“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.”
A veces nos damos cuenta de nuestra gran ceguera. Obramos mal y presentamos mil excusas. A menudo nos mueven las pasiones e intentamos hacer pasar nuestro actuar por obra de buen celo. Corregimos las pequeñas faltas de los demás y nos permitimos caer en faltas grandes. Estamos pronto para juzgar y condenar los yerros de los otros pero no tenemos cuidado en no serles molestos. El que se juzgara a si mismo con rectitud no tendría ya coraje para juzgar severamente a los demás.Un cristiano presta atención a su propia vida ante todo, y el que vigila sus propias acciones se guarda bien de criticar la conducta de los demás. No serás nunca hombre interior mientras no te esfuerces a guardar silencio acerca de los asuntos de tu prójimo para ocuparte principalmente de ti mismo... Aquel que ama a Dios no se fija en lo que está por debajo de Dios, porque sólo Dios, eterno, inmenso, colma todo, es amparo del alma y alegría verdadera del corazón... Descansarás plácidamente, si tu corazón no te reprende. No te alegres sino cuando obrares bien. Los malos nunca tienen alegría verdadera ni sienten paz interior; porque dice el Señor: No tienen paz los malos. Fácilmente estará contento y sosegado el que tiene la conciencia limpia. No eres más santo porque te alaben, ni más vil porque te desprecien. Lo que eres, eso eres; y por más que te estimen los hombres, no puedes ser, ante Dios, más grande de lo que eres. Si miras lo que eres dentro de ti, no tendrás cuidado de lo que de ti hablen los hombres. El hombre ve lo de fuera, mas Dios ve el corazón.
Hoy, el Papa Benedicto, nos ha sorprendido con este mensaje:
Este es el comunicado en el que se recoge la declaración del Papa en la que anuncia su dimisión:
"Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.
Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.
Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice.
Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.
Vaticano, 10 de febrero 2013".
“Y cuantos le tocaron quedaron salvados”
La pequeñez humana fue asumida por la grandeza de Dios, nuestra debilidad por su fuerza, nuestra condición mortal por la inmortalidad. Para pagar la deuda de nuestra condición humana, la naturaleza inmutable de Dios se unió a nuestra naturaleza expuesta al sufrimiento. Así, para curarnos mejor, “el único mediador entre Dios y los hombres, el hombre Jesús” debía, por una parte, poder morir, y por otra, ser inmortal. Tomó la condición de esclavo, pero libre de la sordidez del pecado, ennobleciendo nuestra humanidad sin mermar su divinidad, porque aquel anonadamiento suyo –por el cual, él, que era invisible, se hizo visible, y él, que es el Creador y Señor de todas las cosas, quiso ser uno más entre los mortales– fue una dignación de su misericordia, no una falta de poder... En un nuevo orden de cosas... el que era inaccesible a nuestra mente quiso hacerse accesible el que existía antes del tiempo empezó a existir en el tiempo, el Señor de todo el universo, velando la inmensidad de su majestad, asume la condición de esclavo el Dios impasible e inmortal se digna hacerse hombre pasible y sujeto a las leyes de la muerte.La misma y única persona, no nos cansaremos de repetirlo, es verdaderamente Hijo de Dios y verdaderamente hijo del hombre.
“Te llama por tu nombre”
Dios te mira, quien quiera que fueras. Dios te llama por tu nombre. Te ve y te comprende, él que te hizo. Todo lo que hay en ti le es conocido; todos tus sentimientos y tus pensamientos, tus inclinaciones, tus gustos, tu fuerza y tu debilidad. Te ve en los días de alegría y en los tiempos de pena. Se interesa por todas tus angustias y tus recuerdos, todos tus ímpetus y los desánimos de tu espíritu. Dios te abraza y te sostiene; te levanta o te deja descansar en el suelo. Contempla tu rostro cuando lloras y cuando ríes, en la salud y en la enfermedad. Mira tus manos y tus pies, escucha tu voz, el latido de tu corazón y hasta tu aliento... Eres un ser humano rescatado y santificado, su hijo adoptivo; te hizo el don de una parte de la gloria y la bendición que emanan eternamente del Padre sobre el Hijo único. Has sido escogido para ser suyo... ¿Qué es el hombre, que somos, que soy, para que el Hijo de Dios tuviera por mí una preocupación tan grande? ¿Quién soy para que me... ascendiera a la naturaleza de un ángel, transformando la sustancia original de mi alma, me hubiera rehecho - yo que soy un pecador desde mi juventud - y para que hiciera de mi corazón su morada, de mí su templo?
“Desembarcando, Jesús vio una gran multitud. Tuvo piedad de ellos”
“Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” Dulce es el nombre de misericordia, hermanos muy amados; y si el nombre es tan dulce, ¿cuánto más no lo será la cosa misma?... Hermanos míos, ya que todos deseamos la misericordia actuemos de manera que ella llegue a ser nuestro abogado en este mundo, para que nos libre después en el futuro. Hay en el cielo una misericordia, a la cual se llega a través de la misericordia terrena: Dice, en efecto, la Escritura: “Señor, tu misericordia llega al cielo”. Existe, pues, una misericordia terrena y humana, otra celestial y divina. ¿Cuál es la misericordia humana? La que consiste en atender a las miserias de los pobres. ¿Cuál es la misericordia divina? Sin duda, la que consiste en el perdón de los pecados. Todo lo que da la misericordia humana en este tiempo de peregrinación se lo devuelve después la misericordia divina en la patria definitiva. Dios, en este mundo, padece frió y hambre en la persona de todos los pobres como dijo él mismo: “Cada vez que lo hicisteis con unos de éstos, mis humildes hermanos conmigo lo hicisteis” El mismo Dios que se digna dar en el cielo quiere recibir en la tierra.
Testigos de la verdad ante las fuerzas del mal
“Dichosos vosotros cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos.” Estas palabras de Cristo se aplican de maravilla a innumerables testigos de la fe del siglo que acaba: fueron perseguidos e insultados pero no se doblegaron en ningún momento ante las fuerzas del mal.Allí donde el odio parecía contaminar toda la vida sin posibilidad de escapar a su lógica, ellos mostraron que “el amor es más fuerte que la muerte” En los nefastos sistemas de opresión que desfiguraron al hombre, en los lugares de sufrimiento, en medio de las privaciones durísimas, a lo largo de marchas interminables y agotadoras, expuestos al frío, al hambre, a las torturas, agobiados por toda clase de sufrimientos, creció su firme adhesión a Cristo muerto y resucitado.Muchos rehusaron doblegarse al culto a los ídolos del siglo veinte y fueron sacrificados por el comunismo, por el nazismo, por la idolatría del estado y de la raza. Muchos otros sucumbieron en el curso de guerras étnicas y tribales porque rechazaron una lógica extraña al evangelio de Cristo. Algunos murieron porque seguían el ejemplo del Buen Pastor y prefirieron quedarse con el rebaño de sus fieles, despreciando las amenazas. En cada continente, a lo largo de este siglo, se han levantado personas que prefirieron ser asesinadas antes de abandonar su misión. Religiosos y religiosas han vivido su consagración hasta el derramamiento de la sangre. Creyentes, hombres y mujeres, murieron ofreciendo sus vidas por amor a los hermanos, particularmente por los más pobres y los más débiles. “Aquel que ama su vida, la perderá, pero el la que pierde por mí, la ganará
“Creo en la Iglesia... apostólica”
¿Por quién nos viene la fe que emana de las Escrituras? ¿Por quién, por qué intermediario, cuándo y a quien la doctrina que nos hace cristianos nos alcanzó?... Cristo Jesús, nuestro Señor, durante su vida terrena, iba enseñando por sí mismo quién era él, qué había sido desde siempre, cuál era el designio del Padre que él realizaba en el mundo, cuál ha de ser la conducta del hombre para que sea conforme a este mismo designio; y lo enseñaba unas veces abiertamente ante el pueblo, otras aparte a sus discípulos, principalmente a los doce que había elegido para que estuvieran junto a él, y a los que había destinado como maestros de las naciones. Y así, después de la defección de uno de ellos, cuando estaba para volver al Padre, después de su resurrección, mandó a los otros once que fueran por el mundo a adoctrinar a los hombres y bautizarlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Primero dieron testimonio de la fe en Jesucristo en Judea e instituyeron allí Iglesias, después fueron por el mundo para proclamar a las naciones la misma doctrina y la misma fe.De modo semejante, continuaron fundando Iglesias en cada población,de manera que las demás Iglesias fundadas posteriormente,para ser verdaderas Iglesias, tomaron y siguen tomando de aquellasprimeras Iglesias el retoño de su fe y la semilla de su doctrina. Poresto también aquellas Iglesias son consideradas apostólicas, en cuantoque son descendientes de las Iglesias apostólicas...Y, por esto, toda la multitud de Iglesias son una con aquella primera Iglesia fundada por los apóstoles, de la que proceden todas las otras. En este sentido son todas primeras y todas apostólicas, en cuanto que todas juntas forman una sola.
“Se sorprende de su falta de fe”
El Padre ha enviado al Verbo para manifestarle al mundo. Este Verbo fue despreciado por los suyos; pero por la predicación de los apóstoles las naciones paganas creyeron en él, El existía desde el principio y se ha manifestado en una época concreta. Aunque sea antiguo, renace siempre nuevo en el corazón de los santos. Es proclamado Hijo en un eterno hoy Por él, la Iglesia se enriquece de una gracia que se abre y se acrecienta en los santos, les confiere la inteligencia espiritual, les desvela los misterios sagrados y les hace comprender los signos de los tiempos. La Iglesia se regocija en los creyentes: se ofrece a los que la buscan respetando los compromisos de la fe y los jalones puestos por los Padres. Desde ahora el temor de la Ley sugiere cantos de alabanza, se reconoce la gracia anunciada por los profetas, la fe evangélica es afianzada, la tradición de los apóstoles permanece intacta y la gracia de la iglesia salta de júbilo.Sí tú no dañas esta gracia, conocerás los secretos que el Verbo comunica a quien quiere y cuando él quiere... Si con empeño las atendéis y escucháis, sabréis qué bienes procura Dios a quienes lealmente le aman, cómo se convierten en un paraíso de deleites, produciendo en sí mismos un árbol fértil y frondoso, adornados de toda variedad de frutos. Porque en este lugar fue plantado el árbol de la ciencia y el árbol de la vidaQue tu corazón pues sea entero conocimiento, y que el Verbo de la verdad se haga tu vida. Si este árbol crece en ti y si deseas ardientemente su fruta, cosecharás siempre los mejores dones de Dios.
“¡A ti te lo digo, levántate!”
Antes de resucitar a la niña, para suscitar la fe de la gente, Jesús comienza por curar a la mujer aquejada de flujo de sangre. Este flujo cesa para nuestra instrucción: cuando Jesús se acerca a la mujer, ésta ya queda curada. Lo mismo, para creer en nuestra vida eterna celebramos la resurrección temporal del Señor que siguió a su pasión... Los criados de Jairo que le dicen “no molestes al Maestro”, no creen en la resurrección anunciada en la Ley y realizada en el evangelio. Así, cuando Jesús llega a la casa, lleva consigo a pocos testigos de la resurrección que va a realizar: en un principio no ha sido la multitud la que ha creído en la resurrección. La gente se mofaba de Jesús cuando declara: “La niña no está muerta, duerme”. Los que no creen se mofan. Que lloren, pues, a sus muertos los que creen que están muertos. Cuando se cree en la resurrección, no se ve en la muerte un final sino un descanso...Y Jesús, tomando a la niña de la mano, la cura; luego les dice que le den de comer. Es un testimonio de la vida para que nadie crea que se trata de una ilusión sino que es la realidad. ¡Feliz la niña a quien la Sabiduría toma de la mano! Quiera Dios que nos tome también de la mano en nuestras acciones. Que la Justicia sostenga mi mano; que el Verbo de Dios la tome, que me introduzca en su intimidad y aparte mi espíritu de todo error y me salve. Que me dé de comer el pan del cielo, el Verbo de Dios. Esta Sabiduría que ha puesto sobre el altar los alimentos del cuerpo y de la sangre del Hijo de Dios ha declarado: “Venid a comer de mi pan, a beber el vino que he mezclado”
“Vuelve a tu casa, junto a los tuyos y anúnciales todo lo que el Señor ha hecho por ti”
Cuando deseamos seguir a Jesús, no nos extrañemos si él no nos lo permite enseguida, o incluso si no nos lo permite jamás... En efecto, su mirada va mucho más lejos que la nuestra; y quiere no tan sólo nuestro bien sino el de todos...Ciertamente compartir su vida, con y como los apóstoles, es un bien y una gracia, y debemos siempre esforzarnos para ser más y mejores imitadores de su vida. Pero esto es sólo una gracia exterior; Dios puede, colmarnos interiormente de gracia, hacernos mucho más santos incluso sin esta imitación perfecta. Puede, aumentando en nosotros la fe, la esperanza, la caridad, hacernos mucho más perfectos en este mundo, o en una orden [religiosa] mitigada, que lo seríamos en el desierto o en una orden austera... Si Dios no nos permite seguirlo, no hay que asombrarnos de eso, ni asustarnos, ni entristecernos, sino decirnos que nos trata como al Geraseno y que por tanto, tiene razones sabias y escondidas. Lo que hace falta, es obedecerle y aceptar su voluntad. Por otra parte, posiblemente Jesús permitió algunos meses o años más tarde, que el Geraseno se uniera a los apóstoles.Confiemos siempre, y en todas partes acerquémonos a Él con todas nuestras fuerzas y seamos, en todos los momentos, en todas las condiciones, tal como él mismo, si hubiera estado allí, se hubiera comportado, y si la voluntad del Padre le hubiera puesto allí tal como nos pone a nosotros... La verdadera perfección es hacer la voluntad de Dios.
10 siguientes
Cupones y códigos de descuentos de Groupalia en Rebajas.Guru