Pero uso este sofisticado móvil de última generación que incluye un auricular para escuchar música en FM , cuando quise conectar el cable USB a la PC de esta batata de teléfono ....

amiga alysz , siempre con esos aparatejos hay que buscar "configuaraciones" > "configuración de teléfono" > "configuaración de idioma"  ,  esa sería una posible solución . Y otra es ir donde lo compraste y que te lo configuren ahi mismo los vendedores . 

Recientita: Ayer compramos un teléfono nuevo para casa. Hace semanas que no utilizamos el fijo porque, simplemente, no funciona. Elegimos uno que estaba bien ... con manos libres incluido... con infinitas opciones, y muy bien de precio, la verdad.
Al llegar a casa, abrí la caja y lo puse a cargar.. 8 horas, recomiendan. Esta mañana empezamos con la programación del mismo y voilà!! de repente... se cambia el idioma y nos quedamos a cuadros!
Después de mucho navegar por menús imposibles, y de bajar el nivel de enfado que tenia, descubí una alfa, una omega, una lambda.... es griego!!!
imposible adivinar qué ponía en cada menú... así que me armé de paciencia y, libreta en mano, hago un esquema, entrando menú por menú y copiando, más o menos las palabras con la esperanza de llegar a algún sitio que pusiera spanish o english .. o algo que al menos estuviera en nuestro alfabeto!!
Nada.. imposible.. gracias a que iba escribiendo, evitaba entrar mil veces en el mismo submenú...a veces!! .. pero no encontraba absolutamente nada que me ayudase.
Segunda opción: me voy a a buscar las instrucciones (antes para qué!! ): cómo agregar números en la agenda, cómo agregar un microteléfono ( qué puñetas será eso...) .. mil cosas.. pero nada.. supongo que todo el mundo configura su teléfono en el idioma que conoce..
Tercera opción: busco el teléfono del servicio técnico. Qué guasa.. "hola, buenas es que puse mi teléfono en griego" ya me imagino "y habla usted griego? " y yo" pues no.. "
y de repente veo que, en un cuadrado gigante y llamativo de las instrucciones pone "preguntas más frecuentes" y vuelta otra vez con el microteléfono.. .pero un poquito más abajo.. y entre las 5 preguntas más frecuntes pone: "qué hacer si ha configurado usted el teléfono en un idioma que no conoce" y sin más hay un par de órdenes claras y sencillas para reconocer en los diferentes alfabetos las palabras clave.. y en tres pasos, vuelvo a entender mi teléfono!!!
Parece mentira cuánto me cuesta leer las instrucciones... qué manía de hacerlo todo instintivamente!!!
Mi consuelo: si entre las miles de preguntas que debe  hacerse la gente una de las cinco más frecuentes es "qué hacer si ha configurado usted el teléfono en un idioma que no conoce"... me quedo más tranquila... mal de muchos, consuelo de tontos!! :D

Es muy difícil encontrar algún argentino de mi generación que no haya tenido algún abuelo inmigrante europeo. Particularmente en la zona donde vivo, a principios del siglo pasado se concentraron inmigrantes del Piemonte italiano. Mayormente eran agricultores. Mis bisabuelos se asentaron en una localidad llamada Elortondo. Mi abuelo y otros familiares fueron deambulando por campos de distintos pueblos de la zona como Arias, Santa Isabel o el mismo Elortondo.

Ahora, mi papá acaba de cumplir 90 años. En su senilidad está ubicado mentalmente en la época de cuando tenía 7 años y vivía en un campo del pueblo de Arias. De allí que se siente una visita en su propia casa, y está obsesionado por regresar al campo. Decenas de veces por día, recibo requerimientos para iniciar el viaje de regreso a Arias con sus padres; así, día tras día, semana tras semana, mes tras mes. Ninguna de las respuestas que ensayo surte efecto. Como la paciencia tiene un límite, algunas veces rebasa la mía y le contesto de mala manera. Después me arrepiento.

Una vez, después de horas de hablar del viaje, le contesté mal diciéndole que ese campo hace más de ochenta años que dejó de ser su casa, que sus padres están muertos, que no hay nada allí para nosotros y sobre todo le enfaticé que no quería escucharlo hablar nunca más del regreso a Arias. Normalmente no acusa recibo de mi enojo y acto seguido sigue con la obsesión del viaje como si yo no hubiera dicho nada, pero esa vez se ve que me vio demasiado enojado, por lo cual hizo una pausa, pensó un rato, y después me dijo:

— Bueno, está bien. Si no vamos a Arias con papá y mamá, entonces quiero ir a Elortondo con los abuelos.

 

Frisaba los tiernos 14 años,  si bien era una época convulsionada políticamente, no por eso los impulsos adolescentes se iban a detener, menos con una damisela de pelo ensortijado que pasaba rauda en su bicicleta roja importada, dejándonos a todos embobados y su aroma esparcido por toda la cuadra; ¿Quién es esa niña? ¿De dónde salió? Preguntas todas importantes que pronto se irían respondiendo.

Se llamaba Verónica, estudiaba en el liceo femenino y no tenía novio, datos claves para tratar de conocerla, sin embargo un hecho no menos importante me sacudía el alma, su papá era un ex campeón Panameño de boxeo, y según la leyenda ya había fulminado a un par de pretendientes con unos certeros ganchos al hígado.

Después de unas semanas, por intermedio de unas amigas en común, logré mandarle un “cassette” con los últimos hits musicales y agradecida por mi virtuosismo musical acordamos una cita.

La cita fue en su casa, un sábado después de almuerzo, llegué en mi bicicleta, bañando, peinado, y con una camisa azul prestada, comprada en Argentina por  los papás pudientes de un amigo, me tenía una fe bárbara. Se suponía que el papá no estaba, y para más seguridad su hermana menor haría guardia desde la reja.

Acá mi relato se torna surrealista, confundo la realidad con la fantasía, seguramente la testosterona y los ojazos de mi dulcinea me nublan el pensamiento, y ese sofá granate que inducia al delito, bueno ahí voy:

Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.

De noche todo es claro si en su cortina ondula una cadera que se adivina, sacude su pañuelo la amante raza y enciende las señales por donde pasa mi atávico desvelo buscando casa. Es tibia como un vientre y es luminosa Viniendo de la lluvia y forzando puertas Aprecio que su gana ya este despierta. El sillón donde escurro mis homenajes Es donde desterramos la barrera de los trajes y donde de algún modo su resolana se adueña de mi lengua tan soberana.

En medio de la sin razón lujuriosa le decía en su oído con voz de Barry White: Yo soy una palabra de este paisaje muerto, yo soy el corazón de este cielo vacío: cuando voy por los campos, con el alma en el viento, mis venas continúan el rumor de los ríos. Ella me miraba con sus ojos grandes, y el calorcito de su rostro se hundía en mi mejilla, yo lanzado le decía tocando ese sublime cuerpo chocolatado:  Tu sonrisa es una mariposa, pero mañana tus tetas van a ser dos palomas que quieren ser arrulladas, tus pezones van a ser dos jugosas frambuesas, tu lengua va a ser la tibia alfombra de los dioses, tu culo va a ser el velamen de un navío, y la cosa que ahora te humea entre las piernas va a ser el horno azabache donde se forjará el erguido metal de la raza.

              Que mágico momento, en eso suena el vidrio de la ventana y la hermana pequeña grita despavorida, ahí viene mi papá, uhhh quede petrificado, hasta acá llegó mi vida,  moriré sin haber consumado, (que en realidad era lo que más me mortificaba), como un rayo entra por la puerta  un negro azabache de 2 metros y con voz de trueno me grita:  Fuera de mi casa ahora, les juro que Usain Bolt llegaba segundo si corría conmigo, debo haber hecho 6 segundos en los 100 metros de huida, cuando iba por la cuadra once, me decidí a volver, abrí la reja que custodiaba la casa de mi amada, toque el timbre con prestancia, abrió el gigante negro y mirándome con cara de asesino me dijo “Qué quieres”, señor, le dije, y saque mi voz más grave, me podría devolver la bicicleta que deje en su patio, mire que mi mamá es muy estricta y si llego sin ella, la zurra no me la quita ni el papa.