Andrés Iniesta, igual que Don Quijote, nació en un lugar de la Mancha, y como el personaje de la novela de Miguel de Cervantes, se ha hecho un hueco en la historia de España con su gol contra Holanda en la final del Mundial de Sudáfrica-2010 contra Holanda.
Como el caballero de la triste figura, el centrocampista del Barcelona tenía que luchar contra molinos de viento, contra fantasmas gigantes que impedían a España ganar un Mundial.
Pero el 11 de julio de 2010, en el Soccer City de Johannesburgo, en el minuto 116 de la final contra Holanda marcó el tanto del triunfo. Ese gol y su buen Mundial solidificaron su importancia en la selección española, que se ha visto reforzada aún más siendo designado mejor jugador de la Eurocopa-2012.
En el caso de Iniesta no se puede decir en un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiere acordarse. El joven Andrés se acordaba mucho de su pequeño pueblo, Fuentealbilla, en la provincia de Albacete, en la residencia de jugadores del Barcelona, La Masía, cuando fue fichado por el club azulgrana.
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