Mi primer y último cuento
Y empecé a escribir un cuento sobre un escritor que escribía un cuento que empezaba con otro escritor que a su vez escribía sobre otro escritor que empezaba a escribir un cuento sobre otro escritor que escribía ese mismo cuento que hablaba de un escritor que escribe un cuento sobre otro escritor que empieza a escribir un cuento que trata de un escritor que escribe un cuento.
Me pasé los días escribiendo, pasando de escritor que escribía un cuento sobre un escritor que escribía otro cuento al siguiente, tratando de llegar al último de los escritores, el que dejase de escribir y me permitiese continuar con mi cuento. Pero jamás llegaba, cada escritor siempre se empeñaba en escribir sobre otro escritor que se empeñaba en escribir sobre otro escritor que escribía mi cuento…
Hasta que al final me vi metido en mi propio cuento y empecé a escribir sobre el escritor que estaba escribiendo sobre mi, el que escribía el cuento del que escribía mi cuento y todos los demás, por encima y por debajo. Y ya no sabía cuál de los escritores era yo.
Un día me di cuenta de que no era yo solo, todos los demás escritores, al igual que yo, estaban perdidos en su cuento. Una infinidad de escritores perdidos en su cuento sin solución de continuidad, pasando de escritor a escritor para encontrar la manera de seguir con su propio cuento. ¡Alguien debía hacer algo!. ¡Actuar por su propia cuenta!.
En ese momento decidí dejar de escribir.