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Poemas

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30/01/2024 21:38

Poema II

¿Con qué podré retenerte?

Te ofrezco la amargura de un hombre que ha contemplado mucho tiempo la luna solitaria.

Te ofrezco callejones retorcidos, apremiantes atardeceres, la luna de los suburbios desarrapados.

Te ofrezco mis antepasados, mis fallecidos, los fantasmas que los vivientes han honrado en mármol: el padre de mi padre, muerto en batalla en la frontera de Buenos aires, con dos balas a través de sus pulmones, barbudo y muerto, envuelto por sus hombres en un cuero de vaca; el abuelo de mi madre —apenas de venticuatro años— comandando un ataque de trescientos soldados en Perú, hoy espectros cabalgando caballos desvanecidos.

Te ofrezco la intuición que puedan encerrar mis libros, la hombría o el humor de mi vida.

Te ofrezco la lealtad de un hombre que nunca ha sido leal.

Te ofrezco ese meollo de mí mismo que no sé cómo he resguardado –el corazón medular que no trata con palabras, que no trafica en sueños y que no toca el tiempo, la dicha o las adversidades.

Te ofrezco el recuerdo de una rosa amarilla vista al atardecer, antes de que tú nacieras.

Te ofrezco explicaciones de ti misma, auténticas y sorprendentes noticias de ti misma, teorías acerca de ti misma;

Puedo darte mi soledad, mi umbría, el hambre de mi corazón; trato de sobornarte con la incertidumbre, con el riesgo, con la derrota.

De Two English Poems, 1934 Jorge Luis Borges

06/12/2023 21:28
29/08/2023 00:31
Una de C. Vallejo

Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace, insuflando su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...

A medio abrir, sus ojos, estudiaron, desde antaño
su fórmula famélica de masa...

Considerando también que el hombre es un genuino animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la sien..

Examinando, en fin, sus trastos, su lavabo,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Considerando sus documentos generales
y mirando con gafas aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...

le hago una seña, viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...

11/08/2023 01:24

Baruch Spinoza


Bruma de oro, el Occidente alumbra
la ventana. El asiduo manuscrito
aguarda, ya cargado de infinito.
Alguien construye a Dios en la penumbra.

Un hombre engendra a Dios. Es un judío
de tristes ojos y de piel cetrina;
lo lleva el tiempo como lleva el río
una hoja en el agua que declina.

No importa. El hechicero insiste y labra
a Dios con geometría delicada;
desde su enfermedad, desde su nada,

sigue erigiendo a Dios con la palabra.
El más pródigo amor le fue otorgado,
el amor que no espera ser amado.

Borges

23/06/2023 23:29
Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.
Blas Otero
17/05/2023 12:41
Aún sigues sanando las heridas que te ha hecho la vida,
todos alguna vez soñamos con un mundo ideal.
Hace mucho tiempo dejaste de ser esa niña que acostumbraba a subir a la terraza,y desde allí contemplar el cielo y construir un sueño.
La vida pasó y las cosas fueron cambiando.
Ya no miras al espejo y sonríes por como te queda el maquillaje,
ahora te miras en el,y descubres que en tu contorno aparecieron nuevas líneas,
arrugas que trajo el tiempo,
pero así eres más preciosa...
Porque cuando dejaste las muñecas,acunaste un niño con alma y corazón,
porque el maquillaje ya no es prioridad y lo natural te queda perfecto.
Pero yo quiero pedirte un favor esta noche...
Sigue sonriendo y cada vez que te mires en el espejo,haste el honor de enamorarte de ti.
Porque yo no estoy en tu piel pero la deseo,
yo no estoy en tu corazón,pero anhelo latir dentro de el,
yo no puedo mirar con tus ojos,pero estoy enamorado de ellos.
Así que sigue soñando porque en cada estrella tu luz está, titila e hipnotiza.
Ayer,hoy y siempre serás la dulce niña que soñaba con amar y yo a la distancia solo seré el narrador de tus sueños.
Quisiera estar en ellos,
pero mí papel es describir lo radiante que es tu sonrisa,y si detecto un rasgo de tristeza reconstruir esa injusticia y cambiar la historia del libro,
Un hermoso libro en el cual lo escribo con pasión,fuera de tu alcance,pero muy profundo en mí.
Sigue soñando frágil niña,
que mientras crece tu felicidad, más crecen mis deseos de alguna vez poder entrar en lo que sueñas,y darle un final feliz a esta historia que formamos juntos.
Tú desde el papel de musa
y yo como el narrador que solo necesita que tú cumplas tu sueño de ser verdaderamente feliz...
(Martiniano García)
Obra de Extremely Gifted
10/04/2022 02:20

Solté Tu Mano


Déjame escribirte un cuento
con paisajes de palabras
con bosques de sentimientos
tapizados de nostalgias,
con sus nubes en el cielo
vestidas de pentagramas
derramando fina lluvia
en lágrimas de baladas.


Ya no eres mi pequeña
no te entiendo cuando hablas,
ni comparto ya tu vida
ni siquiera tus miradas,
emprendiste un vuelo sola
sin volver la vista atrás,
arrinconando recuerdos
que todavía perviven
guardados en un armario
patinados con tu olvido.


Hoy te suelto de mi mano
para que sigas tu sola
remando contra corriente,
y sabes que dejas en mi
tu ancla unida a mi vientre.

( Autor: Briganta )
09/04/2022 20:25
Los justos

Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto (quizá el tercero de la Divina Comedia)
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
21/03/2022 19:49

Tabaquería

No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.

Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones del mundo que nadie sabe cuál es
(Y si supieran cuál es, ¿qué sabrían?)
Das al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
A una calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real; imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
Con el misterio de las cosas por debajo de las piedras y de los seres,
Con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos en los hombres.
Con el destino conduciendo la carroza de todo por el camino de nada.

Estoy ahora vencido, como si supiera la verdad.
Estoy ahora lúcido, como si estuviera para morirme,
Y no tuviera más hermandad con las cosas
Sino una despedida, como si se volviera esta casa y este lado de la calle.
La hilera de vagones de un tren, y una partida pitada
Desde adentro de mi cabeza,
Y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos en la ida.

Estoy ahora perplejo como quien pensó y halló y olvidó.
Estoy ahora dividido entre la lealtad que debo
A la tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.

Fallé en todo.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuera nada.
El aprendizaje que me dieron
Lo tiré por la puerta trasera de mi casa.
Fui hasta el campo con grandes propósitos.
Pero allá encontré sólo hierbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Salgo de la ventana, me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?

¿Qué sé yo de lo que seré, yo que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pero pienso ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber tantos!
¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se conciben en sueños genios como yo,
Y la historia no marcará, ¿quién sabe?, ninguno,
Ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay locos con tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cierto o menos cierto?

No, ni en mí…
¿En cuántas buhardillas y no-buhardillas del mundo
No están en esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas-
Sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,
Y quién sabe si realizables,
Nunca verán la luz del sol real ni hallarán oídos de gente?
El mundo es para quien nace para conquistarlo
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.

He soñado más que lo que Napoleón hizo.
He apretado al pecho hipotético más humanidades que Cristo,
Tengo hechas filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
Aunque no viva en ella;
Seré siempre el que no nació para eso;
Seré siempre sólo el que tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó que le abrieran la puerta al pie de una pared sin puerta,
Y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
Y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Derramé la naturaleza sobre mi cabeza ardiente
Su sol, su lluvia, el viento que halla el cabello,
Y el resto que venga si viniera, o tuviera que venir, o no venga.
Esclavos cardiacos de las estrellas,
Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
Pero despertamos y él es opaco,
Nos levantamos y él es ajeno,
Salimos de la casa y él es la tierra entera
Más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.

(Come chocolates, pequeña;
¡Come chocolates!
Mira que no hay más metafísica en el mundo sino chocolates.
Mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, pequeña sucia, come!
¡Pudiera comer chocolates con la misma verdad con que comes!
Pero yo pienso, y al jalar del papel de plata, que es de hojas de estaño,
Tiro todo por el suelo, como he tirado la vida.)

Pero al menos queda de la amargura de lo que nunca seré
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico Partido para lo Imposible.
Pero al menos consagro en mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos en el gesto largo con que tiro
La ropa sucia que soy, sin rol, para el decurso de las cosas,
Y quedo en casa sin camisa.

(Tú, que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
O Diosa Griega, concebida como estatua que fuera viva,
O Patricia Romana, imposiblemente noble y nefasta,
O Princesa de trovadores, gentilísima y colorida,
O Marquesa de siglo dieciocho, escotada y lejana,
O cocotte célebre del tiempo de nuestros padres,
O no sé qué moderno- no concibo bien qué-,
Todo eso, sea lo que fuera, que seas, si puede inspirar ¡Qué inspire!
Mi corazón es un balde vacío.
Como los que invocan espíritus invocan espíritus me invoco
A mí mismo y no encuentro nada.
Llego a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los carros que pasan,
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me pesa como una condena al destierro,
Y todo esto es extranjero como todo.)

Viví, estudié, amé y hasta creí,
Y hoy no hay mendigo que no envidie sólo por no ser yo.
Miro a cada uno los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca viviste, ni estudiaste, ni amaste, ni creíste,
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer nada de eso);
Tal vez hayas existido apenas, como una lagartija a quien le cortan la cola
Y sigue siendo cola más allá de la lagartija, agitadamente.

Hice de mí lo que no supe,
Y lo que podía hacer de mí no lo hice,
El traje que vestí estaba equivocado.
Me conocieron luego por quien no era y no lo desmentí y me perdí.
Cuando quise arrancar la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la arranqué me ví al espejo,
Ya había envejecido,
Estaba borracho, ya no sabía vestir el traje que no me había quitado.
Dejé la máscara y dormí en el vestíbulo
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.

Esencia musical de mis versos inútiles,
Quién me diera encontrarte como cosa que yo hiciera,
Y no quedara siempre enfrente la tabaquería de enfrente,
Pisoteando la conciencia de estar existiendo,
Como un tapete en el que un borracho tropieza
O una alfombra que los gitanos robaron y no valía nada.

Pero el dueño de la tabaquería llegó a la puerta y se quedó allí.
Lo miró con la incomodidad de la cabeza mal volteada
Y con la incomodidad del alma mal entendiendo.
Él morirá y yo moriré.
Él dejará el letrero, yo dejaré versos.
En algún momento morirá el letrero y los versos también,
Después morirá la calle donde estuvo el letrero
Y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto se dio.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como gente
Continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo de cosas como letreros,

Siempre una cosa enfrente de otra,
Siempre una cosa tan inútil como la otra,
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño del misterio de la superficie,
Siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni otra.

Pero un hombre entró en la tabaquería (¿para comprar tabaco?)
Y la realidad pausible cayó de repente encima de mí.
Me incorporo enérgico, convencido, humano,
Y voy a intentar escribir estos versos en que digo lo contrario.

Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como una ruta propia,
Y gozo, en un momento sensitivo y competente,
La liberación de todas las especulaciones
Y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de estar enfadado.

Después me echo para atrás en la silla
y continuo fumando.
En cuanto el destino me lo conceda continuaré fumando.

(Si me casara con la hija de mi lavandera
tal vez fuera feliz).
Visto esto, me levanto de la silla. Voy a la ventana.

El hombre salió de la tabaquería (¿metiendo el cambio en el bolsillo del pantalón?).
Ah, lo conozco; es el Esteves sin metafísica.
(El dueño de la tabaquería llegó a la puerta.)
Como por un instinto divino el Esteves se volteó y me vio.
Me dijo adiós con un gesto, le grité ¡Adiós oh Esteves! y el universo
Se me reconstruyó sin ideal ni esperanza, y el dueño de la tabaquería sonrió.

Álvaro de Campos

08/01/2022 13:53

Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,

si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.

Francisco Luis Bernárdez

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