Llorar con Cristo
No desprecies al pecador, porque todos somos culpables. Si por amor a Dios te levantas contra él, llora más bien por él. ¿Por qué lo desprecias? desprecia sus pecados, y reza por él, con el fin de ser igual a Cristo, que no se irritó contra los pecadores sino que rezó por ellos. ¿No ves cómo lloró sobre Jerusalén? Si nosotros también más de una vez hemos sido tentados por el diablo. ¿Por qué despreciar al que como nosotros ha sido tentado por el diablo que se burla de todos nosotros? ¿Por qué, tú que eres sólo un hombre, desprecias al pecador? ¿Porque no es justo como tú? ¿Pero dónde está tu justicia, si no tienes amor? ¿Por qué no lloraste por él? Al contrario, lo persigues. Algunos, por ignorancia se irritan contra otros, porque creen tener el discernimiento de las obras de los pecadores.
“Hacedlos fructificar”
En la vida de Cristo y en sus parábolas se encuentra el evangelio sobre el trabajo. Es lo que Jesús hizo y enseñó. A esta luz, la Iglesia ha proclamado siempre aquello que encontramos expresado de modo actual en las enseñanzas del Concilio Vaticano II: “La actividad humana, así como procede del hombre, está también ordenada al hombre. Pues el hombre, cuando actúa, no sólo cambia las cosas y la sociedad, sino que también se perfecciona a sí mismo. Aprende mucho, cultiva sus facultades, sale de sí y se trasciende. Si este crecimiento es rectamente comprendido, vale más que las riquezas exteriores que puedan acumularse. El hombre vale más por lo que es que por lo que tiene...Por tanto ésta es la norma de la actividad humana: que, según el designio y la voluntad divina, concuerde con el bien genuino del género humano y permita al hombre individual y socialmente cultivar y realizar plenamente su vocación.” En esta visión de los valores del trabajo humano, es decir, en esta espiritualidad del trabajo, se explica perfectamente lo que sigue en el mismo documento acerca de la recta significación del progreso: “Todo lo que los hombres hacen para conseguir una mayor justicia, una más amplia fraternidad y una ordenación más humana en las relaciones sociales, vale más que los progresos técnicos. Pues estos progresos pueden ofrecer, como si dijéramos, la materia para la promoción humana, pero por sí solos no pueden de ninguna manera llevarla a cabo.” Esta doctrina sobre el problema del progreso y del desarrollo, -tema dominante en la mentalidad contemporánea-, sólo se comprende como fruto de una probada espiritualidad del trabajo y únicamente sobre la base de una tal espiritualidad se puede realizar y poner en práctica esta doctrina.
“Desciende deprisa”
No me elevé de esta tierra miserable, como Zaqueo el publicano, sobre el árbol elevado de la sabiduría para contemplarte en tu divinidad. Mi corta talla de hombre espiritual no creció por buenas obras:muy al contrario, disminuyó sin cesar hasta hacerme regresar a beber leche como los niños Tomando la parábola al revés, me subí al árbol de la sensualidad por amor a las cosas de este mundo, al gusto agradable, como otro Zaqueo sobre otra higuera.De ahí, gracias a tu palabra poderosa, hazme descender deprisa como él; ven a vivir en la casa de mi alma, y, contigo, el Padre y el Santo Espíritu.Haz que este cuerpo que perjudicó mi alma le rinda el cuádruple en servicio y de la mitad de sus bienes a mi libre albedrío empobrecido,con el fin de que según tu palabra de salvación enviada a Zaqueo, yo sea también digno de oír tu voz, siendo también hijo de Abraham, siguiendo la fe de nuestro patriarca.
La luz que me conduce de la mano
Conocemos el amor que tú nos has dado, sin límites, indecible, que nada ni nadie puede contener; es luz inaccesible, luz que actúa en todo... En efecto ¿qué hay que no haga esta luz, y qué no es ella? Ella es encanto y gozo, dulzura y paz, misericordia sin fin, abismo de compasión. Cuando la poseo, no me doy cuenta; tan solo la veo cuando se va; me afano para captarla, y se esfuma plenamente. No sé qué hacer, y me consumo. Con lágrimas y gran humildad aprendo a pedir y a buscar y a no considerar como una cosa posible lo que está por encima de la naturaleza, ni como efecto de mi poder o del esfuerzo humano, lo que viene de la compasión de Dios y de su infinita misericordia... Esta luz nos conduce de la mano, nos fortifica, nos enseña, mostrándose y desapareciéndose cuando tenemos necesidad de ella. No está cuando queremos –eso es sólo para los perfectos- sino que viene en nuestra ayuda, cuando estamos perturbados y completamente agotados. Aparece y la veo desde lejos y me concede sentirla en mi corazón. Grito hasta ahogarme, de tanto que la quiero retener, pero todo es noche, y están vacías mis pobres manos. Lo olvido todo, me siento y lloro, desesperado por verla otra vez. Cuando he llorado mucho y consigo parar, entonces, viene misteriosamente, me coge la cabeza, y me deshago llorando sin saber que está allí iluminando mi espíritu con una dulcísima luz.
"Entonces veremos al Hijo del hombre... venir con gran poder"
"Queda todavía mucha tierra por conquistar " Considera el primer advenimiento de nuestro Señor y Salvador, cuando vino para sembrar su palabra sobre la tierra. Se adueñó de toda la tierra por la sola fuerza de esta siembra: hizo huir a las fuerzas adversas y a los ángeles rebeldes que dominaban los espíritus de las naciones, y al mismo tiempo sembró su palabra y difundió sus iglesias. Tal fue su primera posesión de toda la tierra.Sin embargo a través de la Escritura, yo te mostraré lo que es la segunda conquista de una tierra de la que se le dice a Josué / Jesús que todavía queda mucha por conquistar. Escucha las palabras de Pablo: " Hace falta que reine hasta que haga de todos sus enemigos estrado de sus pies " He aquí la tierra sobre la que se dice, que ha sido dejada hasta que todos estén completamente sometidos a sus pies y qué así herede todos los pueblos... En cuanto a nuestro tiempo, vemos muchas cosas " que quedan " y todavía no están sometidas a los pies de Jesús; por tanto hace falta que lo posea todo. Porque no podrá llegar el fin del mundo hasta que todo se le haya sometido. El profeta dice en efecto: " Que domine de mar a mar, del gran río al confín de la tierra " y " Desde las orillas de los ríos de Cus, mis adoradores, los deportados traerán mi ofrenda” Resulta de ahí, que en su segundo advenimiento Jesús dominará esta tierra de la que queda mucho por conquistar. ¡Pero bienaventurados aquellos qué habrán sido adquiridos desde el primer advenimiento! Serán verdaderamente colmados de favores, a pesar de la resistencia de tantos enemigos y los ataques de tantos adversarios; recibirán... su parte de la Tierra prometida. Pero cuando la sumisión tenga que hacerse por la fuerza, el día en que hará falta que " sea destruido el último enemigo, es decir la muerte " no existirán favores para los que se nieguen a someterse.
“Orar siempre”
Sólo mediante la oración mental y la lectura espiritual podemos cultivar el don de la oración. La simplicidad favorece enormemente la oración mental, es decir, olvidarse de sí misma trascendiendo el cuerpo y los sentidos y haciendo frecuentes aspiraciones que alimentan nuestra oración. San Juan Vianney dice: “Para practicar la oración mental cierra los ojos, cierra la boca y abre el corazón.” En la oración vocal hablamos a Dios; en la oración mental Él nos habla a nosotros; se derrama sobre nosotros. Nuestras oraciones deberían ser palabras ardientes que provinieran del horno de un corazón lleno de amor. En tus oraciones habla a Dios con gran reverencia y confianza. No te quedes remoloneando, no corras por delante; no grites ni guardes silencio, ofrécele tu alabanza con toda el alma y todo el corazón, con devoción, con mucha dulzura, con natural simplicidad y sin afectación.Por una vez permitamos que el amor de Dios tome absoluta y total posesión de nuestro corazón; permitámosle que se convierta en nuestro corazón, como una segunda naturaleza; que nuestro corazón no permita la entrada a nada contrario, que se interese constantemente por aumentar su amor a Dios, tratando de complacerlo en todas las cosas sin negarle nada; que acepte de su mano todo lo que le ocurra; que tenga la firme determinación de no cometer jamás una falta deliberadamente y a sabiendas, y que si alguna vez la comete, sea humilde y vuelva a levantarse inmediatamente. Un corazón así orará sin cesar.
"El día en que el Hijo del hombre se revelará"
Nuestro Señor y Salvador aceptó vivir en un mundo que lo rechazó; vivió allí para morir por él en el momento fijado. Vino como el sacerdote designado para ofrecer el sacrificio por los que no participaban en ningún acto de adoración... Murió, y resucitó al tercer día, Sol de justicia mostrando todo el esplendor que había permanecido escondido por la nubosidad del principio. Resucitó y está a la derecha de Dios, para pleitear por sus sagradas heridas a favor de nuestro perdón, para reinar y conducir a su pueblo rescatado, y para verter sobre él de su costado traspasado las mayores bendiciones. Subió para descender en el momento fijado y juzgar al mundo que rescató... Elevó con él la naturaleza humana...porque un hombre nos rescató, un hombre ha sido exaltado por encima toda criatura, haciéndose uno con nuestro Creador, y un hombre juzgará a los hombres el último día Esta tierra es tan privilegiada que nuestro juez no será un extranjero, sino el que es nuestro semejante, el que defenderá nuestros intereses y comprenderá plenamente con todas nuestras imperfecciones. El que nos amó hasta morir por nosotros, es designado misericordiosamente para fijar la medida y el valor final de su propia obra. El que aprendió de su propia debilidad a defender al débil, el que quiere cosechar todo el fruto de su Pasión, separará el trigo de la paja, de suerte que no se perderá ni un grano El que nos hizo participar en su propia naturaleza espiritual, de quien hemos recibido la vida de nuestras almas, el que es nuestro hermano, decidirá de sus hermanos. ¡En este segundo advenimiento, que se acuerde de nosotros en su infinita piedad y misericordia, Él, que es nuestra única esperanza, Él, que es nuestra única salvación!
“En medio de vosotros y dentro de vosotros”
“El Reino de Dios está en medio de vosotros” dice el Señor. ¡Conviértete de todo corazón a Dios, olvida el mundo y tu alma encontrará el reposo! ¡Aprende, ante todo, a recogerte en tu interior y verás que el reino de Dios viene a ti! Porque el reino de Dios es “paz y gozo en el Espíritu Santo.” Esta alegría no se da a los hombres sin fe. Cristo viene a ti y te hará experimentar su consuelo si le has preparado dentro de ti una morada digna de él. “Ya entra la princesa, bellísima...” Le gusta habitar en el interior. Al hombre interior, Dios le concede frecuentes visitas, conversaciones y consuelos, una gran paz y una familiaridad que confunde. Ea, pues, ¡prepárate para que se digne habitar en tu interior! Porque “el que me ama, se mantendrá fiel a mis palabras. Mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a él y haremos morada en él.”
"Purificados de la lepra del pecado"
“Mientras iban de camino quedaron limpios.”¡Que los pecadores escuchen estas palabras y hagan el esfuerzo de comprenderlas! Al Señor le es fácil perdonar los pecados. A menudo, el pecador recibe el perdón antes de mostrarse al sacerdote. En realidad, es curado en el instante mismo en que se arrepiente. No importa el momento en que se convierte, el hecho es que pasa de muerte a vida... Que se acuerde, no obstante, de qué conversión se trata. Que escuche lo que dice el Señor: “Volved a mí de todo corazón, con ayunos, lágrimas y llantos; rasgad vuestro corazón, no vuestras vestiduras.” Toda conversión se realiza en el corazón, en el interior.“Uno de ellos, al verse curado, volvió alabando a Dios en alta voz.” En realidad, este hombre representa a todos aquellos que han sido purificados en las aguas del bautismo o bien curados por el sacramento de la penitencia. No siguen ya al demonio sino que imitan a Cristo, le siguen glorificando al Señor y dando gracias permaneciendo en su servicio... “Jesús le dice: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.” Grande es el poder de la fe, porque “sin ella es imposible agradar a Dios.” “Abraham creyó a Dios y ello le fue tenido en cuenta para alcanzar la salvación.” Es la fe la que salva, la fe la que justifica, la fe que cura al hombre en el alma y en el cuerpo.
10 siguientes
Cupones y códigos de descuentos de Groupalia en Rebajas.Guru