócutó, impresionaba el punto de entrada y de salida de la corriente, las quemaduras... costó lo que no está escrito llevarle al hospital. El padre nunca pide que se le visite, simplemente, se hace mayor. El hijo no existe, nunca se registró en un registro civil, no tiene NIF, NIE o DNI, no tiene edad, a veces 33 , a veces 36, a veces dice que 28, casi no tiene ni vida, delgado, caquéctico, consumido por la mala vida y la droga.... El padre siempre está callado, sólo cuando le grita se le oye. El invierno que nevó salieron varias personas a buscarlos, estaban debajo de un árbol, les ofrecimos que pasaran la noche en el centro.. ni atados hubieran ido, se quedaron bajo el árbol, con las mantas...
El otro día vino la chica del bar de enfrente: "el amaya se ha muerto, lo recogieron el otro día de un banco con una ambulancia, pero ya estaba muerto". Nos pusimos a buscar, y estaba en nuestro hospital, supongo que por eso lo encontramos, sin nombre, sin apellido....
Ayer estaban otra vez en la calle, limpios, rapados y con ropa nueva.... algún día será....pero todavía no...
04/09/2013 18:07
mechitaz, bienvenida, me alegro de que atrevieras :)
04/09/2013 06:45
MECHITAZ, contaste tan bien la historia que hasta me duele la mandíbula.
04/09/2013 06:16
No sé porqué lei la historia de mechitaz y entré a bostezar  
Debe ser que son mas de la 1,00 .-
04/09/2013 05:32

No solo tiene que tener cuidado con los bostezos, también con las sorpresas, mechi.

04/09/2013 03:13
A raiz de un dolorcillo que sentí en estos días en la zona de la articulación témporo-maxilar, me acordé de algo que me sucedió hace varios años.
Mi odontólogo me había derivado a un especialista para hacerme un tratamiento de conducto. Era la primera vez que iba y recuerdo que su consultorio, de un colega ya jubilado, era lúgubre, bastante antiguo muy de acuerdo con él, un hombre alto y de cara triste.
 Bueno, ya imaginarán como es ese tipo de intervención, había que perforar el molar afectado, que estaba en el maxilar inferior. Al rato, mientras hacía el trabajo, empecé a sentir unas molestias. Con el aspirador de saliva, colgando de mi boca y el dentista socabando traté de avisarle, lógicamente me salió un farfulleo inentendible a lo que él me dijo: -tranquila, ya falta poco-, cosa que repetí mas tarde y me respondió de igual manera (-que hinchacocos esta mina- o algo así jeje seguramente pensaba).
Por fin terminó su trabajo, -listo, ahora sí, puede cerrar la boca- a lo cual le digo -gno puedoo- con total consternación ante su atónita mirada. Acto seguido, trató de maniobrar un poco, pero no pasaba nada, entonces me dijo que esperara un momento y se fue a la habitación de al lado.
Seguramente estaría revisando frenéticamente en algún libro, luego me confesaría que era la primera vez que le pasaba. Mientras sentía que iba pasando las hojas, me levanté y fui al espejo, y vi mi cara borbona (se lo perdió Velazquez) ya surcada de lágrimas, pues por más que pensaba, no tenía idea de como se podía solucionar eso ¿te abren, te enyesan, te atornillan? generalmente tiendo a no lamentarme cuando hay un inconveniente, asique mi mente bullía.
Cuando estaba en el pico de la desesperación, reapareció pleno de energía y optimismo, y procedió a maniobrar serenamente, deslizando el maxilar hacia arriba, y sin que me doliera nada quedó todo en su lugar! (la investigación previa había dado resultado) cerré la boca con alivio, no tuve más molestias posteriormente, ni siquiera hizo falta el analgésico que me aconsejó. Mi triste sacamuelas quedó con una sonrisa de satisfacción ante su buena labor y una anécdota para contar a sus camaradas.
Estoy segura de que siempre que nos encontrábamos (mi ciudad es chica) sin mencionarlo, recordábamos ese momento, creo que de pánico y jocoso después, para los dos.
Y desde entonces, mis bostezos gozan de grannnn mesura.
03/09/2013 00:15

Un tercio de nuestra vida la pasamos durmiendo y en cada dormir, según su profundidad, un sueño puede pasar por cuatro o cinco etapas diferentes. Eso, al menos, dicen algunos estudios.

Hay sueños que mientras estamos dormidos uno los encuentra muy entretenidos y desea que nunca se olviden, pero luego, una vez despiertos, éstos no regresan por ningún motivo pese a los esfuerzos que hacemos por recordarlos. Otros sueños, en cambio, son tan irracionales, que cuando despertamos no sabemos por dónde agarrarlos.

Hay un sueño que nunca he olvidado y que durante mucho tiempo lo conté como si hubiese sido algo real, hasta que me convencí (o me convencieron) que estaba equivocado.

En mi primera infancia siempre me quedaba con la boca abierta y mirando hacia los cielos cuando veía pasar sobre mi cabeza las avionetas que fumigaban un trigal aledaño a nuestra población. Muy a menudo pasaban esos aviones lanzando su chorro por la cola y volando a muy baja altura. Desde ese entonces uno de mis mayores deseos fue poseer uno de esos aviones y guardarlo bajo mi almohada para que protegiera mis sueños.

 

Precisamente un día ocurrió eso. No sé cómo me apoderé de una gran soga a la cual le hice un lazo en uno de sus extremos. Lo mismo que los vaqueros de mis historietas, yo el más chico de la familia, lacearía un avión fumigador, aunque sea de su cola, y lo atraería hasta tenerlo en mi poder. Así lo hice. Me subí a un enorme árbol desde donde di varias vueltas  por el aire a mi lazo, con mucho esfuerzo, recuerden que era muy pequeño, el que lancé justo en el momento que pasaba el avión a baja altura. Acerté en el primer intento. El avión, en un principio no quería dejarse atrapar y me arrastró por el campo de trigos, pero luego la soga logró enredarse en unos árboles y el avión se detuvo. No sé cómo lo eché en mis bolsillos sin que nadie se diera cuenta y me lo llevé a casa.

 

"Yo atrapé uno de esos ayer, con un lazo", les dije muy convencido a mis hermanos al otro día, cuando pasó por los aires un avión fumigador... Ellos rieron de mi inocencia ¿Dónde está? me preguntó uno de ellos. "No sé - respondí - pero lo tenía debajo de mi almohada y hoy ya no está. A lo mejor la mamá lo sacó. Le preguntaré dónde lo dejó". Mientras yo me dirigí corriendo en busca de mi madre para preguntarle por el avión, mis hermanos se fueron por otro lado muertos de la risa.

 

Después les contaré el día que yo creía que estaba soñando, pero todo lo que pasaba era completamente real...

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02/09/2013 22:12

Alysz: Se entiende que vos no hablabas de eutanasia activa. Lo que a mí me trajo a la memoria lo que conté fue la situación de los médicos que visitan pacientes terminales. Lo de la eutanasia fue una consecuencia de esa visita en el caso particular que me tocó vivir a mí, y en ese caso particular reitero que le estoy infinitamente agradecido a ese médico aunque lo que haya hecho legalmente se trate de un delito.

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