El último romántico frente al tablero
De visita en nuestro país, Alexei Shirov, emblema del viejo estilo intuitivo, admite igualmente la influencia de las computadoras. Por Carlos A. Ilardo / Para LA NACION
12 de Marzo de 2011 - 23:56
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Shirov, durante las simultáneas - Archivo
Por Carlos A. Ilardo
Para LA NACION
QUINES, San Luis.- Con el avance de la informática en el mundo del ajedrez, el frío y preciso cálculo matemático atentó contra la belleza del juego; las máquinas castigaron las inexactitudes del razonamiento humano encontrando la mejor réplica. Así, la nueva generación de grandes maestros, acorde con los tiempos del 2.0, aprendió a jugar de memoria, sin magia; para ellos, dos más dos siempre será igual a cuatro.
Sin embargo, otras mentes, como la del gran maestro español Alexei Shirov, que de visita en nuestro país, invitado por la Universidad de La Punta de San Luis (ULP), brindó charlas y exhibiciones simultáneas en la capital de esa provincia y en las ciudades de Villa Mercedes y Quines, enseñó a los jóvenes sanluiseños, integrantes del plan de ajedrez escolar inicial (AEI), que su particular estilo intuitivo, imaginativo y creador es producto de la lógica y no de la sistematización. Es que Shirov, el último romántico del milenario juego, se diferencia de las máquinas; él sabe cómo producir preguntas frente al tablero; ellas, en cambio, sólo pueden dar respuestas.
En el salón de usos múltiples de la ULP, ante casi un centenar de niños, Shirov proyectó sobre una pantalla la posición de una partida jugada en 1983. Y relató: "Aquí tenía 10 años y participaba en un torneo por equipos; en esta posición sacrifiqué mi torre a cambio de mover mi caballo, a la casilla b5. Es una jugada profunda, pero determinante para ganar la partida. Mi rival jugó mal y la victoria fue más rápida. Sin embargo, los especialistas criticaron mi plan; no lo entendieron. Incluso hoy, 28 años después, el mejor programa de ajedrez necesita más de un minuto para descubrir la jugada. ¡Por fin el tiempo me dio la razón! (risas)".
Tras la conferencia, el ex subcampeón mundial, N° 38 del ranking mundial, nacido en Riga en 1972 y ciudadano español desde 1996, que estudió en la escuela de Botvinnik y Kasparov, habló con La Nacion. "Aprendí el ajedrez a los 6 años, y varios factores me marcaron al comienzo. Hacía dos años que ya sabía leer, así que entre los 6 y los 8 me devoré casi 100 libros y otras tantas revistas de ajedrez que había en mi casa. Todavía no entiendo cómo hice para leer tanto en tan corto tiempo. Sin duda, eso fue importante en mi formación, como también que de mi país, Letonia, surgiera el campeón mundial Miguel Tahl. Él tenía un particular estilo de ataque y sacrificio, y estudié casi todas sus partidas".
-Usted es de los que aprendieron a jugar sin ayuda de las máquinas...
-Bueno, sí. En esos tiempos, en 1979, no había programas. Mi primer ordenador fue un Pentium 3.86 pero ya tenía más de 20 años.
-¿Usted cree que las máquinas son necesarias para los maestros?
-Por supuesto; son indispensables y de vital ayuda para los ajedrecistas. Sus bases de datos son valiosas y quien se dedique al ajedrez debe contar con los mejores programas. A mí me habrían ayudado mucho.
-¿Y en el ajedrez el hombre todavía las supera?
-Ya no. Ni siquiera el campeón mundial, el indio Anand, podría derrotar en un match al mejor programa del mercado.
-Entonces, ¿usted tampoco puede vencerlas?
-A veces, sólo cuando encuentro nuevas ideas en viejas partidas y su base de datos aún no está actualizada. Si no, es imposible.
Shirov, junto con el ucraniano Ivanchuk y el ruso Morozevich son, acaso, los últimos exponentes del ajedrez romántico. Sus estilos despiertan admiración entre colegas y aficionados. Juegan a ganar; no se conforman con insípidos empates.
-Hoy, los jóvenes no tienen referentes, como Tahl o Kasparov, que a usted lo cautivaron. ¿Con las máquinas el ajedrez se hará previsible?
-No lo sé; yo mismo busco en las máquinas la mejor jugada. No me interesan las buenas jugadas: quiero la mejor. Yo no puedo retener más 30 jugadas y hacerlo todo de memoria. Lo importante es saber qué jugadas lógicas dicta la posición.
Casado en cuatro ocasiones y padre de cuatro hijos -entre ellos, Natalia, nacida en nuestro país, fruto de su primer matrimonio con una argentina-, Shirov siente que este año será determinante para su futuro. Sus jóvenes rivales, a los que casi dobla en edad, castigan la audacia de su juego. "En junio jugaré una exhibición con Anand en León, y en agosto participaré en la Copa del Mundo. Será el último intento para llegar al título mundial. Creo que tengo algunas cosas para enseñar". Alexei Shirov, el último romántico del tablero, no se rinde. Entiende las preguntas. No les teme a las respuestas.