TODOS estamos en ese viaje imposible al infierno con el corazón en un puño y el alma abrazando el drama. Todos somos esa madre desgarrada con su bebé de tres meses antes de desaparecer en el agua en su SOS: 'Cuidad de mis hijos'. Todos somos esa llamada de teléfono de un padre a ese hijo con el agua por la cintura que espera le vuelva a coger para decirle que está bien o aparezca lleno de fango como quien hizo una travesura en una tarde de lluvia y barro. Todo somos ese grito de 'Está vivo' y esa respiración a trozos que anuncia la vida de vuelta cuando aparece a quien se daba por perdido para siempre. Todos somos la zona 0 en la que no se habla y se llora, y el kilómetro 1 en el que se juntan los mejores para echarse el brazo por encima para salir adelante cuando el drama pone todo del revés. Todos estamos en el mismo pabellón que espera noticias de la vuelta de los desaparecidos y en ese otro donde se lloran los que ya no van a volver. TODOS somos esa búsqueda a contrarreloj sin perder la esperanza de esos dramas vendidos a la incertidumbre de no se sabe qué con todas las de perder menos la fe que mueve la esperanza de que no sea así. TODOS somos una radio encendida, sin pilas y sin voz, oyendo noticias en la desesperación, y una televisión rodando imágenes en blanco y negro que nadie quiere ver, y la portada de un periódico doblado que golpea la tragedia en la que vamos TODOS.

E.L.

TELÉFONO DESPARECIDOS:

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