“Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis ahora”
Consideremos que después de tantos siglos, tantos deseos y oraciones, el Mesías, al que ni los patriarcas ni los profetas vieron, "el Deseado de las naciones" (Ag 2,7 Vulg), el Deseo de las colinas eternas, nuestro Salvador, vino por fin: "nació, se nos dio por entero" El Hijo de Dios se hizo pequeño para darnos su grandeza; se nos entregó, con el fin de que nosotros nos entregáramos a él; vino a demostrarnos su amor, con el fin de que respondamos al suyo con el nuestro. Acojámoslo pues con afecto, amémoslo, recurramos a él en todas nuestras necesidades... Jesús vino bajo la apariencia de un niño, para mostrarnos su gran deseo de colmarnos de sus bienes. Entonces "en él están encerrados todos los tesoros" su Padre celeste "lo ha puesto todo en sus manos"¿Deseamos la luz? Ha venido a alumbrarnos. ¿Deseamos más fortaleza, para resistir a nuestros enemigos? Vino a fortalecernos. ¿Deseamos el perdón y la salvación? Vino a perdonarnos y salvarnos. ¿Deseamos en fin el don supremo, el don del amor divino? Ha venido a abrasar nuestros corazones. Por todo esto se hizo niño: quiso mostrársenos en un estado muy pobre y muy humilde, para desterrar de nosotros todo temor y ganar mejor nuestro afecto...Todos los niños provocan el afecto de quien les ve; entonces ¿quién no amará con gran ternura a un Dios hecho niño, alimentado con un poco de leche, tiritando de frío, pobre, despreciado, abandonado, lloroso y gimiente en un pesebre, sobre paja? Este espectáculo empujaba a san Francisco a exclamar: "¡Amemos al Niño de Belén!" Venid, cristianos, venid a adorar a un Dios hecho niño, que se ha hecho pobre por nosotros, un Dios todo amor, bajado del cielo para dársenos por entero.
Amigos, me acaban de avisar de ke mi amigo y hermano, ke participó en estos foros con el nik de Carnazamal, ha fallecido. Nos estamos preparando para acudir al tanatorio a fin de acompañar a su esposa Ester y los niños.
Siendo creyentes, le pedimos a Dios por él:
Dios de misericordia y de amor,ponemos en tus manos amorosas a nuestros hermanos.En esta vida Tú les demostraste tu gran amor;y ahora que ya están libres de toda preocupación,concédeles la felicidad y la paz eterna.Su vida terrena ha terminado ya;recíbelos ahora en el paraíso,en donde ya no habrá dolores, ni lágrimas ni penas,sino únicamente paz y alegría con Jesús, tu Hijo,y con el Espíritu Santo para Siempre.
El primer discípulo del Señor
Andrés fue el primero en reconocer al Señor como su Maestro...; dejó atrás las enseñanzas de Juan Bautista para entrar en el seguimiento de Cristo... a la luz de la lámpara buscaba la verdadera luz; bajo su leve resplandor, se ocultaba el esplendor de Cristo... De maestro que era, Juan Bautista se convirtió en servidor y heraldo de Cristo presente ante él: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Este es el que salva de la muerte; éste es el que destruye el pecado. Yo soy el enviado, no el esposo, pero soy el que acompaña al esposo. Yo he venido como servidor, no como maestro.Empujado por estas palabras, Andrés abandona su antiguo maestro y corre hacia aquel que éste anunciaba... su deseo se manifiesta en su diligencia... llevando consigo a Juan, el evangelista. Los dos abandonan la antorcha para seguir al sol... Andrés es la primera planta del jardín de los apóstoles, es él quien abre la puerta a la enseñanza de Cristo, él es el primero en recoger los frutos del campo cultivado por los profetas... Fue el primero en reconocer al profeta del cual Moisés había dicho: “El Señor, tu Dios, te suscitará de entre los tuyos, de entre tus hermanos, un profeta como yo. A él lo escucharéis.” Reconoció a aquel que anunciaron los profetas y condujo a su hermano Pedro hacia él. Le muestra a Pedro su tesoro: “Hemos encontrado al Mesías, a aquel que anhelábamos. Esperábamos su venida: ven ahora a gustar de su presencia”... Andrés conduce a su hermano a Cristo... Era su primer milagro.
“Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación”
“Vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque, delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra.” El Señor vino una primera vez y vendrá de nuevo. Ha venido una primera vez “sobre las nubes” en su Iglesia. ¿Cuáles son las nubes que lo trajeron? Los apóstoles, los predicadores...; ha venido una primera vez traído por sus predicadores y ha llenado la tierra. ¡No nos resistamos a su primera venida para no temer la segunda!...¿Qué tiene que hacer, pues, el cristiano? Usar del mundo pero no servir al mundo. ¿En qué consiste esto? “Poseer como si no poseyera.” Esto es lo que dice San Pablo: “Digo esto, hermanos, que el momento es apremiante. Queda como solución que... los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él. Porque la representación de este mundo se termina. Quiero que os ahorréis preocupaciones.” El que está libre de toda preocupación espera con seguridad la venida del Señor. Porque ¿es posible amar al Señor si se teme su venida? Hermanos míos ¿no os da vergüenza? Lo amamos ¿y tememos su venida? ¿Lo amamos de verdad, o bien amamos más nuestros pecados? Aborrezcamos, pues, nuestros pecados y amemos a aquel que ha de venir...“Vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque, delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra.” Porque el Señor ha venido una primera vez... Ha venido y vendrá para juzgar la tierra. Entonces encontrará llenos de alegría a todos aquellos que habrán creído en su primera venida.
“No se perderá ni un solo pelo de vuestra cabeza”
¿En qué son justos los juicios de Dios? En el sentido de que es por el esfuerzo y las pruebas como se alcanza la recompensa del cielo. De la misma manera que por el juicio de los hombres la corona de un precio se atribuye a los atletas que combaten, lo mismo la palma de la victoria es concedida por el juicio de Dios a los cristianos que luchan "Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono", dice el Señor Así como el metal es refinado por el fuego, nuestra vida es probada por el fuego, con el fin de que la fuerza de nuestra virtud se manifieste en los combates... En efecto, ¿qué hacemos de grande si mostramos satisfacción a Dios en el bienestar, cuando nada desagradable nos enturbia? Lo que es admirable, es mostrarse satisfecho ante la voluntad de Dios en medio de las dificultades y las vejaciones, si no te rebelas en la privación, si no te impide alabar su justicia. Cuanto más grandes son las pruebas, mayor será el consuelo que te está reservado. Sin embargo, para no caer, cuanto más te veas cercado por duras pruebas, más le debes rogar al Verbo de Dios que te de corage.
“¡Alabad a Dios en su templo...que todo ser viviente alabe al Señor!”
En la Antigua Alianza ya existía una cierta comprensión del carácter eucarístico de la oración. La obra prodigiosa de la tienda de la alianza (Ex 25) como, más tarde, la del templo de Salomón, fue considerada como la imagen de toda la creación reunida entorno a su Señor para adorarlo y servirle... Así mismo, según el relato de la creación, el cielo ha sido desplegado como un toldo, los entramados constituían las paredes de la tienda. Así como las aguas de debajo de la tierra fueron separadas de las de encima de la tierra, la cortina del templo separaba el lugar santo del espacio exterior... El candelabro de siete brazos es figura de las luminarias del cielo. Los corderos y los pájaros representan la creación de los seres vivos que pueblan el agua, la tierra y los aires. Y del mismo modo que la tierra fue confiada al cuidado del hombre, al gran sacerdote le compete estar en el santuario...En el lugar del templo de Salomón, Cristo ha construido un templo de piedras vivas la comunión de los santos. Cristo está en su centro como el sumo sacerdote eterno y sobre el altar está él mismo como sacrificio ofrecido eternamente. Toda la creación participa de esta liturgia solemne: los frutos de la tierra como ofrendas misteriosas, las flores y los candelabros, los tapices y la cortina del templo, el sacerdote consagrado así como unción y bendición de la casa de Dios.Los querubines no están tampoco ausentes. Sus figuras esculpidas por los artistas montan guardia junto al Santísimo. Ahora, los monjes, imágenes vivientes de los ángeles, hacen guardia alrededor del altar para que la alabanza a Dios no cese nunca, ni en la tierra ni en el cielo... Sus cantos de alabanza matutina despiertan la creación desde la aurora para que se una toda ella a enaltecer al Señor: montañas y colinas, ríos y corrientes de agua, mares y vientos, así como todo lo que se mueve en ellos, lluvia y nieve, todos los pueblos de la tierra, todos los hombres de todas las condiciones y de todas las razas, y por fin, los habitantes del cielo, los ángeles y los santos Nos debemos unir, en la liturgia, a esta alabanza eterna de Dios. “Nosotros” ¿quiénes somos nosotros? No se trata solamente de los monjes y monjas..., sino de todo el pueblo cristiano.
"Dio todo lo que tenía para vivir"
¡Qué bueno eres, Dios mío! Si hubieras llamado primero a los ricos, los pobres no se habrían atrevido a acercársete; se habrían considerado obligados a quedarse aparte a causa de su pobreza; te habrían mirado de lejos, dejando que te rodearan los ricos. Pero Tú llamaste a todo el mundo, a todo el mundo: a los pobres, les has mostrado hasta el fin de los siglos, que son los primeros escogidos, los favoritos, los privilegiados; los ricos, por una parte, no son tímidos, por otra depende de ellos llegar a ser pobres como los pastores. En un minuto, si quieren, si tienen el deseo de ser semejantes a Tí, si temen que sus riquezas los aparten de Tí, pueden llegar a ser perfectamente pobres.¡Qué bueno eres! ¡Has escogido el mejor medio para atraer a todos tus hijos, sin excepción alguna! Y qué bálsamo pusiste hasta el final de los siglos en el corazón de los pobres, pequeños, despreciados del mundo, mostrándoles desde tu nacimiento que son tus privilegiados, tus favoritos, los primeros escogidos, siempre llamados a estar a tu alrededor, tú que quisiste ser uno de los suyos y estar desde tu cuna y toda tu vida rodeado de ellos.
"Mi reino no es de este mundo”
Rey sois, Dios mío, sin fin, que no es reino prestado el que tenéis. Cuando en el Credo se dice: “Vuestro reino no tiene fin”, casi siempre me es particular regalo. Aláboos, Señor, y bendígoos para siempre; en fin, vuestro reino durará para siempre. Pues nunca Vos, Señor, permitáis se tenga por bueno que quien fuere a hablar con Vos, sea sólo con la boca... Sí, que no hemos de llegar a hablar a un príncipe con el descuido que a un labrador, o como con una pobre como nosotras, que como quiera que nos hablaren va bien.Razón es que, ya que por la humildad de este Rey, si como grosera no sé hablar con él, no por eso me deja de oír, ni me deja de llegar a sí, ni me echan fuera sus guardas; porque saben bien los ángeles que están allí la condición de su rey, que gusta más de esta grosería de un pastorcito humilde, que ve que si más supiera más dijera, que de los muy sabios y letrados, por elegantes razonamientos que hagan, si no van con humildad.Así que, no porque El sea bueno, hemos de ser nosotros descomedidos. Siquiera para agradecerle el mal olor que sufre en consentir cabe sí una como yo, es bien que procuremos conocer su limpieza y quién es. Es verdad que se entiende luego en llegando, como con los señores de acá, que con que nos digan quién fue su padre y los cuentos que tiene de renta y el dictado, no hay más que saber...Sí, llegaos a pensar y entender, en llegando, con quién vais a hablar o con quién estáis hablando. En mil vidas de las nuestras no acabaremos de entender cómo merece ser tratado este Señor, que los ángeles tiemblan delante de él. Todo lo manda, todo lo puede, su querer es obrar. Pues razón será, hijas, que procuremos deleitarnos en estas grandezas que tiene nuestro esposo y que entendamos con quién estamos casadas, qué vida hemos de tener.
“Creo en la resurrección de la carne”
Desde el principio, la fe cristiana en la resurrección ha encontrado incomprensiones y oposiciones... “En ningún punto la fe cristiana encuentra más contradicción que en la resurrección de la carne”. Se acepta muy comúnmente que, después de la muerte, la vida de la persona humana continúa de una forma espiritual. Pero ¿cómo creer que este cuerpo tan manifiestamente mortal pueda resucitar a la vida eterna?¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y del cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la resurrección de Jesús.¿Quién resucitará? Todos los hombres que han muerto: “Los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación.” ¿Cómo? Cristo resucitó con su propio cuerpo: “Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo.” pero El no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en El “todos resucitarán con su propio cuerpo, que tienen ahora.” pero este cuerpo será “transfigurado en cuerpo de gloria” en “cuerpo espiritual” “Pero dirá alguno: ¿cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano...se siembra corrupción, resucita incorrupción...; los muertos resucitarán incorruptibles. En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad. Este “cómo” sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe. Pero nuestra participación en la eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo... ya que tiene la esperanza de la resurrección. ¿Cuándo? “El último día” al fin del mundo. En efecto, la resurrección de los muertos está íntimamente asociada a la parusía de Cristo.
“Mi casa es casa de oración”
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque te has dignado habitar en toda casa consagrada a la oración, para hacer de nosotros, con la ayuda constante de tu gracia, templos del Espíritu Santo resplandecientes por la santidad de vida. Con tu acción constante, Señor, santificas a la Iglesia, esposa de Cristo, simbolizada en edificios visibles, para que así, como madre gozosa por la multitud de sus hijos, pueda ser presentada en la gloria de tu Reino.Por eso con los ángeles y todos los santos cantamos sin cesar el himno de tu gloria:¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
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