Pincelada: estas segura de que fueron a clase?...yo  creo que volvieron al hotel....!

En la pared de una habitacion de hotel de Burnie, Tasmania, un póster: las calles de París, 1950; un hombre y una mujer jóvenes en el acto de besarse, el momento captado en blanco y negro por el fotógrafo Robert Doisneau. El beso parece ser espontáneo. Una oleada de sentimiento se ha apoderado de los jóvenes en pleno movimiento: el brazo derecho de la mujer no devuelve (todavía no) el abrazo del hombre, sino que pende libre, con una curvatura en el codo que es exactamente el reverso del abultamiento de su seno.
Su beso no es sólo de pasión: con ese beso se anuncia el mismo amor. Uno puede reconstruir más o menos la historia de la pareja. Son estudiantes. Han pasado la noche juntos, su primera noche, se han despertado abrazados. Ahora tienen que ir a clase. En la acera, en medio de la muchedumbre matinal, de repente el corazón del chico se siente inundado de ternura. También el de ella, ella está dispuesta a entregarse a él un millar de veces. Así que se besan.


J.M.C.

UN BESO

Un beso, si una frase de dos palabras
que escritas no ocupan gran espacio,
pero que puede devorar el inaplacable
sentimiento de amar, de desear, de necesitar.

Un beso esa acción que solo se reserva
para los momentos de soledad,
donde las estrellas celosas son las únicas testigos,
de tanto querer de tanto amar.

Tu beso, ese que en silencio, con ojos ceñidos
y labios húmedos me das sin apuro
pero sin descanso, ese que de rozarnos tanto
pinta de carmesí mis labios, con el loco frenesí
de tu amor y la calma de tus manos.

Ese beso que nos damos, cuando nos vemos,
cuando nos amamos,
que marca el principio
y el final de encontrarnos.

Un beso, solo ese puede devolverme,
la fé de que hay amor aún para mi,
tu amor, tus caricias tu pasión
y un beso de tu corazón.

...tímidos.