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Yo creo en Dios, y en Jesús, su Hijo, que nació de una virgen, resucitó al tercer día después de su muerte y subió al cielo, que caminó sobre las aguas,... y tú?

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24/12/2012 07:31

 

HISTORIA DEL MUNDO ANGÉLICO 52

 

 

Las Puertas del Infierno, desde los mismos comienzos, atacaron a la Humanidad. La venida de Jesucristo fue el cumplimiento de la profecía, de la temible profecía para el mundo infernal. Después, cuando se extendió sobre la Tierra el Reino de los Cielos, fue la guerra. La guerra entre las Fuerzas del Abismo y esos humanos que ahora se mostraban investidos del poder de la oración, los sacramentos, y de obras como nunca se habían visto sobre la Tierra.

La Historia de la Iglesia como la historia de la guerra entre el Infierno y ese Reino de Dios, resulta apasionante. Una historia con sus batallas, sus derrotas espantosas que abarcaban países enteros, victorias admirables, traiciones personales, y toda la larga lista de hechos que llenan las crónicas. Crónicas con prelados únicamente ocupados de asuntos del mundo material, y con seguidores de Cristo dotados de un increíble poder sobre el mundo de los espíritus. Las crónicas de la erección de grandes templos y monasterios, y la historia de su destrucción. Una larga cronología de construcciones y destrucciones. Impresionantes edificios espirituales que se levantaban y que eran atacados. Ángeles y demonios en medio de una historia que parecía meramente humana. No me detendré en esa sucesión de acontecimientos gozosos y luctuosos, la conocéis.

Ese Reino de los Cielos es visible, y conocéis su devenir. Lo que no veis son los millones de ángeles volando entre los miles de torres de ese gigantesco edificio catedralicio que es la Iglesia. Nosotros moramos en ese edificio espiritual. Nosotros estamos dentro de vuestros templos materiales. Se acercan para atacaros con la tentación, y no os apercibís. Os mantenéis fieles, porque Dios nos envía a defenderos, pero no os dais cuenta.

Y después de miles de años de Historia. El último ataque del Dragón. El último esfuerzo del que sabe que el tiempo ya se le agota. El Anticristo, la Humanidad postrada en el pecado, la apostasía, la Abominación de la Desolación, los mártires, los cuatro Jinetes del Apocalipsis, el cataclismo que arrastra el mundo a su destrucción. El fuego que devora la Tierra. El fuego lo ponéis vosotros. Cae de lo alto, pero no viene de Dios, viene de vuestra iniquidad, es obra de vuestras manos.

Tras la muerte del mundo, el Juicio Final. La entera Historia Humana y la historia de nuestra constante intervención, así como la de los malos espíritus. Vosotros acusaréis a los espíritus inicuos y ellos recibirán su sentencia. Sentencia que ya está escrita desde hace siglos: el lago de fuego y azufre. Allí arderán en su remordimiento, en sus sufrimientos, el Diablo y sus seguidores que tanto daño hicieron. Arderán para siempre.

Ya no podrán jamás volver a intervenir en el mundo humano o angélico. Las puertas del Infierno se cerrarán eternamente.

Ángeles y bienaventurados gozaremos para siempre, juntos, cantando las alabanzas del Creador. Como está escrito: Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron. Allí, nosotros y vosotros, hijos de Adán, daremos comienzo a una nueva historia, la Historia de la Eternidad. La Historia no se detendrá, continuará. Pero será una historia exclusivamente de júbilo.

Un devenir de siglos y siglos a las orillas del río límpido, a cuya vera crece el Árbol de la Vida cuyos frutos son el gozo de ángeles y humanos. Allí seremos felices junto al Trono de Dios situado en el centro de la Jerusalén Celeste. Esa Jerusalén edificada sobre doce fundamentos construidos con gemas, y cuyas puertas están hechas de perlas. Allí nuestro Padre enjugará toda lágrima, allí el Cordero consolará todo desconsuelo.

Aprovechad el tiempo que os quede de vida sobre la tierra. No importa cuánto viváis, pues el último día, una hora antes de morir, toda vuestra vida os parecerá como un solo día. Tú que lees estas líneas, todavía estás en

 

el tiempo de prueba. Lo que yo daría por regresar a la fase de la prueba. No hay precio por grande que fuese, que no estuviese dispuesto a pagar por poder demostrar mi fe en Dios. Te envidio. Sinceramente, te envidio. Tú todavía puedes ganar mérito para toda la eternidad. Tú todavía puedes incrementar el grado de felicidad que gozarás para siempre. No sabes lo que tienes. No sabes lo que vale el tiempo. Te envidio. Adios, adios.

22/12/2012 23:18

 

HISTORIA DEL MUNDO ANGÉLICO 51

 

 

Pero así como nosotros tuvimos nuestra prueba, así también la tuvieron ellos. También ellos, además de tener una vida natural, convenía que desarrollaran una vida espiritual. Eso implica virtudes, fe, esfuerzo. Y así, tras siete meses en el Paraíso, el Padre les guió al centro del Jardín. Allí les mostró el Árbol de la Vida. Largamente les habló de ese árbol.

El Árbol de la Vida ofrecía unos frutos que comidos con amor y devoción hacia Dios, constituían como un sacramental. Cinco días estuvo ofreciéndoles explicaciones acerca del Árbol y sus frutos. Después, el sexto día, les llevó a otra parte. También cerca del centro del Jardín, pero a dos kilómetros de distancia del primer árbol.

Ése es el Árbol de Conocimiento del Bien y del Mal, les dijo Dios desde lejos. Sí, fueron dos árboles reales, no meros símbolos. Por supuesto que sí lo deseaís, podéis pensar que fueron meros símbolos. Pero en un mundo natural, un mundo de animales, plantas, montes y ríos, esos dos árboles fueran más que una metáfora. Dios les puso una prueba, y la prueba para esos seres sin malicia era que evitaran un determinado árbol. En un mundo en el que no había dinero, ni lujuria, ni la ambición de poder, ni objetos que excitaran la codicia, era lógico que la prueba fuera algo sencillo: no comer de un árbol.

Un árbol que era malo, porque sobre él pendía una prohibición. No sólo no debian comer bajo ningún concepto sus frutos malignos, sino que para evitar tentaciones no debían ni tocarlo. Es preferible, les advirtió seriamente, que ni siquiera os acerquéis a él.

-¿No podemos sentarnos ante él, y mirarlo meditando?, preguntó Adán. Podría ser un tema de reflexión.

-Ese árbol es el Mal, alejaos, fueron las lacónicas palabras de su Padre.

Eva tardó casi cuarenta días en caer. Lo que sucedió después es de todos sabido. Lo que nos dejó consternados fue descubrir, lo supimos después, que el Diablo estaba suelto por el mundo. Todos nos arremolinamos a preguntar a Dios.

-Tranquilos, nos dijo. Vosotros tuvistéis vuestra prueba, ellos deben tener la suya.

Y después desplegó ante nosotros la historia humana, aunque os parezca un sinsentido, también el demonio tenía su parte en vuestra santificación. También los ángeles caídos eran, sin quererlo, instrumentos de santificación. La tentación formaba parte del modo en el que os santificaríais. Dios nos explicó que si

 

hubiera apartado a los demonios del mundo material, hubiera habido menos pecados en la historia de la humanidad. Pero que permitiendo su acción, los actos de virtud serían más intensos, incluso heroicos.

Habrá más pecados, sí, pero la mayoría de los pecados serán de debilidad, y fácilmente se arrepentirán los humanos. Mientras que la tentación, les llevará a realizar actos excelsos de virtud.

Confiad en mí. Sé que será así. Ésas fueron sus últimas palabras. Tuvimos plena confianza en lo que Él nos dijo, aunque nuestras pobres inteligencias por sí mismas no quedaran del todo tranquilas. Pero por Dios, sí que quedamos sosegados. Él sabía infalíblemente lo que era mejor.

sección 31

El resto de la historia humana ya la conocéis. Dios nos otorgó el privilegio de poder colaborar en vuestra santificación. Os damos inspiraciones, os protegemos, alejamos a los demonios. Pero si les escucháis, si acogéis sus palabras, se quedan a vuestro lado, por más que nosotros usemos santas palabras para atormentarles. Ellos resisten el tormento con tal de haceros daño.

Los demonios se distribuyen por la Tierra, por reinos, regiones y ciudades. Hacen sus planes, tienen sus estrategias. También nosotros nos distribuimos. Os ayudamos mucho más de lo que suponéis.

Durante vuestra Historia hemos visto todo el bien que habéis hecho, hemos sido testigos de lo más noble de vosotros. También hemos estado allí, avergonzándonos de vuestras acciones, de vuestras masacres, de vuestras opresiones. Hemos visto mal individual y mal colectivo. Entre ángeles y demonios ha habido verdaderas batallas para defenderos, para impedir su acción tentadora sobre naciones y ciudades.

No sabéis cuánto os odian Satanás y sus secuaces. Ellos ven en vosotros la imagen de Dios. Y anhelan destruir la obra de Dios, ya que no pueden acabar con Dios mismo. Si pudieran, os destrozarían con sus mismas manos. Pero sólo os pueden tentar, en la medida en que Dios lo permite. Más allá de esos límites que vuestras oraciones logran de la misericordia de Dios, Él nos envía y nosotros les cortamos el paso.

También algunos de vosotros luchan contra los demonios armas espirituales. Los místicos, los santos, los monjes, los eremitas, los ascetas, luchan con las armas de la oración, del ayuno, de las obras de mortificación, a veces con plegarias directamente dirigidas a detener la acción del Maligno sobre el mundo.

No, no os voy a narrar vuestra historia. La conocéis bien. Tampoco hace falta que os explique cómo cuando Jesucristo apareció en el mundo, el odio y el horror de los demonios fue máximo. Había llegado el momento, lo sabían. Se ensañaron. También ellos así se convirtieron en instrumentos en orden a la Redención. Sin quererlo, también ellos formaban parte de los planes de Dios. Por más que hicieron para evitarlo, tuvieron a Jesús y María. Y nada pudieron hacer, sino someterse a los designios. Su más grande victoria, fue su más grande derrota.

La Virgen María pisó la cabeza de la Serpiente Antigua. El poder de la humildad y la obediencia. Su asunción al Cielo fue algo impresionante. ¿Os podéis imaginar cómo fue la entrada de Santa María, la Madre de Dios, en las moradas celestes? No, no podéis hacerlo. Todos salimos a su encuentro. Se le recibió, como se recibe a una reina. Nosotros fuimos testigos del encuentro entre la Madre y su Hijo.

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21/12/2012 22:47

 

HISTORIA DEL MUNDO ANGÉLICO 50

 

 

Un año después, Dios creó a Eva. No lo hizo inmediatamente tras la creación de Adán, para que éste valorara más el don que suponía la presencia de ella. Pues Dios no estaba siempre al lado de Adán. Al amanecer y al atardecer se le aparecía a Adán. Aparecía andando con sus pies desnudos sobre la hierba de los prados de su jardín. Adán se alegraba tanto de verle. Pero, tras un rato juntos, el Padre se despedía y se marchaba andando.

Adán conoció el sabor de la soledad. Eso le hizo amar más a Dios, pero también le hizo apreciar más a Eva cuando le fue otorgada su compañía. Qué bella era Eva, salida de las manos del Creador. Ambos tenían los ojos azules como el cielo, eran rubios y la piel era bastante blanca. Su raza no era como la de los nórdicos, sino como la de algunos europeos del Mediterráneo. Sé que pensáis que ése es un estereotipo iconográfico. Pero no, vuestros primeros padres eran como ángeles con cuerpo, trasmitían una impresión espiritual, un aire de candidez, no conocían el mal.

Los ángeles estábamos a su alrededor. Comentábamos entre nosotros, pero no les hablábamos. Si todos les hubiéramos intentado hablar, hubieran escuchado un griterío de inspiraciones. Sólo sus dos ángeles custodios podían hablarles.

Ahora, vosotros, humanos, podéis soñar cómo debió ser la vida en el Paraíso. ¿Cómo sería vivir bajo las estrellas con una temperatura primaveral? Vivir comiendo de los frutos del campo. Andar descalzo sobre la hierba, sentir la tierra húmeda bajo la planta de los pies sin que esa tierra lastimara tus pies. Beber de los arroyos directamente. Una vida natural en medio de la naturaleza. Una vida perfecta en un lugar perfecto. Un vergel donde todo había sido dispuesto por Dios.

¿Cómo debían ser los pensamientos de aquellos todavía no contaminados por otros hombres? Ya os digo que eran pensamientos candorosos, casi infantiles. Todo les producía sorpresa. Nada había dañino sobre la tierra. Los animales eran buenos. Los frutos de las plantas no eran venenosos. ¿Cuánto tiempo estuvieron juntos Adán y Eva sin pecar? Cinco meses, dos semanas y cuatro días. Medio año de felicidad.

Si llovía, las gotas de agua templada caían sobre ellos. Era una existencia bajo el sol, todo el día bajo un cielo azul recorrido por nubes. Después, con el pasar de las generaciones, vendríais vosotros, los hombres que vivís en apartamentos que son cuevas, seres humanos que vivís lejos del sol, lejos de la naturaleza. Hombres que desconocéis la naturaleza y el cosmos. Seres humanos con malicia. Sois hijos de ellos, y que poco os parecéis a vuestros primeros padres antes de la caída. Hay mucho pecado acumulado en vuestra historia. Son muchas generaciones de pecados tras pecados.

Ellos vivían admirándose de lo que les rodeaba, explorando nuevas partes de aquellos prados que parecían un jardín. Cuando subían una colina y miraban qué había detrás, eran los primeros en la Historia en ver esa parte

 

del mundo. Cada zona que recorrían, eran los primeros humanos en hollarla. Todo era nuevo. La naturaleza les parecía tan bella.

Nosotros, invisibles, los veíamos desde lo alto. A veces, les acompañábamos. Participábamos de sus juegos y descubrimientos, siempre en silencio. Éramos como adultos que acompañan a sus niños. Los humanos eran como si fuesen nuestros, de nuestra familia, eran como ángeles encarnados. Ciertamente que nuestra psicología, nuestro entendimiento, nuestra Historia, había sido diferente. Ciertamente que la sustancia de un ángel era distinta a la de un humano. Pero ellos eran nuestros niños. Y eso que Adán apareció, desde su creación, con una edad de veinticinco años. Y Eva con tres años menos.

21/12/2012 00:27

 

HISTORIA DEL MUNDO ANGÉLICO 49

 

Después vino el momento tan esperado, el momento anunciado tanto tiempo antes: la creación del hombre. ¿Cómo lo haría?, nos preguntábamos. Dios tomó un ser viviente que ya existía, un homínido, y lo transformó, dándole una apariencia diversa de la que tenía, le otorgó una apariencia humana. Podía haberlo creado el cuerpo de ese hombre directamente de la nada, pero a Dios le gusta superponer. Le gusta que su creación avance, no ir a base de saltos en la nada. A Él, que puede intervenir milagrosamente siempre que quiere, le complace actuar a través de sus propias leyes. Es curioso, Dios se complace en no alterar el decurso de sus propias leyes. Hacerlo así demuestra más inteligencia. Y también en la creación del hombre quiso superponer. No hace falta decir que Dios puede intervenir directamente, por encima de sus leyes, y lo hace, pero raramente.

El Hacedor otorgó a ese mamífero bípedo y peludo, una apariencia humana. Lo irguió. Transformó su rostro que dejó de tener un aspecto animal. Esa transformación corporal era conveniente, pues de lo contrario no se hubiera distinguido de los animales. Y no se pone un vino nuevo en un odre viejo. El vino nuevo era el alma, para la cual modeló un odre adecuado a la dignidad de tan gran joya.

El primer hombre, por tanto, tuvo un aspecto humano desde el primer momento. Muchos de vosotros lo dibujáis como una cosa intermedia entre el mono y el gorila, pero no fue ése el aspecto que tuyo. Su apariencia era plenamente humana, enteramente parecido a vosotros. Sólo que bellísimo pues había salido directamente de las manos de Dios. En vosotros fealdades, y taras acumuladas por generaciones. Pero Adán era perfecto.

Dios modeló ese cuerpo y le infundió el alma. Ese primer hombre abrió los ojos y se encontró en el mundo. A ese primer hombre, solo en el mundo, no le dejó Dios sin ver el rostro de su Padre. Así que a él, como lo había hecho con nosotros, se le manifestó. A Adán, Dios se le manifestó como soléis representar a Dios 53

 

Padre, como un anciano venerable, con una barba. Era algo más alto que Adán y paseaba con él por el Paraíso. Fijaos que bondad la de Dios, no deja solo a nadie. El Creador tiene muy en cuenta vuestra necesidad de cariño. Vuestra necesidad humana de sentir a alguien cercano, de un modo visual. Y así, como Padre e hijo paseaban por ese mundo perfecto. Y Dios le enseñaba las cosas, lo mismo que un progenitor enseña a su unigénito.

Los coros de los ángeles estábamos estupefactos ante tanta generosidad. Todo un Dios paseando al lado de su criatura. También nosotros podíamos hablar con Él, pero desde los tiempos de nuestra prueba, lo habíamos siempre visto bajo la manifestación de su majestad. Adán lo tenía al lado como a un padre. Y Dios le señalaba con su propia mano un pequeño insecto que se encaramaba en una hoja, o una lombriz que salía de un montón de tierra húmeda. Le explicaba las cosas con una paciencia insuperable.

20/12/2012 00:29
1. `lm.
2. Ésta es la Escritura, exenta de dudas, como dirección para los temerosos de Alá,
3. que creen en lo oculto, hacen la azalá y dan limosna de lo que les hemos proveído.
4. creen en lo que se te ha revelado a ti y antes de ti, y están convencidos de la otra vida.
5. Ésos son los dirigidos por su Señor y ésos los que prosperarán.
6. Da lo mismo que adviertas o no a los infieles: no creen.
7. Alá ha sellado sus corazones y oídos; una venda cubre sus ojos y tendrán un castigo terrible.
8. Hay entre los hombres quienes dicen: "Creemos en Alá y en el último Día", pero no creen.
9. Tratan de engañar a Alá y a los que creen; pero, sin darse cuenta, sólo se engañan a sí mismos.
10. Sus corazones están enfermos y Alá les ha agravado su enfermedad. Tendrán un castigo doloroso por haber mentido.
11. Cuando se les dice: "No corrompáis en la tierra!", dicen: "Pero si somos reformadores!"
12. No son ellos, en realidad, los corruptores? Pero no se dan cuenta.
13. Cuando se les dice: "Creed como creen los demás!", dicen: "Es que vamos a creer como creen los tontos?" Son ellos los tontos, pero no lo saben.
14. Cuando encuentran a quienes creen, dicen: "Creemos!" Pero, cuando están a solas con sus demonios, dicen: "Estamos con vosotros, era sólo una broma".
15. Alá les devolverá la broma y les dejará que persistan en su rebeldía, errando ciegos.
16. Ésos son los que han trocado la Dirección por el extravío. Por eso, su negocio no ha resultado lucrativo y no han sido bien dirigidos.
17. Son como uno que alumbra un fuego. En cuanto éste ilumina lo que le rodea, Alá se les lleva la luz y les deja en tinieblas: no ven.
18. Son sordos, mudos, ciegos, no se convierten.
19. O como si viniera del cielo una nube borrascosa, cargada de tinieblas, truenos y relámpagos. Se ponen los dedos en los oídos contra el rayo, por temor a la muerte. Pero Alá cerca a los infieles.
20. El relámpago les arrebata casi la vista. Cuando les ilumina, caminan a su luz; pero, cuando les oscurece, se detienen. Si Alá hubiera querido, les habría quitado el oído y la vista. Alá es omnipotente.
21. Hombres! Servid a vuestro Señor, Que os ha creado, a vosotros y a quienes os precedieron. Quizás, así, tengáis temor de Él.
22. Os ha hecho de la tierra lecho y del cielo edificio. Ha hecho bajar agua del cielo, mediante la cual ha sacado frutos para sustentaros. No atribuyáis iguales a Alá a sabiendas.
23. Si dudáis de lo que hemos revelado a Nuestro siervo, traed una sura semejante y, si es verdad lo que decís, llamad a vuestros testigos en lugar de llamar a Alá.
24. Pero, si no lo hacéis -y nunca podréis hacerlo-, guardaos del fuego cuyo combustible lo constituyen hombres y piedras, y que ha sido preparado para los infieles.
25. Anuncia la buena nueva a quienes creen y obran bien: tendrán jardines por cuyos bajos fluyen arroyos. Siempre que se les dé como sustento algún fruto de ellos, dirán: "Esto es igual que lo que se nos ha dado antes". Pero se les dará algo sólo parecido. Tendrán esposas purificadas y estarán allí eternamente.
19/12/2012 23:53

 

HISTORIA DEL MUNDO ANGÉLICO 48

 

Pasaron millones de años en los que nos solazábamos en recorrer esa gran obra de arte. Dios nos había explicado muchas facetas de esa creación suya. Pero nos dejó la mayoría de las cosas sin explicar, para que tuviéramos el placer de descubrirlas por nosotros mismos. Era como recorrer un enigma, un acertijo, un problema que un padre propone a sus hijos. De este modo, nosotros nos solazábamos en descubrir más y más leyes físicas, los procesos astronómicos, y tantas y tantas cosas contenidas en aquella creación tan extensa.

Dios había sido muy generoso creando. Podía haber hecho algo bello, pero más modesto en dimensiones. Pero no, su liberalidad era desbordante. Ese universo era, si se me permite la expresión, un verdadero derroche. Era como si no hubiera reparado en gastos, si se me permite otra expresión inadecuada. Era una creación con una arquitectura de leyes admirable.

Y en un punto concreto de su creación, su voluntad hizo aparecer un lugar que sería la joya de su universo material. En esa joya colocó mares, montañas, nubes, un cielo azul, un devenir de amaneceres y crepúsculos. Era como un poema escrito directamente por la Mano del Creador.

Y allí decidió hacer aparecer la vida. Pero no vida angélica, sino vida material. ¡Iba a dotar de vida a la materia! Increíble. ¿Era eso posible? ¿La materia podía vivir? A vosotros la vida os parece algo fácil. Pero hasta la más pequeña forma de vida es un verdadero milagro divino. Recordad que hasta un simple virus, es una máquina que se construye a sí misma, y que hace otras máquinas que son copias de ella. Su miniaturización os hacer parecer el proceso como algo pequeño y sin importancia. Pero no es así. Si vierais un automóvil fabricarse a sí mismo, y fabricar otros automóviles, os quedaríais estupefactos.

Nosotros que sí que sabíamos, gracias a nuestra inteligencia, lo impresionantemente compleja que era la más pequeña forma de vida, nos quedamos admirados. Sin esa decisión del Creador de que apareciera la primera

 

semilla de vida, el planeta Tierra hubiera podido seguir sin vida durante una sucesión infinita de millones de años. Pero, por el contrario, Dios dijo “hágase”, y la vida pululó por ese planeta entre todos. El desarrollo y evolución de la vida fue un espectáculo que nos dejó extasiados.

Pasaron millones de años, pero, creedme, se nos hicieron tan cortos. Siempre estábamos mirando a ver cómo avanzaban esas plantitas, esos animalitos. Plantitas y animalitos que dieron lugar con el tiempo a selvas de miles de kilómetros de longitud, y a gigantescas formas zoológicas. La vida se extendió, se diversificó, se expandió como una explosión cada vez más variada, cada vez más apasionante. Os podría explicar la etapa en la que aparecieron las primeras flores, cuando comenzaron a aparecer los primeros pájaros. Los ángeles entusiasmados contemplamos los primeros vuelos, qué cosa tan sensacional.

El planeta Tierra estaba lleno de ángeles, nos encantaba estar allí. Y aunque todo era una sucesión continua, todo lo que veis ahora en vuestro mundo, comenzó a suceder en alguna etapa. Y así vimos a los primeros delfines que saltaron del agua, como los dinosaurios se hacían más y más grandes, sin que pareciera que hubiera límite a este proceso de gigantismo, o cómo algunas aves retornaban al líquido elemento, convirtiéndose en pingüinos al cabo de una larga evolución.

El mundo en su estado virgen, qué espectáculo. Los paisajes de la Tierra tal como se mencionan en el primer capítulo del Génesis, recién salidos de la Mano de Dios, que cosa tan bella. Nuestro Padre, a veces, nos explicaba el sentido de cada planta, de cada insecto. Cada ser viviente había recibido su propio nombre.

19/12/2012 01:38
  1. Predeterminado Belleza Mora

    Esa mirada complice me cautivó, pero por si acaso el rostro se ocultó.








    Pepe-ito.
  2. 04/02/09, 02:05:55#2
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    guille4496 está desconectadoIdoneus homo
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    Predeterminado

    pues si vaya preciosidad de ojos, me encantan, un a muy buna toma

    saludos
    y donde huir cuando no quedan islas para naufragar....
    40D y varias cosillas mas 

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  3. 04/02/09, 03:42:31#3
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    gdrcom está desconectadoMaster
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    Predeterminado

    La modelo parece guapa, pero salta a la vista que no es mora.
19/12/2012 01:09

 

HISTORIA DEL MUNDO ANGÉLICO 47

 

 

Fue fascinante observar la lenta danza de esas partículas hasta formar los primeros pedazos de materia, los primeros cuerpos. Y así, paulatinamente, hasta aparecer los primeros astros. Dios nos explicaba todas las leyes con las que había dispuesto su creación. Se fue poniendo en marcha una danza astronómica, en la que la materia se iba agrupando. Iban apareciendo remolinos de materia. Paso mucho tiempo, pero todos estábamos avisados de que viniéramos para ver refulgir la primera estrella. Era la primera estrella que brillaba en esos vacíos de la materia. 51

 

Los ángeles más sabios nos explicaron hasta el último detalle de los procesos atómicos de fisión, que se producían en el núcleo de ese primer astro brillante como una gema. El plan divino nos sorprendía: qué inteligencia. Además, no podíamos evitarlo, en todo ese universo material veíamos una genial explicación que Dios había hecho de sí mismo. Para vosotros ese libro que es el cosmos, resulta ininteligible en muchas de sus partes. Para nosotros, no había parte o aspecto que no nos hablara de Él. El universo era un gran libro, una gran explicación de quién era Dios, era como una gran parábola.

El Señor podía haber creado el universo de una sola vez, tal cual lo conocéis vosotros con todos sus elementos ya formados. Pero la Sabiduría optó por un plan que demostrara mejor su inteligencia. No sólo crearía el cosmos, sino que crearía una un cosmos que evolucionase. No sólo crearía una obra de arte, sino una obra de arte dinámica. Hacer eso requería un plan mucho más complejo. Pero nada hay difícil para Él, y así dispuso que su creación sería un universo en evolución. Su obra de diseño se desplegaría a través de las leyes que Él mismo había dispuesto.

Ése era el estilo de Dios, obrar de un modo natural, obrar paulatinamente, casi sin que se notara su Mano Sapientísima, tratar de hacer todo a través de las causas segundas. Formidable, un plan formidable. Qué diferencia entre vosotros humanos que siempre queréis aparecer, intervenir, ser reconocidos, y la clase y dignidad de la Sabiduría Infinita, humilde y discreto hasta en la misma obra de sus manos.

Y por otra parte, qué diferencia también con vosotros que deseáis tener poder para cambiar todo de golpe. Por el contrario, Dios era evolucionista. Vosotros cuando tenéis autoridad, todo lo queréis hacer vosotros mismos sin delegar nada, sin confiar en nadie. Dios, por el contrario, amaba usar las causas segundas. Así fue en el mundo angélico, y así fue en el mundo material, y así sería en el mundo humano cuando apareciera. Ése era el estilo de Dios, el estilo inconfundible de su obrar.

17/12/2012 22:37
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